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Mei

Ha pasado medio año desde que dejé mi puesto como líder del clan Tsuchi, y ha sido una de las decisiones más acertadas que he logrado hacer.

Aunque..., al líder que yo elegí como candidato no lo aceptaron y optaron por otro..., manipulable.

—Oh..., mira, en este apartado sale que algunos se desligaron por haber sospechado algo —juntos con las chicas nos encontrábamos reunidas mirando un escándalo de China.

—Me alegro no pertenecer más ahí —dije suspirando de alivio para ver a mis pequeños comer y dibujar.

—Si..., ahora hubiera sido un problema.

Y ahora..., oficialmente podía presentarme como parte del CEO, siendo administradora y dueña de la joyería de papá, los Tumuro entraron en fama, bueno, los de Shibuya.

Aún así, el apellido Sano empezaba a subir por los cielos.

—Cariño, ya llegué, ¿Dónde están mis tres amores? —las chicas no pudieron sostener sus leves risas, no es algo que Izana vaya gritando eso a los cuatro vientos —¿por qué no me dijiste que estaban aquí?

—No preguntaste —reí levemente para empezar hacer la cena, mientras el saludaba a sus hijos y las chicas me ayudaban.

—Oh..., es cierto, pidieron una entrevista formal con todos quienes conformamos el CEO, y piden poner un artículo especial sobre la mente maestra que lo hizo.

—¿Así? Mikey debe haberse puesto feliz por tal noticia —reí levemente al imaginarme que eso debió suceder.

—En realidad..., Mikey pide que tu te presentes como la líder que dio inicio a esto.

—¡¿Yo?! —lo miré fijamente por ello, ya hablaría con Mikey, no me puede dejar en esto sola, y mucho menos a Koko quien nos ayudó demasiado.

Aún así..., si se daba la entrevista, debíamos dar a conocer muchos aspectos de nuestra vida, algo que no queríamos pero debíamos, odiaba estas cosas, gente metiche.

Claro que..., dejando de lado el malestar por la noticia de la entrevista, nos centramos en los niños y la comida, al menos hasta que los chicos llegaron y se llevaron a sus parejas, en el caso de Senju, que Mikey la fue a dejar en su casa.

Una vez listo todo y con los niños dormidos, fuimos a nuestra habitación.

—¿No te gusta la idea?

—No es que no me guste, pero..., habrá muchas cosas que responder y es algo que no me gusta, invaden mi privacidad.

—Pero serás famosa.

—Si, lose, pero..., vamos Izana, no podremos salir a un día de campo o en una cita o quizá no lo sé, los chicos hacen una tontería o hasta deciden salir a relajarse, nada de eso podrán hacer con libertad porque deben mantener sus perfiles.

—Pero..., las apariencias no importan.

—Lose, pero..., también debemos exponer a los niños, aun son pequeños para que tengan a un montón de gente metiche a su alrededor.

—Suena fastidioso, podemos luego de esto, irnos de vacaciones, las cosas están bien, tal vez..., llevar a los niños a Filipinas, ¿Qué dices?

—Que pareceremos prófugos, pero es mucho mejor a que nos hostiguen.

Sonreí por ello, siempre había maneras, y siempre las habrá, aunque tengamos el carácter calmado, yo más que él, sabíamos analizar las cosas meticulosamente, al menos cuando no estamos desesperados.

KODOKU - Izana KurokawaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora