El Pan Del Tigre #AgostodeM-Preg2022 [Otayuri] 🍞Terminado🍞

🍞Día 4: Ultrasonido🍞

Yuri quería golpear su cabeza contra la pared con fuerza hasta derrumbarla.

-...¡Dije que yo iría! —Exclamó el peli-plata.

-...Lo siento, pero como el padre que soy, iré yo...—Ese era Otabek, siendo serio con el asunto.

Yuri ya tenía tres meses y medio de embarazo, y por ello estaban a minutos de ir a una cita agendada con un gineco-obstetra, quien le haría las revisiones pertinentes y un ultrasonido para saber el estado de la criatura.

Aunque ahora estaba dudando de que llegarían, ya que la testosterona de esos hombres luchaba por dominar al contrario.

Viktor era un tipo, que aunque no lo pareciera, era bastante competitivo; Otabek, sabía Yuri, tampoco iba a dar su brazo a torcer, seguiría insistiendo hasta vencer en esa riña.

En conclusión, ambos eran unos idiotas.

Al menos cuando se trataba de Yuri.

-...¡Basta los dos! —Exclamó ya harto—...¡Iré con el cerdo y se acabó! —Tomó a su padrastro por un brazo y lo haló consigo. Yuuri apenas y comprendía lo que estaba sucediendo, por lo que se dejó llevar tranquilamente.

Bueno, por lo menos los había puesto en su lugar.

Los dos donceles se marcharon en taxi hasta la clínica en donde atenderían al menor. Muchos les miraban curiosos y otros reprendiéndolos con la mirada.

Malditos criticones sin vida propia.

Se sintió mejor cuando por fin los llamó el doctor a su despacho.

-...Buenos días...—Saludó a lo que ellos respondieron de la misma manera—...Entonces ¿Quién de los dos es el Sr. Plisetsky? —Preguntó, reacomodando sus lentes.

-...Yo...—El rubio levantó su mano, sintiéndose algo tímido ante su mirada sorpresiva e inquisitiva.

-...¿Es usted el padre de...? —Le preguntó al japonés.

-...¡Oh no! —Negó inmediatamente, riendo un poco—...Soy su padrastro y también soy doncel...—Acarició el cabello del nervioso chico.

-...¿Entonces donde está el padre de la criatura? —Parpadeó un par de veces, confundido.

-...Peleando con el suegro...—Yurio rodó los ojos. Su respuesta hizo reír al profesional de la salud.

-...Comprendo...—Suspiró—...Bien jovencito, vamos a ver que tal están los dos...—Sonrió y comenzó a examinarlo.

Desde medir su estatura hasta calcular su peso, algunos exámenes simples que incluían el sanguíneo y el de orina. Le hicieron algunas preguntas sobre sus malestares y como estaban sobrellevando toda esa etapa.

-...Él es primerizo, así que trato de ayudar en todo lo que pueda...—Habló el japonés.

-...¿Usted ya ha tenido hijos, Sr. Nikiforov? —Preguntó mientras anotaba algunas cosas en el expediente.

-...Sí, hace muchos años...—Asintió para sorpresa del menor—...Lastimosamente, la tragedia me arrebató a mi bebé...—Agachó su mirada un poco—...Por eso quiero que mi nieto pueda nacer totalmente sano.

-...Cerdo...

-...Bueno, antes de ir a hacer el ultrasonido, les daré algunas recomendaciones para que sigan y todo vaya viento en popa...—Comentó, sonriente—...Primero que nada, ya que el joven es primerizo deberá estar muy atento a todas sus recciones. Por lo que me han contado, han cedido a cada uno de sus antojos y eso no es lo correcto, deben equilibrar su alimentación, aun si sus náuseas empeoran...—Explicó. El menor hizo una mueca de asco—...Nada de comer cosas con exceso de agua, por ejemplo: las sandías y los cocos, ya que puede ocasionarle hidrocefalia. Tampoco debe comer mucha grasa para evitar la obesidad desde temprano, nada de comida picante ni con mucha sal ya, que podría ocasionarle problemas en la visión y retención de líquidos, que podría ser peligroso.

-...Comprendo...—Asintió Yuri, después de tratar de retener todo lo que decía el doc.

-...También le recomiendo hacer algo de ejercicio. Solo un poco y con moderación...—Se levantó de su asiento—...Nada de levantar peso excesivo ni de subir o bajar escaleras después de los cuatro meses...—Les hizo una ceña para que le siguieran—...Una vez tengamos los resultados de los exámenes, se les hará saber...—Palmeó la camilla junto a la gran máquina con aquella pantalla que instaló miedo en el cuerpo del ruso—...No esté nervioso...—Trató de calmarlo al verlo paralizado en la entrada—...Todo saldrá bien.

-...El doctor tiene razón, Yurio...—El japonés colocó una mano en su hombro—...Ve. No te dejaré solo ¿Sí? —Le sonrió.

Quizás no había sido por si mismo, pero al final si había sido muy buena elección el llevar al cerdito con él.

Estaba seguro que con cualquiera de los otros dos, hubiese entrado en pánico o se hubiesen desmayado sin siquiera empezar.

Por algo los conocía bien.

Tomó un largo respiro y finalmente se movió. Se acomodó en aquella camilla y cerró sus ojos, tratando de mantener la calma.

-...Muy bien, ahora levantemos su camisa un poco...—Dijo y le ayudó. Yuuri se colocó a su lado, entusiasmado por todo eso. Hacía mucho que no veía algo así—...Sentirás algo frío, pero solo por unos minutos ¿Ok? —El rubio asintió lento y abrió de sus ojos cuando la gel cayó en su abdomen.

El doctor paseó por su panza un extraño control que mostró en la pantalla varias rayas blancas. Apretaba bastante aquello en su piel, ocasionándole ciertas molestias que trataba de soportar.

-...¿Y? —Preguntó después de varios segundos de silencio en donde el doctor seguía paseando aquello por su vientre—...Ahí no veo nada.

-...Eso es porque el feto aún es muy pequeño, jovencito...—Le explicó el doctor, sin dejar de ver a la pantalla. Luego de unos minutos, finalmente quitó aquello de su abdomen y le entregó una toalla de papel para que se limpiara, tomó el expediente que había dejado a un lado y escribió un par de cosas antes de enfocarse nuevamente en ellos—...Todo, internamente, se ve muy bien, joven Plisetsky...—Dijo, llenando de alivio al rubio—...Está muy saludable, pero realmente le sugiero seguir las recomendaciones que previamente le hice.

-...Está bien...—Asintió.

-...Y recuerde, si llega a sentir alguna molestia, acuda inmediatamente aquí. Es mejor prevenir que lamentar y más teniendo en cuenta que es primerizo en todo esto...—Reajustó sus lentes.

-...Comprendo...—Volvió a asentir—...Gracias, doc.

-...No hay de qué...—Sonrió—...Pasen buen día.

-...Igual...—Dijeron al unísono y se marcharon con la alegría de saber que estaban bien los dos.