09 | The White Side Commander

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capítulo nueve ;

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capítulo nueve ;

EL COMANDANTE
DEL LADO BLANCO

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          DÍAS HABÍAN PASADO DESDE AQUEL INTENTO de guardaespaldas secretos que los hermanos Hanagaki quisieron hacer con Draken, días donde la de rizos rubios se dio cuenta de dos cosas: a), el imbécil de su hermano aparentemente le había dado por volver al futuro por razones que no le dijo a su hermana. Esto lo intuyó Hyeon porque, al querer hablar con su hermano sobre las cosas que habían ocurrido y algunas cosas sobre aquellos saltos temporales, el chico la tomó por loca y la dejó hablando sola como solía hacer en sus años de adolescencia. Y b), que era inexplicable la sensación de comodidad que sentía hacia los chicos de la ToMan más que hacia otros chicos y chicas de su escuela (nadie, pero se entendía el punto), en especial hacia el pequeño gran Manjiro Sano, que siempre que tenía tiempo —casi siempre— o estaba aburrido, visitaba a los hermanos Hanagaki a su casa, sobretodo a la chica.

Hyeon sintió ese verdadero vínculo de amistad que siempre necesitó y quiso, aquel sentimiento de soledad que era opacado por aquellos momentos con los chicos de la ToMan, y hasta de la misma Emma, fue lo que una vez quiso en su vida de adolescente y, como si la vida quisiera darle una segunda oportunidad, por fin se sentía acompañada y cómoda.

Algunas cosas cambiaron en su escuela, como por ejemplo el hecho de que Yuna y su grupito de perras pasaban de largo cuando la veían en los pasillos. Kiyomasa y sus perros falderos también dejaron de molestar a Takemichi y de decirle obscenidades a Hyeon al verla pasar. Dejó de ser la chica problemática e invisible a ser la chica protegida por los líderes más fuertes de una pandilla de motociclistas. Hyeon no podía evitar sentirse algo poderosa con su nueva fama, aunque tampoco dejaba que se le subiera a la cabeza, ella sabía cómo defenderse por si sola y aún prefería no ser rescatada como una princesita de cuentos.

La de ojos azules y grandes caminaba por la acera de la autopista hacia el arcade que estaba cerca de la plaza. Vestía una falda negra con un short de protección abajo, por supuesto, un suéter de lana amarillo semitransparente que dejaba ver sus hombros un tanto descubiertos con la tela de su franelilla blanca ahí abajo. Y como no, sus botas negras favoritas con poco tacón. Su cabello estaba semi-recogido dejando algunos rizos rebeldes al aire.

Esos eran unos de sus momentos favoritos, porque sabía que en su presente ella no tendría el valor de usar ese tipo de ropa por temor al público. En ese momento que aparentaba ser una adolescente, podía hacer lo que quisiera.

Subió las escaleras de aquel puente donde había visto a Mikey, la primera vez que él se ofreció a llevarla en su motocicleta. A Hyeon aún se le erizaba la piel al recordar a aquel desconocido viéndola desde la lejanía. Estaba más aliviada de que en ese momento aún era de día y había gente.

¹ inmarcesible ; tokyo revengers  ❪ Saga 𝗧𝗜𝗠𝗘𝗟𝗘𝗦𝗦 ❫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora