Capítulo 8- El comienzo de la cacería (+18)

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Hacía una semana que Chifuyu se negaba a regresar al departamento de Tora. Él y Senju habían intentado convencerla de que vuelva, pero ella simplemente se negaba diciendo que de en adelante,ese era su hogar, y no se sentía capaz de abandonarlo por ningún momento, incluso dejó de ir a la escuela porque la única frase que se le venía a la mente era: "tú vivirás aquí y me esperarás a que vuelva." Literalmente, ella se sentía esclava de esas palabras que Keisuke lemetió en la mente antes de desaparecer sin que ella se diera cuenta, sabía que no estaba, pero también sentía que él regresaría en cualquier momento. — ¿Siquiera podemos ir a verte? — preguntó Tora al otro lado de la línea telefónica— De acuerdo, vengan, anota la dirección — Genial, estaremos ahí dentro de un rato — dijo Tora tras terminar de escribir la dirección que Chifuyu le dictó — Ah, Tora.— ¿Sí?— ¿Podrías Traer mis cosas? No todas, sólo algunas como mi ropa y libros. — De acuerdo — dijo él, esta vez en un tono más triste, definitivamente sentía aquello como una despedida y eso que aun no se veían — pronto estaremos por allá ¿ sí? — De acuerdo, nos vemos — dijo ella para luego cortar la llamada.Una hora después, Tora conducía en círculo tratando de encontrar la casa correcta — ¡No puedo creer que te hayas perdido! — le reprochó Senju, quien estaba como copiloto tratando de entender la caligrafía de Tora —¿Y qué dice aquí? No te entiendo. ¿Es un cinco o un dos? — ¡No me he perdido! ¿De acuerdo? — replicó el joven profesor de matemáticas — ¡esta es la calle, sólo hay que encontrar la casa! — enseguida suspiró pesadamente y continuó esta vez mas tranquilo — Y ese es claramente un cinco... o un dos... no me acuerdo — añadió entre dientes Cuando finalmente encontraron la casa, al ver una silueta que se les acercaba al auto saludándoles,se dieron cuenta que era Chifuyu indicándoles cuál era la casa. Al estacionar en la puerta ella estaba esperándolos con los brazos cruzados sobre su vientre y una débil sonrisa en sus labios, su rostro llevaba una expresión cansada quepreocupó mucho a sus amigos. Era extraño para ellos no verla radiante y con mejores atuendos. En esa oportunidad llevaba puesta ropa grande y holgada porque le pertenecía a Keisuke, y en comparación con las prendas, el cuerpo de Chifuyu era pequeño. Este descuido a su imagen se debía a qué desde que se empecinó en quedarse ahí, ni siquiera había ido al departamento a buscar ropa para cambiarse. Pero según ella, no era tan malo. La ropa de Keisuke estaba impregnada a ese olor tan peculiar que él llevaba; una mezcla entre leña, tierra de hoja y pino silvestre. El bosque completo estaba plasmadoen el hechicero y su esencia quedó impregnado en esa casa, en la fibra de cada tela y en los rincones de cada habitación de aquel lugar. A Chifuyu le gustaba mucho ese olor y es por eso que en cierta forma no le apetecía usar su propia ropa, porque pensaba que sí usaba las prendas que le pertenecían a su novio, él estaría más cerca a pesar de no verlo. Pantalón de algodón que le quedaba a la cadera y largo en los pies, una camisa a cuadrillé azul cuyas manga las tenía remangada porque éstas le quedaban hasta la punta de los dedos. Era lo que componía su atuendo desgarbado y poco femenino. Tora estaba molesto y culpaba a Keisuke por el estado en que Chifuyu se encontraba— Hola, chicos — saludó ella.— Hola, amiga — dijo Senju abrazándola cariñosamente — Te trajimos lo que pediste — dijo Tora algo serio mientras se dirigía a la maleta de su auto, enseguida sacó una caja muy grande llena de libros y Senju le ayudó tomando una maleta de ropa — Gracias— dijo sonriendo Chifuyu — pasen, están en su casa. Chifuyu entró a la casa y ambos chicos la siguieron — ¡Wow! — dijo admirada Senju mirando a su alrededor— Lo se — respondió Chifuyu ante la reacción de su amiga — ¿no es hermosa?— Es fantástica — ¿Donde pongo esto? — intervino Tora bastante molesto, no le causaba ninguna gracia estar poniendo un pie en la casa de su eterno rival. 

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