🍞Día 24: Cojín de Lactancia🍞

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Michelle resultó ser mejor de lo que esperaba.

Comprendía cada gesto, quejido y llanto que Aleksey daba. Atendía cada uno de estos, incluso cambiando su pañal, cosa que a los otros tres no les hacía mucha ilusión.

Pero esa comodidad solo les duró una semana, ya que al parecer el esposo del italiano tenía una reunión en República Checa, por lo que el castaño tenía que regresar a cuidar a sus hijos en lo que su esposo se desocupaba nuevamente.

No sabían como era que lo hacía, pero estaban seguros de preguntarle inmediatamente cuando regresara, ya que para ellos estaba siendo un caos. Los padres del pequeño Aleksey aún no estaban totalmente descansados, pero no dudaban en ayudarlos cuando las cosas se le complicaban bastante, pero por ello hubieron consecuencias y Yuuri lo notó cuando el rubio luchaba por mantener a su hijo entre sus brazos para amamantarlo.

No le estaba siendo cómodo.

Tuvo que investigar un poco, pero llegó a la conclusión de que comprar aquello sería lo mejor y a su vez ayudaría al rubio a estar más relajado. Lo único malo es que no sabía cual era el mejor para su nieto, por lo que terminó gastando de más para él. Aunque Viktor no le replicaría al respecto, ya que él hacía más que eso.

Cuando llegaron, estuvo nervioso de lo que podía pensar el rubio, por ello, aprovechando que se encontraba viendo su programa favorito, decidió entregarle aquello.

-...¿Qué es eso? —Preguntó sin mirarle, en sus brazos se encontraba el pequeño Aleksey, quien miraba la TV como si también le interesara el programa.

-...Ah, es un obsequio...—Rió nervioso y dejó la caja junto a él para tomar al bebé y que él pudiese ver lo que había ahí dentro.

-...Pero no es mi cumpleaños, ni navidad...—Enarcó una ceja y tomó la caja en sus manos, era bastante pesada para su tamaño.

-...Solo ábrelo ¿Sí? —Rodó los ojos y rió cuando el bebé tomó sus gafas y comenzó a agitarlas en el aire.

Sin duda era un niño muy curioso.

Yuri le miró de reojo con algo de duda, pero hizo lo que le dijo. Parpadeó un par de veces al ver lo que había ahí dentro.

-...¿Qué...?

-...He visto que te es cada vez más complicado alimentar a Alek-Chan, por eso te hice el favor de comprar estos cojines.

-...Comprendo...—Asintió—...¿Pero para qué son exactamente? —Seguía confundido.

-...Para amamantar, Yurio. Para eso son...—Sonrió, haciéndole mimos al bebé. El rubio se sonrojó—...Son hipo-alergénicas, así que no le causará ningún problema en la piel. No son muy suaves ni muy duras, traté de buscar la comodidad de ambos y son tienen animal print como estampado...—Los ojos del rubio brillaron al ver los cojines, principalmente el atigrado—...Así a ambos les gustará.

-...¿Y cómo se usan? —Quitó el envoltorio de uno de ellos y le miró con curiosidad.

-...Bueno, lo colocas en tu cintura...—Indicó mientras el contrario obedecía—...Y colocas al bebé ahí...—Se acercó y acomodó a Aleksey en el cojín, inmediatamente este comenzó a buscar el pecho del rubio—...Así no tienes que cargarlo todo el tiempo y podrás descansar los brazos...—Le sonrió.

Joder. Era bastante agradable no tener que sostener a Aleksey, empezaba a pesar más, así que era realmente de ayuda aquello. El bebé se veía cómodo mientras bebía de su pecho y a su vez estrujaba su camisa, viéndolo fijamente.

Cuando Michelle regresó, lo hizo acompañado de su hermana, quien no paró de fangirlear con el pequeño bebé al que bautizó como Adonis. Sala juraba que nisiquiera los hijos de su hermano habían sido tan bonitos como él.

-...Obvio, son años de belleza Nikiforov...—Presumió Viktor con el mentón en alto.

-...Mentira...—Yurio rodó los ojos—...Yo salí precioso por mi padre y obviamente mi hijo lo iba a heredar, además Otabek es muy atractivo también.

-...Eso es verdad...—Dijo Yuuri, sorprendiendo al albino que le miró con la boca abierta—...El padre de Yurio era muy bonito...—El alma regresó al cuerpo del ruso. Por un momento pensó que- —...Y además Otabek es realmente atractivo.

¡Plaf!

El cueroo del albino cayó como peso muerto al piso y a nadie pareció importarle aquello.

-...Lo dijiste para que dejara de molestar ¿Verdad? —Yurio sonrió de lado.

-...En parte sí...—Se encogió de hombros—...Como sea ¿Qué opinas sobre eso, Mickey? —Le preguntó al castaño que observaba con curiosidad el cojín entre sus manos.

-...Ojalá hubiesen existido de estos cuando yo tuve a los míos...—Hizo una mueca—...Pero bueno, por lo menos mis brazos tuvieron resultados buenos...—Palmeó sus bíceps, orgulloso.

-...Recuerdo que Emil siempre estaba tras él cuando cargaba a los bebés...—Rió Sala—...Los brazos de Mickey temblaban por el peso y daba la impresión de que se le caería en cualquier momento.

-...Yo mismo tenía miedo de eso, lo admito...—Suspiró pesado y dejó el cojín junto a los otros—...Pero por lo menos está siendo de ayuda para el minino...—Señaló al menor.

-...Es muy cómodo, aunque también no quiero que se acostumbre a ellos...—Se cruzó de piernas y acarició la mano del kazajo que se había posado sobre una de sus rodillas—...Pero de verdad agradezco la ayuda del cerdo y de todos, me han alivianado un poco el trabajo.

-...Quisiera decir lo mismo...—Suspiró el kazajo—...Pero bueno, si es para él, está bien...—Sonrió un poco, sorprendiendo a la italiana.

-...No sabía que podía sonreír...—Sala aún no lo podía creer—...Se aprenden cosas nuevas todos los días.

-...Desde que nació Aleksey, sonríe más. Hay que aprovechar para tomarle fotos...—Dijo y sacó su teléfono para hacer aquello.

La mitad de su memoria estaba llena fotos de Otabek sonriendo.

Era demasiado hermoso para no conservarlo.

Esa sonrisa debía ser eterna.

-...Yo también sonreiría si tuviera esta cosita...—Jugueteó con las mejillas del bebé—...Oye Mila ¿Para cuando los nuestros?

La rusa inmediatamente saltó detrás del sofá, escondiéndose. Las risas no tardaron en resonar en toda la sala.

Y Viktor seguía desmayado.

El Pan Del Tigre #AgostodeM-Preg2022 [Otayuri] 🍞Terminado🍞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora