—¡HANAGAKI!
CON ESE LLAMADO, LA CHICA pelinegra dejó de ver por la ventana para ver al gran sujeto frente a ella, con una hilera de libros sobre sus brazos. La veía irritado, por lo que la chica se limitó a sonreír con algo de pena. Nunca era bueno que tú jefe te llamara por tu apellido, menos si estaba molesto.
—Me imagino que si pierdes el tiempo viendo a los pajaritos fornicar sobre los árboles es porque ya terminaste el informe que te pedí en la mañana, ¿o me equivoco?
La chica arregló sus gafas mal puestas y arregló un poco su fleco.
—Ya casi, señor. —formuló, regresando al teclado para escribir como loca.
—¿Ya casi? —bufó el hombre medio calvo,— ¡Tus compañeros ya lo entregaron y solo faltas tú! ¿Cuándo será el día en el que dejes de soñar despierta, joder?
—Solo me falta un párrafo, señor, y lo entregaré, solo deme un-...
—...¿Minuto? Claro, eso dijiste la semana pasada con otro informe.
La pelinegra agachó la cabeza, en señal de arrepentimiento.
—Lo lamento, señor, daré lo mejor de mi.
El señor suspiró bastante cansado, dejando un par de esos libros sobre el escritorio de la chica, quien los ojeó y notó que eran carpetas algo gruesas.
—Acomódalos en orden alfabético y guárdalos en la oficina de registros. ¿Podrás hacer eso bien, al menos?
Pero antes de que la chica contestara, su jefe se fue y repartió el resto de las carpetas en otros escritorios.
La pelinegra dejó salir aire, viéndose en el pequeño espejo que tenía sobre la mesa que necesitaba siempre al trabajo. Acomodó una y otra vez sus fleco, parecía ser muy rebelde cuando le convenía. Haciéndolo, alcanzó a leer su pase informativa guindando de su cuello:
"Hyeon Hanagaki, oficinas doce y trece"
En esa foto se veía más linda, muy arreglada y con la inocencia de creer que aquel trabajo era para ella. Pero, ¿ahora? Frente a ella, en su reflejo, solo veía a una Hyeon bastante cansada, con ojeras y el cabello amarrado en una coleta bastante floja que dejaba ver sus cabellos resecos por la falta de atención que le faltaba.
Ese trabajo estaba acabando con ella, pero ¿qué más podría hacer? Era eso o trabajar vendiendo chicles en los puestos de calcomanías. Era clara su opción.
Observó aquellos documentos en las carpetas con mucha flojera, eran dos carpetas grandes, le llevaría más o menos toda la tarde para dejarlos prefectos. Eso, contando el párrafo de doce líneas que le faltaba a su informe.
Una mueca apareció en su rostro, estaba considerando lanzarse por las vías del metro.
El ringtone de su teléfono la hizo tomarlo. Era un número desconocido, frunció el ceño, pero atendió ojeando los documentos frente a ella.
—¿Hola?
—¿Haganaki Hyeon?
—Si, ella habla. ¿Quién es? —paso de hoja en hoja viendo, sacando las pequeñas notitas de letras para comenzar a organizarse.
—Tachibana Naoto, detective de la policía.
«¿Tachibana?» pensó Hyeon, algo dudosa. Le sonaba el apellido.
—¿Policía? —repitió, algo confusa. ¿Por qué la policía la estaba llamando?
—Llamo para comunicarle sobre su hermano, Haganaki Takemichi. Ha pasado algo.
—Por Dios, ¿y ahora en que se metió ese imbécil? —preguntó la pelinegra y no se esforzó por ocultar su preocupación,— ¿Esta bien? ¿Qué sucedió?
Lo próximo que Tachibana Naoto le dijo, la hizo afincarse del borde de su escritorio, sintiendo un nudo en el estómago:
—Sufrió un accidente al caer de las plataformas del metro y actualmente se encuentra inconsciente en la clínica de la estación.
«Carajo, dije que yo quería caerme de ahí, no él» pensó la chica, en medio de toda su preocupación.
ESTÁS LEYENDO
¹ inmarcesible ; tokyo revengers ❪ Saga 𝗧𝗜𝗠𝗘𝗟𝗘𝗦𝗦 ❫
Fiksi Penggemar(EDITANDO) 𝗜𝗡𝗠𝗔𝗥𝗖𝗘𝗦𝗜𝗕𝗟𝗘 | Sin saber cómo, Haganaki Hyeon regresa a sus días de juventud en el año 2005 junto con su hermano Takemichi, con el propósito de salvar a la novia de este de un futuro bastante trágico donde la Tokyo Manji se ve...