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Capítulo VIII

La casa de Robin siempre fue acogedora a los ojos de Finney, le encantaba estar ahí.
Recuerda claramente la primera vez que visitó ese hogar, tal vez se la pasaron haciendo deberes pero para Finn fue muy linda la madre de su amigo ya que les llevó algunos bocadillos mientras estudiaban.
De cierta forma le recordaba a su madre, dulce y acogedora, se preocupaba por él e incluso le daba algunos consejos.

Su hermana lo había acompañado a la casa de su amigo un par de veces, la señora llegó a pensar que la hermana de Finn era novia de su hijo, le incomodaba un poco cuando la pelinegra molestaba a su hijo con Gwen, no sabía si era por su hermana o por su amigo.

Fuera de eso le parecía muy interesante aquella mujer, era muy tranquila pero cuando Robin se portaba rebelde ahí estaba ella poniendo mano dura, le causaba algo de gracia como un chico como Rob se portaba tan súmiso con solo una mirada fulminante de su madre. Como le gustaría que su mamá aún este con él.
Esa tarde visitó como una de tantas veces la casa de los Arellano, en total silencio como siempre pues solo vivían dos personas.

-Má, ¡ya llegamos!-.gritó el pelinegro dejando la mochila caer de sus hombros y subiendo directamente a su cuarto, Finney no lo siguió pues sabía que no tardaría en suceder lo que siempre pasaba cuando visitaba aquella casa.

- ¡Robin Arellano!, ¿A dónde con tanta prisa?, me dejas la mochila en su lugar y te lavas las manos para comer, mocoso-. Y ahí estaba el clásico regaño de la pelinegra, con su típica posición de manos en la cintura y ceño fruncido.

-Pero mamá-.Bufó Robin direccionando sus ojos hacia donde se encontraba su amigo, como si le dijese a su madre que no le avergonzara frente a Finney.

-Buenas tardes señora Arellano, ¿cómo a estado?-.saludó educadamente acercandose a la mayor para posteriormente abrazarla con cariño-.Me ire a lavar las manos ahora mismo.

-Claro Finney, que educado es tu amiguito, deberías aprender de él-. Volvió a reprenderle, Robin solo colgó su mochila y cabizbajo se dirigió a lavarse las manos junto a su amigo.

El almuerzo fue algo que disfrutaron mucho, los guisos de la madre del pelinegro eran muy ricos, no importaba si salían a las 4 de la escuela, una de las comidas de la señora Arellano te mejoraba el día en menos de lo que canta un gallo.

-Finney, ¿Robin tiene novia verdad?-. Preguntó la señora curiosa avergonzando un poco a su primogenito-. A estado saliendo los últimos dos días por la tarde.

-No que yo sepa, Robin me cuenta todo así que creo que no tiene novia aún-. Respondió tranquilo, el moreno solo desvió la mirada algo nervioso pero sonriente al fin.

Robin estaba deseando que dejaran ese tema de lado pues se sentía algo mal con estar ocultandole cosas a su mejor amigo. La tarde continuó con tranquilidad entre un Robin confundido con la tarea de Mátematicas y un Finney tratando de explicarle. Finney estaba tan tranquilo que por un momento olvidó que tenía que regresar a su casa.

-Finney, tu hermana esta afuera, te esta buscando-.Avisó la mujer mientras se sentaba nuevamente en el sofá volviendo a ver su telenovela.

-Cierto, tenía que salir con Gwen, gracias señora Arellano!-.Contestó apresurado mientras recojia sus cuadernos y los metía en su maleta-. Me tengo que ir Rob, hablamos mañana en la escuela, cuidate.

Black Phone - Perseguido por el pasado (🍂)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora