•┈┈┈••✦ YamaKage ✦••┈┈┈•—¡Bakayamaaa! ¡Cólocala para mí!—gritaba una naranja saltarina al lado de su molesto mejor amigo, Kageyama solo quería un momento para terminar de beber su leche en caja. Pero su maldito mejor amigo no quería dejarlo en paz ni un segundo.
—¡Hinata! ¿No ves que esta comiendo?—le preguntó con el ceño fruncido el capitán.
—Pero Yamaguchiii, ¡yo quiero practicar! Además, ¿para que viene al gimnasio si no es para jugar voley?—pregunta haciendo un puchero el mayor.
—Primero déjalo comer, después podrán practicar cuanto deseen, además de que aún estamos esperando a los segundos y primeros años. Kageyama tiene tiempo para terminar su leche.—responde el pecoso, mirando por la puerta, esperando ver cuando lleguen los de primer año.
Con esas palabras tan ciertas Shoyo no tuvo más que enojarse de forma infantil y esperar sentado al lado de su amigo a que terminará su caja de leche. Cuando eso ocurrió Kageyama se levantó, se dirigió a Yamaguchi.
—Gracias.. Capitán.—susurró en el oído del de pelo verde. Sonrojando a el nombrado, quien lo miro fijo con un rostro que decía que cuando lleguen a casa tendría que aguantar las consecuencias.
—No es nada Tobio.—respondió, para luego fijar su vista en los primeros años que estaban llegando recién.
Después de la práctica, cómo ya era típico Tadashi y Tobio se quedaban para cerrar el gimnasio, el capitán y el vice-capitán estaban en camino a casa del menor, ya que estaba más cerca que la del pecoso. En el camino iban tomados de la mano y hablando como si fueran la pareja más tierna y más pura, cuándo no es así, para nada. Al llegar a la casa Tobio ya hambriento baja los pantalones de su pareja junto con los bóxers. Se agacha a la altura de el pene y comienza a lamer la punta, todo esto mientras el pecoso solo lo miraba desde arriba sonriendo con suficiencia. Kageyama acaricia los testículos de Yamaguchi mientras metía la punta de el pene en su boca, adentro, afuera, estuvo un tiempo así, haciendo que el mayor jadeara leve. Lentamente su garganta se acostumbraba a la intromisión, así que cada vez entraba más el pene. Cuando ya al entrar veía los pelos púbicos de su novio fue cuando comenzó a aumentar un poco la velocidad, su novio hecho su cabeza hacia atrás del placer que estaba sintiendo. Tobio aumentaba cada vez más el ritmo, cuando sacaba el pene de su novio de su boca besaba la punta del erecto pene, chupaba la punta y metía todo el miembro en su cavidad bucal. Sentía cómo el pene estaba por explotar, aumentaba su anchura y acariciaba su paladar, Yamaguchi cuando sintió que se iba a correr tomó la cabeza del armador y lo alejó.
—¿Tadashi? ¿Qué pasa, lo estaba haciendo mal?—pregunta desde el suelo, con las mejillas rojas y los ojos con leves lágrimas.
—Para nada Tobio, casi me corro, y no quiero aún.—responde sonriendo agachándose en cuclillas, su pene erecto quedó frente al menor.—vamos a la habitación.—dijo levantándose con el menor en brazos.
Cuando llegaron a la habitación Kageyama subió a la cama, se sentó sobre sus talones, puso los antebrazos en la cama, agachó su cabeza y levantó un poco el trasero, esa era la posición favorita de su pareja. Quién solo rió levemente, su novio era tan lindo y tierno, no perdido más tiempo y se acercó. Sin tomar el lubricante que estaba en la mesa de noche.
—Que bueno que no te lo quitaste, si no te hubiera hecho sufrir mucho Tobio.—dijo sonriendo al ver cómo el dildo seguía dentro de su amado.—porque hoy tengo muchas ganas de tener seis rondas.—dijo bajando el bóxer lleno de semen de su pareja, lamiendo la espalda del armador, que arqueó su espalda. Sacó el dildo del trasero, y sin avisar metió su pene, ganándose un grito de su pareja. Tomó las caderas de su novio y comenzó a salir y entrar despacio primero.
—Tadashi, por favor...ya me preparaste..—gimotea el menor, que quería más profundidad y rapidez.
—Solo quería ser gentil, pero está bien, solo porque hoy si fue un buen día.—dijo para luego agacharse aún tomando la cintura con sus manos y comenzó con un ritmo un poco más rápido, pero en busca de la próstata de su amado, la cual encontró a la segunda embestida. Kageyama lanzó un grito de placer, sus antebrazos no lo pudieron sostener más, apretaron con fuerza las sabanas, ladeó su cabeza, su espalda se arqueó, levantó más su trasero. Su novio, más excitado aún se agachó también, agarró las manos del otro, las cuales se abrieron al saber lo que hacía, Embistió más profundo y pudo entrelazar sus dedos, el apretaba las manos y el otro las tenía abiertas, incapaz de cerrarlas, más concentrado en el placer que recibía. Sonido de chapoteo, gemidos, jadeos, gritos de placer era lo que se escuchaba en esa habitación.—me voy a correr..—dijo apretando los dientes el mayor, el menor al escuchar eso comenzó a ayudar en la penetración, empujaba sus caderas hacia el pene del otro cuando entraba, el golpe era más fuerte y el sonido más excitante. Ambos llegaron al clímax con una profunda embestida a la próstata. Estuvieron unos segundos intentando regular su respiración y sus latidos, al ya estar relajados el menor empujó su cadera contra el pene de su novio, y así empezó la segunda ronda, después la tercera y así hasta llegar a las seis rondas que dijo al principio el mayor.