(EDITANDO)
𝗜𝗡𝗠𝗔𝗥𝗖𝗘𝗦𝗜𝗕𝗟𝗘 | Sin saber cómo, Haganaki Hyeon regresa a sus días de juventud en el año 2005 junto con su hermano Takemichi, con el propósito de salvar a la novia de este de un futuro bastante trágico donde la Tokyo Manji se ve...
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capítulo dieciséis; CHOCOLATITOS Y
DORAYAKIS
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CUATRO DÍAS SIN SABER DE MIKEY.
Hyeon decidió no molestarlo, porque vamos, casi pierde a su mejor amigo, eso es algo fuerte. Sin embargo, eso le afectaba, más de lo que creería. Después de que Mikey lloró todo lo que debía llorar la noche donde operaron a Draken, la chica se quedó con un sabor agridulce sin poder controlarlo.
Miraba su teléfono, ansiosa. Ni siquiera sabía que esperaba. Takemichi estaba con Hina en algún lugar mientras ella estaba sola en casa. Lograron salvar a Draken, y se supone que ya no había peligro para Hinata, no obstante, ambos Hanagaki acordaron irse después de que Draken despertara para verificar que todo estaba en orden. Y en secreto, a la de rizos le gustaba la idea de quedarse un poco más.
Tomó su celular y abrió el buzón de mensajes. En la barra, estaba escrito: “hola, Mikey, ¿Qué tal has estado?”, lo había escrito y borrado qué trece veces sin atreverse a enviarlo. El rubio le había dado su número un día después del atentado contra Draken, pero después de eso, desapareció.
¿Qué estás haciendo? Tu no eres así. Le recordó su conciencia. Y era cierto. Las únicas veces en las que la chica se preocupaba por alguien era por el tonto de su hermano y por ella misma, una tercera persona nunca estaba en su lista, y de alguna forma, eso la hacía enojarse. Es decir, ni siquiera conocía a Mikey desde hace tanto tiempo como para preocuparse cada vez que el rubio pasaba por una situación fuerte, entonces, ¿por qué lo hacía igualmente?
—No. —decidida, borró el mensaje y tiró su teléfono a la cama. Estuvo por salir de su habitación para ir a comer algo, sin embargo, su teléfono sonó.
Casi voló para llegar hasta su cama. Rebotó sobre ella, provocando que su teléfono también lo hiciera, y finalmente lo cogió. Para su mala suerte, solo era su hermano pidiéndole carne de res para cenar.
—Imbécil. —le dijo al teléfono antes de salir de su cuarto,— ¿Crees que soy su esclava, acaso? ¡Ja! Por favor, que iluso, que se haga su propia mierda él. De paso, carne de res. Él cree que soy rica, ¿o que vergas?
Llegó a la cocina y se sirvió un vaso con jugo de naranja, llevando un banquito hacia la alacena para buscar unas galletas de avena que estaban muy arriba. Pensó en Mikey, y casi de inmediato su mal humor se lo pasó al lindo rubio de ojos oscuros.
—Él también es un imbécil. —agregó,— Una aquí, preocupada por su estado, y él nada que da señales de vida. Lo mismo pasó cuando casi se muele a golpes con Draken. Que se joda. Solo que sea guapo no significa que yo tenga que andar pensando en él. Juro que si me lo cruzó, voy a golpearlo tanto que-…
