4

918 109 0
                                    

Mei

—Hola cariño.

—Mami mira, ¿está bonito?

—Está muy bonito.

La mujer de pelo negro me sonreía, a la vez que a su lado también un hombre de ojos rojizos me miraba sonriente, parecía una vida tan bonita.

—Pronto irás a la escuela, ¿a cuál quieres ir?

—No lose, ¡a una donde ustedes no estén lejos!

—Bien, irás a la que está más cercana.

Todo parecía un sueño inexistente, junto con varias personas a mi alrededor que me miraban practicar algo, una danza, modales y clase. 

—Mei, quédate aquí, ¿de acuerdo?

Odiaba a esta persona, era cercano a mi familia, pero, no me importaba y desobedecerlo, era parte de arruinar sus planes.

—¡Mei! ¡¿dónde estabas?!

—¡Mamá el señor me llevó y me dijo que me quedé en un lugar.

Siempre me gustó detenerlo, pero con ello, no sólo los perdí a ellos, si no también a mi misma.

Todo empezaba a cambiar, se veía mucho fuego, muchas personas, muchos gritos, mientras la noche nos daba paso por el bosque.

—Mei, todo estará bien, ¿si hija?

—Mamá...

—Volveremos por ti.

Pero, no pasó, cuando parecía ser mi fin, mi padre estaba ahí, junto con muchas personas, y mi madre aun lado de mi, junto a ese hombre que ocasionó todo, pero, era demasiado tarde.

—¡MEI! ¡CORRÉ! 

La explosión había sido muy fuerte, y sólo..., volé, mientras el cielo comenzaba a cambiar a un todo azul, ver como algunas personas me recogían, y me llevaban lejos de ahí...

Para luego terminar en ese lugar tan extraño, aprendí japonés a la fuerza, mi idioma natal siempre estuvo en mí, pero, sólo tenía pesadillas, y poco a poco, empezaron a cansarse de mí, y terminaron con cerrar mi mente y emociones.

Haciéndome creer que estuve ahí desde bebé, no fue así.

Nunca debió ser así.

...

Mi garganta dolía, mis mejillas mojadas junto a los sollozos de mi mamá, sus expresiones preocupadas, todo venía como un choque a mi mente.

Mi respiración agitada junto a los temblores en mi cuerpo, y la alerta constante me hacían querer correr.

Pero, aquí estaba afrontando estas cosas, o tal vez sea por el sedante en mi cuerpo.

—Mei, cariño, ¿estás bien? —miré en aquella dirección, la mujer estaba sentada a mi lado.

—¿Qué pasó?

—Te desmayaste, pero descuida, todo está bien.

No, claro que no estaba bien, ambas lo sabíamos, pero, sus brazos rodearme para consolarme, ayudaban, eran cálidos, y se sentía muy seguro.

Ya dos años de aquella experiencia.

Hoy sería mi primer día en la secundaria, estaba nerviosa, elegí una que estaba cercana, supuse que sería mejor así.

KODOKU - Izana KurokawaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora