Keisuke frenó su coche patinando en el pavimento haciendo chillar las ruedas a ras del suelo. Con rapidez se bajó del auto y abrió la puerta del copiloto para tomar a Chifuyu en brazos, ella seguía vomitando rojo, manchando toda su ropa y Keisuke angustiado, se preguntaba que era aquello que ella expulsaba de su cuerpo. En ese momento, la frente de Chifuyu estaba perlada de sudor, indicando que la fiebre que poco a poco subía su calor corporal iba en aumento acompañado de violentas convulsiones.
— Ve a mi despacho — le ordenó Keisuke a Hina quien siguió a su hermano hasta la habitación. Él por su parte, acostaba a Chifuyu en la cama y le quitaba la ropa mientras hablaba con la hechicera diciendo cada palabra y oración de manera atropelladora y agitada — busca en mis grimorios que clase de poción es la que la dejó así, debe haber un antídoto
— ¡E... está bien! — respondió ella cruzando la puerta de la habitación para salir a toda prisa, y un tanto nerviosa; ella se sentía algo culpable porque todo esto pasó estando a su cuidado, Hina tuvo varias visiones previas mostrándole aquel momento casi fatídico, pero al no ser capaz de distinguir qué fue lo que pasó, no supo cómo llevarlo, ni cómo reaccionar por lo que prefirió quedarse con la duda, pues pensó que quizás se trataba de alguna mala pasada gracias al alcohol que vivió, después de todo, no era la primera vez que un poco de borrachera le jugaba malas pasadas con sus visiones del futuro. También se reprochaba aquella actitud, pensando que sí le hubiese dicho lo que vio, Chifuyu ahora estaría bien, pero es que ni siquiera vio con exactitud lo que dañó a la pobre mortal, todo fue tan confuso y rápido, tanto para la joven hechicera como para Chifuyu.
— ¡Ah, Hina, espera! — la detuvo su hermano antes de que ella desapareciera totalmente por la puerta — y si no encuentras nada entre los grimorios de mi despacho, ve a la casa de papá y mamá y busca los grimorios que dejé en mi antigua habitación — añadió Keisuke
— Está bien... ¿qué harás tú?
— Trataré de bajar su fiebre con magia, dudo que pueda hacerlo de manera normal ... ¡Ahora ve, ve! — apremió Keisuke a su hermana. Ella finalmente desapareció por la puerta y corrió al despacho de su hermano, encaminándose directo a las grandes bibliotecas de aquella habitación, repletos de libros con aspectos avejentados y gastados. Hina tomó el primero y se sentó de tras del escritorio para comenzar a ojear rápidamente el índice con las listas de pociones y para qué servían.
Entre tanto, Keisuke, se sentó junto a Chifuyu quien no paraba de temblar de manera violenta, sus temblores era tan fuerte que llegaba a saltar sobre la cama; afortunadamente había dejado de vomitar, pero las alucinaciones eran aún muy fuertes y realistas. Estaba balbuceando casi sin timbre en su voz, sin embargo, Keisuke podía oírla claramente, pero lo que no lograba comprender, es que quería decir con eso
— Mis bebés... me los quieren quitar... Sal... Sálvalos
— ¿Qué dices? — preguntó el hechicero preocupado
— «Puedo sentir su dolor»— dijo el Avatar Edward
— «Lo sé, yo también» — respondió Keisuke
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Tokyo Wonder
FanfictionKeisuke Baji era un hechicero que quería aumentar su poder, quería liderar, ser siempre el mejor... lo logró por supuesto. Pero a un precio muy caro, su vida... su alma y su familia. Edward era una criatura creada por un hechicero científico; su pro...