Capítulo 38

4K 332 17
                                    

Los veo observarme con tristeza, y lo único que puedo hacer es llorar, llorar de nuevo por todo. De a poco los diez se acercan rompiendo la distancia que teníamos. Ninguno se opone y nos hundimos en un profundo abrazo los once que realmente necesitaba.

Fragancias de todo tipo llegan a mis fosas nasales y me siento cómoda, estoy cómoda y raramente protegida junto a ellos.

- Yo... quiero saber qué va a pasar con Massimo de aquí en adelante- susurro separándome.

- Él no va a volver a molestarte, eso te lo juramos los diez, Lany- responde Uriel rodeándome con sus brazos por la cintura.

- Tiene razón- apoya Nelson.

- Yo quiero estar cuando hagan algo, po favor.

- ¿Segura?- Matthew me mira dudoso.

- No tengo diez años como para asustarme por ver sangre. Soy una mujer, que sí, aunque me de asco lo que me hicieron y supongo que no siempre la solución es a las malas, quiero venganza. Que la sangre de Massimo corra por todos lados, que nos manche la perfecta ropa que llevamos todos- me doy vuelta observando a Nelson-. Sé que es tu padre, pero no voy a permitir que siga haciendo cosas que no debe y menos con menores de edad.

Él me sonríe. Extiende sus brazos apenas hacia adelante y Uriel me suelta dándome a entender que le abrace. Eso es lo que hago cuando me enrollo en sus fuertes brazos sintiendo su espectacular fragancia a un perfume carísimo que ve a saber tú de dónde sale.

- Puede que sea mí padre, hermosa, pero no pienso permitir que más mujeres y niñas sufran por su culpa. De verdad lo siento por todo lo que te hizo, y espero que algún día puedas perdonarme por el mal comportamiento de mi padre.

- No tengo que pedirte disculpas a ti, porque no lo sabías- todos se quedan callados mirándose entre sí-. Porque no lo sabías, ¿No?

- Yo sólo sabía que él vendía droga y se buscaba a prostitutas para coger a cualquier hora. Nunca pasaría por mi mente que fueras tú una de sus víctimas- asiento.

- Lo primero lo sabía, pero como mi padre le ayudaba a tapar todo nunca pude hacer nada por ellas- suspiro y camino hacia un taburete. Estoy dispuesta a contar todo-. A veces veía como niñas de diez años lloraban antes de entrar a la habitación que alquilaba Massimo en uno de los caros hoteles de los Estados Unidos.

》Escuchaba a cada una de esas jóvenes suplicar porque él no abusara de ellas. Tenían a padres y madres igual de mierda que Massimo, aún peores que él. Porque no sólo era Massimo quien las violaba, sino que dentro de sus hogares habían más actos involuntarios. Cada vez que salían a donde yo iba a entrar seguidamente, me miraban y con la última voluntad que tenían me advertían de que no lo hiciera, pero ya era tarde, mi padre me empujaba dentro sin importar nada.

Terminé de contarles las noches de terror que pasaba, y la última que fue cuando acabé en el hospital. No podía dejar de lloras al recordar esas escenas que supuse había superado, pero no era tan fácil de hacerlo.

- Joder, qué puta mierda todo esto- musita Jack dando un golpe al mármol donde estaba apoyado.

- Lany- Nelson atrapa mi atención-. Juro que siento mucho lo que ese tipo te hizo, y sea mí padre o no, no pienso defenderlo de nada. Quisiera poder disculparme con todas esas chicas que pasaron por eso en tales momentos de sus vidas.

- Yo sé dónde puedes ir para disculparte- sentencio mirándolo con los ojos cristalizados-. Las obras de caridad que hago cada fin de semana es a los hogares donde ahora se encuentran las menores de edad, que aún recuerdan mi nombre. Fui muy reconocida por ser la chica que casi muere en una violación por el mafioso más conocido de ese tiempo y lo sigue siendo- río irónicamente.

Lany y sus diez demonios ✓ [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora