Capítulo 3- Los cuatro elementos y un secreto.

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Chifuyu corrió sin detenerse pero sus intentos por alejarse eran inútiles. Keisuke le seguía pero ella ni siquiera miró atrás, lo único que quería era huir y despertar de lo que parecía un extraño sueño

— ¡Chifuyu! — le llamó él; ella se detuvo sin dar la vuelta, sólo se quedó ahí parada y no se atrevía a moverse, el miedo la paralizaba. Por vez primera ella no sólo se sentía intimidada por Keisuke, Chifuyu estaba aterrada con su presencia. De pronto su cuerpo comenzó a temblar. Los pasos lentos de Keisuke eran amenazantes a medida que se iba acercando cada vez más.

— Chifuyu— volvió a llamar mientras la tomaba del codo para obligarla a voltear, pero ella al hacerlo desvió la mirada hacia un lado; su cuerpo temblaba de manera incontrolable esta vez. — Mírame, Chifuyu — le pidió Keisuke en un tono suave pero al mismo tiempo imperativo. Chifuyu alzó sus llorosos ojos y Keisuke la miró suplicante. — Lamento que te hayas enterado de esta forma. — dijo él mientras le secaba una lágrima con el pulgar a Chifuyu — la verdad ni siquiera esperaba que te enteraras. — Admitió.

— ¿Que eres? — preguntó Chifuyu llorando desconsoladamente

— Creo que ya lo sabes — Keisuke hablaba en un tono tranquilizador

— ¡No, no lo sé! ¡No sé lo que vi, todo fue confuso! — dijo ella forcejeando para intentar soltarse del agarre de Keisuke. Poco a poco estaba perdiendo los estribos— y esa chica que lloraba, no parecía estar a gusto con todo eso

— Cálmate — dijo Keisuke tomándola, esta vez de ambos brazos

— ¡Suéltame! — suplicó Chifuyu

— No, no te soltaré, quiero que te tranquilices y me escuches con atención

— ¿Eres un...? ¿Iluminati o satanista? ¡Practicas el paganismo! — le acuso Chifuyu a su novio, Keisuke suspiró con impaciencia mientras ponía los ojos en blanco

— Ok, para empezar aclaremos algo — dijo él — el paganismo no se vincula netamente en algo negativo, no necesariamente — dijo Keisuke de manera severa — y segundo— continuó explicando, esta vez con más paciencia — no soy Iluminati ni satanista, yo no pertenezco a esa escoria humana, lo mío viene conmigo desde que nací soy hechicero, una condición natural que no todos los humanos tienen y jamás le haría daño a alguien si no es necesario

— ¿Si no es necesario? — repite ella aterrada intentando escapar del agarre de Keisuke

— Tranquila, Chifuyu— dijo él apretando mas sus brazos — a ti jamás te haría daño — la presionó contra su desnudo pecho y la envolvió en un apretado abrazo— a ti menos que a nadie, preciosa

— Siento que no te conozco, Keisuke— dijo Chifuyu mientras él aún la seguía abrazando

— sigo siendo el mismo... sólo que ahora sabes algo más de mi — dijo Keisuke acariciando la cabellera de su novia mientras que con suavidad apoyaba su mejilla en la coronilla de Chifuyu

— Pero vi sangre... y esa chica que lloraba... parecía un ritual

— Comprendo tu confusión, es natural

— Explícame por favor, porque me asustas

— Si te tranquilizas un poco te explicaré todo — dijo Keisuke en un tono suave pues Chifuyu aún estaba histérica — lo que viste fue una iniciación y esa chica que lloraba es Hina, mi hermanita

— ¿Pero... pero por qué lloraba? — preguntó Chifuyu hipeando

— Porque no quiere aceptar lo que es.

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