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Capítulo V

Era Viernes por la noche, los adolescentes salían con su grupo de amigos dispuestos a divertirse y olvidar el estres obtenído durante el transcurso de la semana, pero siempre existe una minoría que prefiere quedarse en casa o simplemente disfrutar de su propia tranquilidad a su modo.
Finney era parte de esa minoría, desde hace un tiempo se había acostumbrado a quedarse solo en casa los Viernes, ya que su hermana solía quedarse en casa de una amiga a dormir, de hecho no le incomodaba para nada pues le gustaba disfrutar del silencio de la noche, algunas veces era acompañado por Robin, especificamente cuando este se quedaba a dormir. La madre de Robin mantenía una buena relación con su hijo, por tanto le tenía mucha confianza así que no era un problema que el morocho pasara tardes o incluso noches enteras con el castaño.

Por algo eran mejores amigos, se tenían un cariño especial, un cariño que solo ellos comprendían. Ambos habían compartido momentos únicos, desde problemas que eran ocasionados por Arellano o inluso las decepciones amorosas de Blake.
Es por eso que el castaño se había adaptado perfectamente a Rob, como dos piezas de un puzzle muy bien hecho. Incluso se había acostumbrado a que lo llamara por los apodos como "Principito" o "Finn", después de todo el tambien le había puesto apodos a su amigo.

Su descanso fue perturbado por pensamientos distintos que giraban entorno a Robin, tal vez sea juzgado por preocuparse demasiado por su amigo, no era en vano pero los demás no lo comprenderían. Habían sido llamados un par de veces "Maricas", veces en las que el mayor no dudo en estampar sus puños en los rostros estupidos de aquellos chicos, es por ello que en la escuela no solían comportarse como comunmente lo hacían, estando libres se demostraban mucho afecto, desde abrazos hasta caricias sutiles en el cabello, ellos no lo tomaban como algo raro sino como una especie de comportamiento que les hacía saber que estaban bien o almenos que no tenían problemas.

La única vez que el morocho no dejó que su amigo lo abrazara fue porque ocultaba un pequeño secreto en sus brazos, fue aquella vez en la que uso una polera, A Finney no le resultó extraño puesto que hacía mucho frío. Pero, ¿negarse a un abrazo?, algo no andaba bien y fue como gracias a su determinada observación dío con los cortes que Robin se estaba haciendo en los brazos.
Habían pasado ya un par de meses desde que eso ocurrió y el ver que su amigo uso una camisa de mangas largas se cuestionó un poco el estado en el que estaba, pero se cuestionaba más ya que al abrazarlo esta vez no sintió nada raro, incluso inspeccionó esos morenos brazos muy cuidadosamente.

Impecable, no había ningún corte.

Solo aquellas marcas de un trauma pasado, pero nada nuevo.

Y eso le intrigaba aún más.

Algo preocupado decidió continuar con su noche de películas, disfrutando de unos clásicos de terror, sabía que se arrepentiría luego pero ya no importaba. Tranquilo comenzo a degustar  su bol de palomitas dulces desparramandose en el sillón de la acogedora sala de su hogar.

De un momento a otro la luz se fue, dejando a Finney con un rostro algo molesto pues esa pequeña obra del destino hizo que se quedara sin su noche extraordinaria de películas, encendió una vela y subió a su habitación tratando de ser cuidadoso con los escalones para que no ocurriera un accidente. Llegó a su habitación y puso en un lugar seguro la vela, cuando vió por la ventana se dió cuenta que todo el vecindario se había quedado sin luz lo que lo alivió un poco ya que eso significaba que no tardaría en regresar, pues suponía que algunos vecinos estarían llamando para que solucionaran el pequeño problemita.
Se acostó sin más en su cómoda cama,cerrando lo ojos un instante, había olvidado cerrar la ventana pues sentía el viento directamente soplar contra su blanquecino rostro, estaba seguro de que la vela ya se había apagado lo que le hizo fruncir un poco el ceño, el sueño le ganó. Tal vez se quedó dormido un par de minutos,  no pudo continuar con su gratificante sueño al oír un par de sonidos algo extraños a su parecer.

-Mierda, dejé la ventana abierta, que bueno que me dí cuenta-.habló en un susurro llendo perezoso hacia la ventana para cerrarla de un movimiento brusco.

Apenas volteó su cuerpo pegó un fuerte grito pues se había topado con alguien frente a él y no dudo en soltar un golpe con su fuerte brazo hacia lo que sea que había invadido su casa.

- Ow Finney, mierda, me has golpeado muy fuerte-.dijó adolorido-. Ya entiendo el porque Bruce dice que tu brazo impresiona.

-¡Lo siento Rob!, pero, ¡¿cómo se te ocurre colarte a una casa ajena siendo apenas las-, ¿Qué hora es?-.

-Las 12 principito, solo entré porque la ventana estaba abierta, ¿Y si te pasaba algo?-. Se excusó divertido haciendo gestos raros lo que hizó que el menor solo bufara y sobara la mejilla de su amigo.

Ahora teniendo la certeza de que Robin estaba bien no se sentía del todo preocupado, la sonrisa  del morocho era un arma de doble filo pues podía significarse que todo iba de maravilla o que todo estaba apunto de irse por la borda.
Así que no tenía porque confiarze demasiado de las expresiones corporales del ojinegro.

El resto de la noche se dedicaron a conversar e incluso comer lo que Robin trajo de su casa, una comida típica del país de su madre que aseguraba le iba a encantar.

El ojinegro trato repetidas veces de que Finn lo dejara ir a su casa, recibiendo siempre una respuesta negativa ya que afuera estaba helando y era demasiado tarde como para salir, podría pasarle algo nuevamente a su amigo y no quería que eso ocurriera.
Al final Robin dejó de insistir y se acomodó como pudo en la pequeña pero cálida cama del menor.

¿A quién quieres engañar Rob?

Finney notaba el comportamiento extraño de su amigo, sus movimientos repetidos y nerviosos además de una incomodidad notable, parecía que era una bomba apunto de estallar y lo que sea que que contenga no era nada bueno.

Los 3 chicos sabían de el problema de el morocho, de los ataques que escasamente tenía, lo peor no era eso sino lo que estos lo llevaban a hacer.

Black Phone - Perseguido por el pasado (🍂)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora