Lany y sus diez demonios ✓ [EDITANDO]

Capítulo 10- Reescrito.

— Pues que Lany, Lence y Jack son mejores amigos. Por lo que también tengo derecho a ser parte de la amistad— le explica a Matthew que acaba de aparecer.

— Oh. Buenos días, Lany. ¿Eso es verdad?— él se acerca y deposita un beso en mi mejilla.

— Creo que sí— digo una sonrisa que los otros siguen.

— Bueno. Jack, acompáñame que papá quiere hablar con ambos— anuncia a lo cual el último hace una mueca.

— Vine con Lany, me voy con ella. No voy a dejar que se vaya sola y menos caminando— responde frío.

— ¿No se supone que andan en sus coches?— Lence, Jack y yo compartimos una mirada cómplice.

— ¿Qué pasa?— pregunta Guzmán entrando a la sala—. ¿No creen que son muchos aquí?

— Yo salgo— anuncio y todos me miran. Me acerco a Daniel y le doy un abrazo depositando un beso en su mejilla—. Recupérate pronto que necesito una buena vista para los detalles de los diseños— le guiño un ojo y sonríe.

— Falta menos.

— Casi nada— lo aliento.

— Vamos que te acompaño— dice Jack agarrando su chaqueta—. ¿Vas Lence?— asiente y se despiden de los demás al igual que yo.

La única diferencia es que ellos solo se dan un apretón de manos.

— No demores— avisa a Jack.

— Me encararé de ir lo más lento posible— ironiza.

— Me las suda, si padre te mata cuando vayas, es tú culpa. Luego no digas que no te avisé.

— Oye Jack, ve. No hagas esperar a tu padre que debe buscarte para algo importante— le digo saludando.

— Pero vinimos juntos y nos vamos jun...

— Separados. Otro día vas a casa, incluso pueden ir todos, yo no tengo problema. Eso sí, cuando Daniel salga.

Todos parecen estar de acuerdo, por lo que las cosas se facilitan.

— Vamos que te acompaño a casa. Si Klaren tiene que irse ahora tal vez él nos lleva, vive bastante cerca de tú departamento.

— Me parece bien. Y veo que harás cualquier cosa por no ir caminando— él suelta una carcajada apoyando lo que acabo de decir.

— Oye. ¿Puedo quedarme un rato en tú casa? Digo, para tomar algo y charlar— le permito dedicándole una sonrisa. La verdad es que no va casi nadie a casa desde los últimos días, antes por lo menos se pasaban amigos de Millel.

Ellos lo único que me decían era "Tráeme una cerveza y bien fría. Un destapador y los bocadillos que hay en la mesa. Rápido que el partido ya empezó".

Ahora que me pongo a pensar, si me hubiese quedado toda la vida con él terminaría vuelta loca. Quisiera haber visto lo malo de todo eso antes, pero con que me haya dado cuenta es suficiente. Las groserías que permitía de sus mejores amigos y las brulas cuando hablaban de mujeres, tratándolas como objetos de sexo.

Cuando llegamos con los demás, saludo a los que no he visto. Tenemos una charla animada y minutos más tarde nos encontramos caminando hacia mi casa. Klaren no ha venido en auto y lo invité a ir con nosotros. Él me sonríe y insiste por décima vez en llevar el bolso, pero no lo dejo.

— Oh, vamos. Es sólo un bolso— vuelve a repetir.

— Y por eso puedo llevarlo yo— le alcaro.

— Pero quiero hacerlo— niego.