7

773 95 9
                                    

Mei

La irá consumía mi cuerpo, sentía mi cuerpo temblar, ese nudo en la garganta donde sabes que si ocurre algo más o no hay consuelo a tu molestia, se crearán cascadas que mojarán tus mejillas y eso, es algo que para alguien con mucho orgullo de ser quien es, es horrible.

Pero también, estaba la opción de escapar, claro que después de haberle dicho algunas verdades, era una vieja metiche del mal, ¡yo no pedí que me adoptaran! ¡yo no pedí que me abandonarán! yo no lo pedí...

Mis pies dolían, mi pecho dolía, mis pulmones necesitaban aire, tenía raspones en mis mejillas y piernas, mi cabello era un desastre, ni que decir de mis ojos, que apenas lograba abrirlos.

Tampoco sabía a dónde corrí, sólo lo hice, sólo hui.

Pero, el día de hoy la suerte no estaba de mi lado, a veces creo que la vida me odia.

No conocía el lugar, parecía una especie de bosque, lo que ocasiono que cayera y rodara un pequeño tramo. 

Sólo me quedé acostada en ese lugar sin importarme si hay alguien más ahí, o si pronto me pasará un camión sobre mí, sólo quería quedarme quieta.

—¡¿Estás bien?! —me sobresalté por el nuevo individuo, asiqué me paré para poder verlo.

—¿Qué? —un chico peliblanco con ojos lilas, me miraba fijamente, a un lado de él estaba otro chico pelinegro con una cicatriz que cruzaba su ojo, haciéndolo ver de otro color.

—Fue una caída intensa, parece que no te rompiste nada —al ver que eran desconocidos, sólo me volví a dejar caer.

Sólo me dejé estar ahí, mirando como ambos chicos me hablaban y se acercaban, y luego, volví a caer en la oscuridad, seguido de un golpe en mi cabeza.

No supe que pasó, tampoco sé como terminé en Japón, sólo..., ¿deberé regresar a China? ¿deberé hacerlo? no quiero regresar y encontrar alguna decepción, pero, tarde o temprano deberé hacerlo.

La luz chocaba contra mi rostro, haciéndome fruncir, no conocía el lugar, tenía una ropa diferente, además de que tengo curitas, mi cabeza seguía doliendo.

Aunque, es una sensación familiar.

Caminé a la puerta para abrirla, el pasillo fue lo primero que vi, ya había estado aquí antes, seguí caminando hasta toparme con una puerta.

—Está es la casa de Emma —fue inevitable no murmurar.

—¡Mei! —me sobresalte por ese llamado, Emma estaba ahí.

—¿Emma? ¿qué hago aquí? 

—No deberías estar de pie, vamos siéntate —me jaló hacia el sofá.

—¿Cómo llegué a tu casa? 

—Mi hermano mayor te trajo, te encontró en uno de los bosques del santuario Musashi.

Hice un poco de memoria, pero, sólo venían pequeños reflejos.

—¿Qué hora es?

—Ya es tarde, llamé a tu madre, dijo que saliste corriendo, te siguieron pero no dieron contigo, creyeron que lo mejor era darte espacio, pero, les dije que estabas aquí, que te quedaste dormida.

—Ya veo.

—Mei, ¿qué sucedió? 

¿Qué sucedió? ¿qué pasó? no lose, no sé como pasó.

—Yo..., no sé que ocurrió, mi mente está borrosa.

—Entiendo, puedes ir a descansar, vamos, te llevaré a la cama —me dejé guiar de nuevo, Emma estaba aquí, estaba en mi lugar seguro, apenas entré a la cama, se quedó conmigo.

KODOKU - Izana KurokawaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora