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Mei

El viento agitaba levemente mi cabello, mientras el sol daba directamente en nuestros rostros, su voz calma y suave junto a una pequeña sonrisa a la vez que me miraba fijamente, ¿por qué..., no puedo empatizar al 100%? ¿Por qué me es difícil entender algunos gestos de otras personas? ¿Por qué no recuerdo lo sucedido hace cuatro años?

—Suena interesante —dije, mientras mi primera amiga terminaba de explicarme sobre algo que no entendí.

—¡Emma! —ambas giramos en la dirección de aquel llamado, el mismo chico pelinegro venía en dirección hacía nosotras junto a los otros dos niños.

—Shin-nii —sus ojos brillaban, mientras sonreía, ella admiraba a ese chico.

—¿Quién es tu amiga?

—Shin-nii, ella es Mei —hice una leve reverencia en forma de saludo —Mei, él es mi hermano mayor, Shinichiro.

—Es un placer.

—El placer es mío pequeña.

—¡Mei! —me giré ante el llamado de mi ahora mamá, venía con tranquilidad sosteniendo dos helados.

—Lo siento, debo irme —hice una reverencia nuevamente y miré a mi amiga —me encantó conocerte, Emma.

—A mí también, nos veremos otro día, ¿de acuerdo?

—¡Sí! 

Alcé mi mano comenzando a despedirme, miré a sus otros dos hermanos, que me miraban con curiosidad, asiqué pasé de largo para ir hasta donde mi mamá, me entregó mi helado mientras tomaba mi otra mano comenzando a irnos.

—Hiciste una amiga.

—Sí, su nombre es Emma.

—Oh, es un bonito nombre, debieron empatizar rápido.

—Si, me explico muchas cosas, también es amable y divertida, tiene tres hermanos mayores.

—¿El chico pelinegro es uno?

—Si, se llama Shinichiro.

Iba contándole lo que hablamos, lo que hizo que me mirara con preocupación, pero, no dijo nada, y sólo siguió escuchándome mientras decía un par de cosas y hablaba con calma.

A penas llegamos, tuve que darme un baño, para luego hacer la cena, nos demoramos mucho en el parque, pero, parecía no importarle, al contrario, parecía pensativa y se reía un poco.

No dije nada al respecto, tal vez recordó algo.

Escuché la puerta abrirse asiqué me acerqué a ver, por la puerta entraba papá, un tanto cansado.

—¡Bienvenido!

—Oh, vaya, me esperaron, gracias —me acerqué para ayudarle con su maletín, algo que me dejó hacerlo —puedes dejarlo en el sofá.

—Si.

Mientras iba a dejarlo, escuchaba claramente como ellos se daban muestras de afecto, no es que me molestaran, sólo, creo que es mejor eso a escuchar alguna discusión, no sería lindo.

—Mei, cariño, es hora de cenar —asentí y fui a lavarme las manos y poder sentarme en la mesa, en el mismo lugar que en la mañana, mamá y yo frente a frente, mientras papá a nuestro lado.

—Mamá dice que hiciste una amiga.

—Sí, es muy buena, también es graciosa, creo que se siente sola.

KODOKU - Izana KurokawaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora