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Su madre murió de manera repentina.

 Afortunadamente, ella había ahorrado algo de dinero para las desgracias venideras. Alto, de solo 10 años, lloraba sin cesar junto al cuerpo de su madre. Naito también. Cayó el cielo y cayó la tierra, la sensación de vértigo no cesaba. Claramente estaba mirando hacia adelante, pero no podía ver. Siempre tenía hambre, así que le dolía el estómago, era solo eso... Pero fue la primera vez que todas las cosas fisiológicas se detuvieron. Fue el toque de Alto lo que despertó a Naito. Cuando volvió la cabeza, Alto sacudió sus manitas y dijo. 

"Hyung, tengo hambre..."

 Su madre murió, pero su hermano menor estaba vivo. La idea de que no podía permitirse perder la sangre y la carne que todavía quedaba con él en este mundo, pasó por su cabeza. Además, como si su madre le hubiese lavado el cerebro, sus palabras siempre estaban dando vueltas alrededor de él.

 "No debes ser malo con Alto. No deberías ser como tu padre, nunca. ¿Entendido? Porque... Alto es tu hermano menor. Y Alto, tú también. Siempre debes confiar y seguir a tu hermano."

 Naito agarró su ropa y tomó también la mano de su hermano. Como cuando era un bebé, era tan pequeño y suave que incluso un poco de manejo duro parecía poder causarle un rasguño. Tocó la mejilla de su hermano, donde el polvo y las lágrimas estaban pegadas. Tenía que darle de comer cualquier cosa, pero lo único que quedaba era pan y migajas. Naito, de 14 años, temblaba ante un futuro incómodo e incierto. El dinero que ahorró su madre puede durar un mes, pero después de eso... ¿Qué puede hacer él, que solo tienes 14 y tiene a Alto, que es más joven que él? No había mucho que pudieran lograr los niños de los barrios marginales. Venderse a una casa rica como sirviente, o confiar su cuerpo a un burdel, eran las únicas opciones así que Naito, que conoce profundamente el futuro de los niños sin padres, quería hacer una elección diferente aparte de esas dos. Tiene que elegir lo mejor, no lo peor.

 Naito, quien había estado acariciando el cabello de su hermano por un largo tiempo, de repente recordó las palabras de su madre. 

"Si tu madre desaparece repentinamente del mundo, ve con tu padre".

 "Aunque Elsie es violento, no los tirará porque es su padre."

 Su madre le dijo que se fuera con su padre... 

Naito abrazó el cuerpo flaco y frágil del niñito junto a él. Cerró los ojos y pensó en su padre: El nombre de ese sujeto era Elsie J. Altar. Se casó a los 18 años y desapareció abruptamente después de tener a Alto, a los 22. La razón por la que desapareció fue simple: No amaba a su madre, Jan Melskratz. Era un hombre guapo, con cabello negro y ojos morados que parecía fascinante con solo mirarlo un momento. A medida que Naito crecía, comenzó a volverse extraño y cruel. Siempre quiso terminar con su maldita vida en el callejón. Dijo que odiaba la pobreza así que empacó su equipaje en el año en que Naito cumplía siete. Su madre no detuvo a su padre. El bebé se rio alegremente en los brazos de su madre así que Naito fue el único que corrió tras la ancha espalda de ese hombre... Naito, que había estado persiguiendo a su padre con sus piernitas cortas, se cayó, pero se levantó y lo agarró de nuevo. Él miró a Naito con una cara insensible. Sus ojos eran los mismos de siempre, pero su expresión solamente le hizo tener muchísimo temor. Naito agarró la ropa de su padre mientras lloraba. 

"¡No te vayas, papá!"

 El papá miró a su hijo, llorando con un rostro descuidado antes de inclinarse. Acarició el cabello de Naito, que olía a leche, y dijo con frialdad:

Una noche solo para dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora