Capítulo 24

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Maratón 1/10

Nelson.

Me desesperaba el verla acostada en una camilla de hospital. Sí, al parecer fue mucho tiempo el que pasamos hasta que pudimos encontrarla tirada en el suelo. Sus ojos cerrados me enervan, pero es común supongo. No quiero que nada malo pase y menos sabiendo que fue por nuestra culpa, no me lo perdonaría.

Puede que tenga bastante mayoría de edad, pero que se joda el mundo con eso. Una persona es una persona, y por más que conozca a Lany poco después de mi viaje es importante para mí. Digamos que Jack me ha contado muchas cosas de ella, tanto su fanatismo por los calcetines de Disney como su odio a la carrot cake.

En eso sí la considero rara. ¿A quién no le gusta la carrot cake? A Lany nada más.

— Nelson, ¿qué haces aquí solo?— llega Daniel y se posa a mi lado.

— Lo que ustedes deberían de estar haciendo— gruño.

— El médico nos prohibió estar aquí, hermano, ¿no lo entiendes o qué? Ya peleamos bastante con ellos. Jack está harto de seguir esperando y que nada nos digan.

— Me importa una mierda, ¿es que no lo entiendes? Me voy a quedar aquí tenga que pasar por encima de las autoridades o por el mismo Rey del mundo. No es tan difícil de entender, hermanito— dejo que mi lado sarcástico salga a la luz mientras oigo como mí teléfono suena sobre la mesa junto a ella.

— Tú padre.

— Que espere— me limito a decir pero parece que eso a Daniel le resbala.

— Buenos días, Daniel al teléfono de Nelson, ¿qué pasa?— ruedo los ojos y me siento en la silla junto a la camilla.

— Deja ese maldito aparatejo, Daniel— bufo mientras veo como sigue escuchando lo que padre dice.

— Ajá, aquí está, ¿te paso con él?— niego repetidas veces advirtiéndole—. Obvio que quiere hablar contigo, aquí está pidiendo que te pase el teléfono.

— No saco el arma por respeto a Lany— susurro entre dientes y agarro el aparato—. ¿Sí?

Hijo, ¿qué tal?— suspiro con pesar al oír su voz—. ¿No querías atenderme?

No Massimo, obvio que no quiero.

— Cómo vas a pensar eso de tu hijo al cual no llamas hace más de dos años— bufo mientras me levanto sin ganas del asiento en el cual estaba bastante cómodo—. Obvio que no quería hablar contigo. Solo me llamas si me necesitas.

¿Qué tal están los muchachos?

— Mis hermanos bastante bien, al igual que mis padres, ¿por qué? ¿los vas a matar o qué?— ironizo mientras me escabullo por una habitación alejada.

Nelson, sabes bien que eres el único que no perteneces a los FischMey, ¿puedes entenderlo de una vez?— suspiro pasándome las manos por la cara.

— Porque tú lo digas no significa que no lo sea. Entiéndelo de una vez por todas, Massimo.

Te prohíbo que me hables así.

Lany y sus diez demonios ✓ [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora