El Pan Del Tigre #AgostodeM-Preg2022 [Otayuri] 🍞Terminado🍞

🍞Día 25: Cólicos🍞

Tres semanas ya habían pasado desde que Aleksey llegó a sus vidas en casa.

Los cojines que el japonés le regaló fueron de muchísima ayuda para los brazos del rubio. Michelle seguía ayudándole en todo lo que podía, turnándose con Seung, Yuuri y Sala. Así que cuando el italiano descubrió aquello, teniendo en cuenta la experiencia de este en aquel ámbito, lo preocupó mucho.

-...Creo que Aleksey está teniendo cólicos...—Le dijo aquel sábado, luego de notar como el pequeño se retorcía con el ceño fruncido, sus manitas empuñadas, sus piesecitos encogidos, sus labios bastante apretados y tenía una ligera hinchazón en su vientre.

El color se le fué totalmente al rubio, quien inmediatamente se acercó al bebé para revisarlo.

-...Debemos ir al hospital...—Sentenció preocupado.

-...No...—Negó el castaño—...No es necesario...—Un gota de sudor bajó por su frente—...Es algo normal en este tiempo para él...—Suspiró y colocó al bebé sobre su hombro—...Es fácil de tratar, pero tienen que prestar atención...—Les dijo a los presentes.

Estos asintieron a la vez y prestaron la debida atención.

-...Espera...—Frenó Yuri y corrió en busca de su pareja, quien estaba tomando un vaso de jugo en la cocina. Lo empujó hasta donde estaban ellos y aunque le costó, lo logró—...Ahora sí. Continúa.

-...Bien...—Volteó lentamente la vista a los demás—...Como sea. Los cólicos son algo común cuando son tan pequeños...—Señaló al bebé en su hombro, quien al parecer estaba haciendo popó por los leves quejidos que daba—...Hay varias formas para calmarlo, antes que se desespere y comience a llorar. Si lo hace, les costará mucho más calmarlo ¿Ok? —Volvieron a asentir, Otabek no estaba entendiendo nada, así que solo los imitó—...Muy bien, los cólicos pueden ser causados por muchas cosas, desde los gases hasta una emoción como la frustración, por ejemplo...—Siguió explicando—...Y a su vez hay varias formas de calmarlo. Primero que nada, Yuri tendrá que dejar de tomar café o consumir chocolate...—Le habló al rubio—...Igual que los productos derivados de la leche y las nueces.

-...No mames...—Sudó y tragó duro. Y a él que le encantaba el yogurt.

-...También debes evitar comer cosas que causen gases, como los frijoles o el brócoli...—Sugirió—...Y no puedes permitir que se alimente demasiado rápido. Porque ya sabes, si comes mucho te enfermas del estómago...—Sonrió divertido y palmeó su abdomen—...Ahora, para poder calmar al bebé si este llega a llorar hay muchas opciones. Primero que nada, solo dale de mamar un pecho...—Miró al rubio—...Que te vacíe todo de ser necesario, pero solo uno ¿Ok?

-...¿Y qué haré con el otro? —Enarcó una ceja.

-...Para eso tienes a Otabek ¿No? —Su sonrisa ladina se hizo más grande cuando lo vió enrojecer.

-...Genial, leche gratis para el cereal...—Habló el kazajo, haciendo aún más rojo el rostro del ruso.

-...¡Beka!

-...La vaca lola, la vaca lola, tiene cabeza y tiene cola...—Canturreaba Sala, divertida con todo aquello.

-...Bueno ya...—Rió un poco—...También pueden hacerlo rollito en una manta calientita...—Palmeó la espalda del pequeño en su hombro, haciendo que liberara leves eruptos que se le hicieron adorables—...Mientras lo cargas deberías mecerlo un poco, minino...—Volvió a sugerir.

-...Pero si lo hago siento que se me va a resbalar en cualquier momento...—Hizo una mueca.

-...En ese caso puedes usar un portabebés...—Habló Seung, ganándose su mirada—...Así no pasará eso.

-...Él tiene razón...—Asintió el italiano—...También deberían ir consiguiendo un columpio para bebés...—Miró de reojo varios de los juguetes que había por ahí regados—...Me sorprende que no tengan ninguno.

-...Viktor piensa que son muy peligrosos para él...—Yuuri suspiró pesado.

-...Pues lo van a necesitar...—Lentamente apartó al bebé de su brazo para colocarlo sobre un cojín que había dejado en la mesa del centro y así poder cambiarlo con más comodidad—...También un chupete e incluso podrían llevarlo a pasear un ratito.

-...Bueno, nosotros podemos hacer eso también...—Seung comentó, cerrando sus ojos—...He oído que ponerles algo de música suave mientras duermen los ayuda bastante. Los distrae del dolor.

-...Así es...—Asintió, sorprendido por aquel dato del coreano—...Igual sirve que le cantes, minino.

-...Yo no tengo voz de cantante...—Hizo una mueca y desvió su mirada, apenado.

-...Es cierto...—Dijeron Otabek y Yuuri al unísono, haciendo que el rubio les gruñera.

-...Pues deberías ir practicando, tu voz es lo que mejor le vendría...—Seguía hablando sin dejar de cambiar su pañal.

-...Supongo que puedo intentarlo...—Se encogió de hombros.

Otabek y Yuuri estaban ya preparándose para comprar audífonos anti-ruido para cuando el rubio comenzara a cantar. Sin duda su voz era horrorosa al cantar, pero no tanto como la de la persona que está leyendo esto.

Ok no.

-...También puedes hacer esto por unos minutos...—Dijo, colocando al pequeño sobre sus piernas, bocabajo. Ya estaba limpio y un poco más calmado que antes. Su mano frotó suavemente su espalda, mientras el niño balbuceaba bajito—...Se supone que puede pasar de tres a cuatro meses con cólicos, así entre antes comiencen con este tipo de atenciones, mucho mejor...—Sonrió—...Principalmente por la noche, que es cuando estará mayormente incómodo.

-...Comprendo...—Asintió el rubio.

-...Creo que yo también...—Otabek tragó duro cuando la intensa mirada de todos lo hizo sentir más bajín de lo que ya era.

-...Si se pasa del tiempo, ahí si deberías ir al hospital...—Dijo y levantó al niño de su regazo para entregárselo al rubio, quien felizmente lo recibió entre sus brazos. Aleksey murmuró ininteligible y se aferró a su camisa apenas lo reconoció—...Podría tratarse de algún parásito o problema estomacal y no queremos que le pase nada malo al nene.

-...Mi hijo es fuerte como su padre...—Sonrió y frotó su nariz contra del menor, quien tomó uno de sus mechones de pelo y lo haloneó un poco—...No creo que pase a mayores, pero igual gracias por todo lo que has hecho hasta ahora, Mickey.

-...Hombre, para algo estamos...—Rió y rascó su nariz, bastante apenado.

Por lo menos tenía la certeza de tener buenos maestros y amigos.