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Mei

Por la mañana, debía alistarme, no sabía la hora que era, pero, debía ser temprano, no había personas transitando por las calles, aún así, la incomodidad de dormir en un lugar nuevo del que nunca he visto, hizo que evitara dormir.

Ver el closet lleno de muchas prendas, era algo..., extraño.

No sabía nada de moda, ni de colores combinados, o ropa para ocasiones, pero, siempre buscaba la comodidad.

Un suéter junto a unos pantalones, y mis pantuflas, creo que eso sería todo, después de todo, mi cabello no necesita arreglo, y aunque al parecer también tenía muchas cosas como cintas y adornos para el cabello, no me convencía, el cabello corto me favorecía muchas veces.

Apenas salí de mi habitación, no escuché ningún ruido, decidí explorar esta casa, no parecía tener nada extraño, era sencilla, aún así, pude memorizar el camino, hasta que llegué a la cocina.

Tenía hambre, y supuse que los que serían mis padres también tendrían cuando despierten.

Pero, apenas alcanzaba las cosas, y mi estatura no ayudaba, aunque, una silla también lo soluciona todo en ocasiones. 

Al cabo de unos minutos, parecía tener casi listo un desayuno aceptable, pero, ellos no despertaban, y no quería irrumpir en su habitación.

No sé cuanto esperé, pero, al parecer no fue mucho, aparecieron por el pasillo con sus cabellos mojados, sus rostros de sorpresas lo eran todo.

—Vaya, no me esperaba esto —la mujer enserio parecía asombrada.

—Oh, no debiste haberte molestado, te hubieras quedado durmiendo otro rato pequeña —aún así, el hombre me alagó, creo.

—Creí que sería mejor adelantarme, quizá, tenían algo que hacer y quise ayudarles un poco, oh, lamento haber tocado la cocina sin permiso.

—No pasa nada pequeña, al menos, sé que no morirás de hambre en caso de que debamos salir.

El desayuno pasó con tranquilidad, al parecer, lo hice bien, ya que se lo comieron todo, era un paso más a mí devota lista de cosas exitosas, aunque no es tan grande.

El resto del día me pasaron mostrando la casa, teníamos un sótano y un ático, todo era tan bonito, pero, el hombre debía irse.

—Trataré de no volver tan tarde.

—Si vas a tardar envíame un mensaje.

— Sí —giré mi rostro hacía otro lado, era raro ver a una pareja darse cariño, pero luego sentí una mano en mi cabeza mientras alborotaba mi cabello —lamento no pasar el primer día en familia, lo compensaré.

—No hay problema, el trabajo también es importante, nosotras estaremos bien.

—Eres una buena niña, muy bien, cuida a mamá mientras no estoy.

—Sí.

Lo vi irse asiqué alcé mi mano como despedida, para luego mirar a la mujer a mi lado, también lo veía irse.

El hombre había dicho mamá, ella es mi mamá ahora, ¿debo llamarla así? no sabía si eso ayudará a que sea feliz, pero, tampoco sé si eso la molestará.

—Mamá —su rostro sonriente se arrugó un poco en forma de sorpresa —¿esta bien si te llamo mamá?

—¡Por supuesto! vamos hay muchas cosas de que hablar, y tal vez salgamos al parque después.

—¿Parque?

—Sí, ¿no han salido a uno?

—No hacíamos muchas cosas, como aún hace frío, no nos dejaban salir, para que no nos enfermemos.

KODOKU - Izana KurokawaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora