Capítulo 34

3.6K 371 26
                                    

Vi su rostro después de años sin saber nada de él, sin noticias, ni siquiera una llamada luego de que pagara las cuentas con el hospital. Papá no se atrevió a denunciarlo, era lo único que Massimo llegó a acordar al pagar las cuotas.

Massimo parece igual de sorprendido que yo, y por las personas que están detrás de él sigue siendo un narcotraficante buscado. Las cosas no cambian, pero yo sí cambié. Fui abusada por el padre de un hombre al que le gusto, o eso creo.

— ¿Pasa algo, hermosa?— las palabras de Nelson hacen eco por toda mi cabeza.

— No— con una sonrisa disimulo mirándolo-. Cuando quieras comenzar, podemos charlar con él.

— Massimo— estrecha su mano la cual el hombre sin dejar de mirarme acepta.

— Hijo— su voz causa estragos en mí mente. Los recuerdos llegan como un intenso balde de agua fría que me da escalofríos.

— Te presento a una... ¿amiga?— me señala.

— Amiga— asiento con la cabeza y estrecho mi mano. Siempre respetuosa, no pienso permitir que mi pasado llegue en mi mejor momento para arruinarlo.

— Massimo, el padre de Nelson.

Pude deducirlo fácilmente, antes no me daba cuenta, pero la mirada de Nelson es igual de fría y seria que la de Massimo.

— Un gusto en conocerlo, señor...

— Katalán, Massimo Katalán.

— Señor Katalán— sonríe. Ha saboreado cada letra que ha salido de mi boca, sus gestos lo dicen todo.

— Lany, siéntate junto a mí— Nelson se dirige a los asientos, uno doble y el otro solo.

Cuando se sienta a paso lento me acerco, sentándome junto a él quedando frente a su padre. El hombre me observa, nos observa con intensidad intentando descifrar algo. No esperaba verme aquí, y yo mucho menos a él, porque los recuerdos me inundan a veces, pero hoy ha sido uno de los peores días, porque los he vuelto a revivir.

He vuelto a revivir esas sensaciones de desesperación por verlo a los ojos, esperando su movimiento, esperando sus toques desagradables que aún en las noches sigo sintiendo. Sigo sintiendo su perfume caro cuando lloro de impotencia por todo lo que tuve que pasar en mí adolescencia.

— Y bueno, pueden conversar de lo que quieran.

Nelson, no ayudas una mierda.

Mis manos tiemblan y él parece darse cuenta por su sonrisa, cínico como siempre. Sus orbes no tardan en encontrar las mías, y él parece estarlo disfrutando como ver una película de comedia con amigos, pero yo como si estuviera viendo una de terror en una noche de tormenta, y sola.

— ¿Cómo va tu vida? ¿Qué hiciste en tu infancia? ¿En la adolescencia?— típicas preguntas de un hombre que quiere verme mal.

— La verdad que no fueron muy buenas, pero supe llevarlas. Una vez casi ni la cuento- rio un poco, pero a Massimo parece no haberle gustado mi confesión-. De niña la pasé muy bien, y de adolescente mucho mejor.

— Me alegro.

— No seas tan serio, no ahora hombre- musita Nelson.

— Soy así de toda la vida, no voy a cambiar ahora.

— ¿Seguro?

Temblaste Massimo, tú cuerpo lo dice. No te gusta que te reten, y menos estar en aprietos. Si una vez jodiste a la Lany vulnerable de dieciséis años, el karma de Lany Beddell con unos años más de experiencia no dejará que la pases por encima otra vez.

— Eh, voy a buscar un café— Nelson se levanta confundido saliendo de la oficina.

— Ahora sí, Massimo, nos volvimos a encontrar— él sonríe.

— Mi amor, yo siempre supe dónde estabas— alzo una ceja.

— Tanto que casi te caes de culo al verme aquí, con tu hijo, a poco tiempo de convertirme en algo más que amigos— rio unos segundos, cayándome en instantes—. Me tienes miedo, porque sabes que soy capaz de contarle todo y alejarlo de una persona que no le conviene.

— Nunca podrás hacerme nada, soy su padre. ¿A quién va a creerle más? ¿A su padre, o a una simple mujer que ha conocido hace un tiempito?— chasquea su lengua—. Yo me lo pensaría dos veces.

— Yo también me hubiera pensado dos veces antes de abusar a una menor sabiendo que tengo un hijo. Supongo que no lo querías, no te importaba— sus facciones se endurecen, lo estoy haciendo enfadar.

— Te violé porque tu propio padre te ofreció, yo sólo pagué por tu virginidad que no recuerdo muy bien si estaba intacta, he. Me parece que un hombrecito ya había tocado lo que tu padre prometió virgen, yo no fui el primero.

El estruendo de cerámica contra el suelo hace que ambos voltearamos hacia la puerta encontrando a Nelson estupefacto. Estaba en la entrada mirando a su padre como si el mismo odio fuera una nada.

Fue en cuestión de segundos cuando lo vi abalanzarse contra Massimo, y el hombre no se atajaba, sabía que se lo merecía. No pude negarlo, saqué el arma de mi bolso y apunté al tipo que siempre quise matar. Eso no fue todo, porque en menos de dos segundos tenía a los otros hermanos apuntándome a mí con rifles.

— ¿Qué hacen? ¡Mierda!— grita Nelson cuando un disparo de oye.

Todos se callan cuando me observan. Mí brazo arde demasiado, quema todo mi cuerpo en cuestión de segundos. Miro la sensación líquida que hay bajando por este, y ese color rojizo se encuentra en contacto con mi mano. De mi dedo cae una gota al piso, y al ver que no he llegado a cumplir mi objetivo termino disparándole a Massimo en la pierna.

No le va a causar nada, solo un poco más de tiempo en recuperarse y seguramente tendrá que andar con bastón por el resto de su miserable vida.

— Hijos de puta— musito soltando el arma al suelo y quitando mi camisa para atármela en el lugar donde entró la bala disparada.

Salgo de allí prácticamente corriendo, con un sujetador que no cubre una mierda pero no puedo soportar ver un segundo más a Massimo. Disfruto escucharlo sufrir, quejarse, oír sus gritos de dolor. Imagino como sangra su pierna.

Siento lástima por Nelson, mucha, y no miento. Duele enterarse de que su padre fue y es una mierda, y que le disparen también es horrible.

— ¿Está bien? ¿Necesita un médico?

— Necesito que traigan mi bolso, y el arma. La salida triunfal salió bien, pero ya me duele como la mierda.

...

Uy uy uy, demonios. ¿Qué está pasando aquí?

¡Nos estamos descontrolando!

Lany y sus diez demonios ✓ [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora