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Capítulo XXII

De todas las señales que su padre le pudo haber mandado, ¿en serio le había mandado esta?.
El pánico y la culpa lo estaban carcomiendo, solo podía sostener el delgado cuerpo de su amado entre sus brazos, mientras lloraba casi inconsolable.
No tenía cabeza para enojarse con los que hicieron esto, pero una cosa tenía clara, se las iban a pagar y muy caro.
Los minutos que tuvo que esperar a Gwen fueron eternos, solo para traer a su padre con un rostro mortificado.

-Robin, tu prometiste que cuidarías de mi hijo, no sabía que tu palabra era tan frágil-. Habló el hombre agachandose para cargar el cuerpo de su hijo.

-No le hagas caso Rob, está borracho, déjalo papá es mejor que lo cargue Robin hasta la casa-. La chica se trenzas sostuvo el brazo de su padre mientras se dirigían a su hogar.

-¿si mejor lo llevo con mi mamá?, ella puede curar sus heridas muy bien, gracias a ella nunca voy al hospital-. El padre lo dudó un poco pero Gwen asintió de inmediato-. Entonces ¿está bien si me lo llevo ahora?, pueden ir a verlo mañana en la mañana.

-No me gustaría dejarlo, pero siento que es lo mejor, vamos Gwen-. Susurró el ébrio hombre de camisa azul.

-Cuida de Finney, Robin, confío en ti-. Dijo Gwen antes de ayudar a su padre a retomar el camino.

Quería llegar lo más rápido posible a su casa, temía por el estado en el que se encontraba el castaño

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Quería llegar lo más rápido posible a su casa, temía por el estado en el que se encontraba el castaño.
En sus adentros solo deseaba ver esos hermosos ojos miel una vez más, el rostro de su principito estaba lleno de sangre, sus labios estaban partidos y sus ojos moreteados. Aún así su rostro lucía tranquilo, cómo le gustaba Finney.
Pero es mejor callar.

-¡MAMÁ, ABRE LA PUERTA!-.gritó el moreno apoyado en la acera de su casa.

Las luces de la casa se prendieron y supuso que su madre no tardaba en bajar a abrirle.

-Oye mocoso, te dije que vuelvas temprano, ¡Por la virgencita! ¡¿Qué le pasó a Finney?!-. La morena estaba axaltada y no dudó en ayudar a su hijo a pasar.

-Al parecer lo golpearon, ¿puedes curarlo mamá?-. La mujer asintió.

-Que barbaridad, ¿no pudiste defenderlo?

-No estaba ahí, no sabes cuánto me arrepiento-. Suspiró.

-Hablemos de eso en un rato,  trae el botiquin hijo.

Después de haber traído el botiquin solo rezaba para que sus heridas pudiesen ser curadas con éxito, la madre de Robin había llevado un curso de enfermería y además de eso conocía varios remedios caseros de su pueblo, lo cual ayudaba mucho.
Llamó un par de veces a Vance y a Gwen durante la noche, para informar acerca de la situación del castaño, que por suerte era buena.
Igualmente el arrepentimiento lo estaba matando, de solo voltear a ver a Finney y verlo de esa forma sentía ganas de llorar, se sentía fatal al haberlo dejado a su suerte incluso rompiendo la promesa que le hizo.

Black Phone - Perseguido por el pasado (🍂)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora