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Capítulo VI

La brisa calmada, las personas haciendo sus tareas diarias sin ningun altercado de por medio, todo tranquilo y sereno por el pueblo de Denver. Era lo que más destacaba cuando hablaban de tal lugar, bueno almenos lo solían decir más cuando no secuestraban niños, aún se rumoreaban cosas por las afueras de Denver pero a nadie le interesaba del todo pues estaban felices de que la pesadilla halla terminado.

Los Sábados nada interesante solía ocurrir, aquel grupo de 4 salía por la noche al autocinema a ver cualquier película que esten pasando en estreno, siempre era un dílema decidir el que hacer porque de un tiempo para acá los chicos se habían aburrido de las pelis simplonas así que siempre contaban con alternativas para divertirse como pasear por el parque o incluso ir a comer cualquier cosa que vendan por ahí. Vance siempre acababa por convencer al grupo de ir a la maquinitas a jugar, todo aquel que apreciara su vida no se atrevía a desconcentrar al rubio en plena acción pues es algo complicado explicar que pasaría después.

Robin disfrutaba mucho de molestar a Hopper cuando jugaba pues sabía que no le haría nada, reía a carcajadas cuando el rubio se frustraba a tal grado de gritar cosas sin sentido. Bruce muy en el fondo disfrutaba de cada grito que Vance soltaba pues sentía que de alguna forma se cobraba de las pesadas bromas que su amigo solía hacerle, por otro lado Finn siempre terminaba regañando al morocho por su comportamiento infantil haciendo que Rob le pída disculpas a Hopper.
Y esa noche no era la diferencia.

-Ja! Perdiste rubiales, ya decía yo que eras malo para esto-. Se carcajeó.

-Callate!, perdí por tu culpa, estúpido Arellano-.murmuró con odio.

-Hey Van, tranquilo, solo es un juego.

-Robin pídele disculpas a Vance, por tu culpa perdió el juego que llevaba tiempo intentando pasar-. Le regañó el castaño, haciendo que el rubio pusiera cara de burla.

-P-pero Finney, ¡él comienza siempre a molestarme !

-Hoy no fue así, anda Rob solo es una disculpa.

El moreno se acomodó el cinturón y se dirigió hacia el ojiazul con una expresión malhumorada mientras el otro le esperaba con esa típica cara burlesca y ojos saltones que anunciaban su victoria.
Después de haberle pedido disculpas y de que Vance se haya burlado unas 100 veces de él, los 4 chicos fueron a comer algo, al llegar al cómodo lugar se dispusieron a ordenar sin contar que un grupo de jóvenes se les estaba acercando.

-Hola Arellano!

-Que onda Hopper!

Fueron los primeros en saludar aquel grupito, eran los chicos que practicaban futból americano, ambos chicos nisiquiera mantenían un vínculo cercano a los intengrantes del equipo por lo que se les hízo raro que de la nada se les acercaran.

-Aquí estan Lucie y Ginna, ellas quieren hablarles!-. Dijo sin más Donovan,el capitán del equipo.

-ah,¿ y se puede saber quien carajos son?-.preguntó agobiado el rubio.

-Pues no lo sé Vance así que ¡hay que conocerlas!.

Yamada y Blake solo miraban la escena con algo de risa, aunque en el fondo estaban aburridos pues era evidente que sus amigos terminarían ligando esa noche lo cual no les incomodaba pero, ¿qué iban a hacer ahora ellos dos solos?.
No pasó mucho para que su duda fuera resuelta, una respuesta clara y sin rodeos, dos hermosas chicas les habían hablado, era curioso pues ambas eran mellizas.

Los chicos lucían nerviosos pues no tenían tanta hablilidad con las chicas como las que aparentaban Vance o Robin, ellos se veían como unos expertos en eso de los ligues. Mientras más pensaban, aquellas chicas parecían acercarse más.

Las habían visto en la escuela pero no tan de cerca.

Se notaban las diferencias estando a esa cercanía.

Stephanie y Alexandra Jhons eran las mellizas mas lindas de la escuela, no es como si hubieran otras de todas formas, una era más alta que la otra, su cabello era negro como la noche y sus ojos eran marrones, una parecía estar bañada en pecas mientras la otra conservaba su piel pulcra y tostada. Yamada ya estaba sonrojado y Finney estaba apunto de desmayarse.

Aquella noche todos consiguieron chicas, era algo común como adolescentes que esas cosas empezaran a llamar su atención, tal vez Finney ya sabía a quien invitaría al baile.

Vance estaba agotado, se aburrió de la chica al día siguiente, le parecía muy intensa, y para ser sincero no era su tipo así que prefirió ignorar sus propuestas o invitaciones a salir

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Vance estaba agotado, se aburrió de la chica al día siguiente, le parecía muy intensa, y para ser sincero no era su tipo así que prefirió ignorar sus propuestas o invitaciones a salir.
El quería estar solo o bueno almenos en compañia de su amigo Bruce pero este si se había embobado con Stephanie, le molestaba y no sabía porque.

Hopper no compartía nada que le pertenecía, pero Yamada no era de él, solo era su amigo y eso era lo que le cabreaba más, porque él no se permitía sentirse así. Esperaba que ese golpe en la cabeza aún este afectando sus sentidos.

¿Qué clase de estupideces estaba pensando?
Si Yamada quería cogerse a esa chica podía hacerlo, no le importaba, si esa chica le hacía algo si le importaría, porque así esté enojado con Bruce siempre lo defendería de todo, se lo prometió y él nunca rompe promesas.

Que Bruce consiguiera novia no debería ser un tema tan relevante para él pues consideraba que no interferiría en su amistad. Esperaba que eso fuera así pues si sucedia lo contrario se enojaría mucho con el pelinegro, ya se había acostumbrado a pasar los días junto a su amigo ya sea practicando béisbol o haciendo cualquier otra cosa, pero juntos, además tenía que estar vigilando constantemente a su amigo, él no sabía cuando Bruce volvería a hacerce daño.

[...]

-¡¿Crees que estas son horas de llegar?!-. Gritó enojado el hombre rubio sentado en el sofá, para variar con una cerveza en mano y una barba de más de un mes.

-Llego a la hora que se me de la gana-.le respondió levantando ambos dedos corazón.

Se dirigió enojado a su habitación cerrando la puerta justo antes de que su padre entrara, era un asco cuando su papá estaba ebrío pues solía tratarlos mal a él y a su madre. Su relación no siempre fue así, pocos eran los recuerdos que tenía de cuando todo era alegría y no supo como todo se fue al carajo. Le molestaba que lo trataran así, incluso después de todo lo que le había pasado sus padres seguían despreciandolo y aún así se atrevían a reprocharle su actitud.

Solo esperaba cumplir los 18 para poder irse de ahí, en definitivo no iba a extrañarlos, preferiría morir antes que quedarse con ellos y volver a sentir lo que era el mismo infierno.

-Vance!, te quedas en casa, voy a salir a trabajar-. Se oyó trás la puerta-. No molestes a tu padre.

Ni siquiera se molestó en responder pues poco le importaba lo que le dijeran sus padres, su madre salió mas temprano de la habitual a trabajar, era extraño para el trabajo que ella mantenía.

Odiaba ese trabajo, no a su madre pues ella era obligada a dedicarse a eso por necesidad, aún así si el hubiera podido habría evitado en su momento que su madre se dedicara a eso.

Odiaba a todos .
Odiaba su vida.

Black Phone - Perseguido por el pasado (🍂)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora