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"Me duele la cabeza..."

Se despertó con una sed que parecía quemarle la garganta y un dolor de cabeza que se sentía como si lo estuvieran rompiendo a la mitad. Naito no podía levantarse de la cama debido a una resaca increíble y un mareo que le hacía pensar que definitivamente iba a vomitar en cualquier momento.

Su cabeza martilleaba... Cuando papá, que se había quedado a dormir con él, notó que Naito no podía levantarse, el hombre se incorporó y encendió tranquilamente la luz del buró. Luego suspiró, se levantó y se fue a alguna parte porque escuchó el sonido desordenado de sus pisadas en el pasillo. Después de un rato, la mano del hombre tiró de su brazo otra vez, le apretó las mejillas y metió medicina en su boca abierta.

"Ten, pásalo con agua."

Naito, que quería salir de esa horrible resaca de inmediato, bebió agua tanto como le fue posible y luego, incluso, lamió las pequeñas gotas que habían quedado en la taza. Al terminar, papá tomó su vaso y lo puso cuidadosamente sobre la mesa...

Naito no recordaba nada. Sosteniendo su cabeza mareada, soltó lo primero que se le vino a la mente:

"Ayer, creí que mi padre iba a tener sexo conmigo". 

Escuchó a su padre reír a carcajadas mientras negaba con la cabeza:

"Para nada, tengo una regla de oro. Yo no consumo drogas, no me acuesto con borrachos y no tengo sexo con menores de edad."

Estaba tratando de empujar a su padre, que se había quedado recargado contra su hombro, pero el hombre era pesado y no parecía querer irse de allí. Lo abrazó como si fuera una camisa de fuerza y se aferró a la cama utilizando las dos piernas, así que, incluso aunque quisiera alejarse y luchar, su cuerpo sufría de resaca y estaba débil. Se dio por vencido en un instante y se quedó muy quieto, pensando que no estaba tan incómodo como para no tomar una siesta de algunos minutos... Pero cuando miró hacia adelante, descubrió que su padre ya lo estaba levantando para llevarlo casi a rastras hasta el baño, donde lo dejó suavemente recargado contra las baldosas. Solo estar de pie lo hacía sentir mareado, así que no hizo nada mientras dejaba que le quitara la ropa. Se quedó quieto, viendo como papá se despojaba de la bata y luego encendía la ducha para sostenerlo hasta hacer que el cuerpo entero se le humedeciera con el agua caliente. Parpadeó, y se dejó caer en el pecho de papá. Esos músculos eran mejores que la mayoría de los que tenían los jóvenes. Unos músculos del brazo bastante tenso y un torso uniforme. Su padre preguntó con picardía, mirando al joven que parecía un cachorrito:

"¿Por qué estás tan callado?"

"Estoy molesto."

Respondió con voz ronca. El padre miró a su hijo sin decir nada y asintió mientras lavaba a fondo el cuerpo de Naito. Después de eso, lo que su padre le puso en la mano fue un cepillo de dientes para que se cepillara mientras él iba a la bañera. Padre la había llenado hasta la mitad y mientras le ponía aceites, cuando Naito se aproximó como para comenzar a hablar con él, Elsie lo besó de un modo increíblemente húmedo. Con una lengua que vagaba alrededor de su boca y unos labios fríos que lo succionaban de vez en cuando.

Naito tembló...

"Me duele tanto la cabeza..."

Naito se colgó del brazo de su padre nuevamente e hizo un sonido de dolor impresionante. Su padre le tomó de la barbilla, lo levantó, miró su rostro y sonrió de esa manera fascinante y hermosa de siempre.

"No voy a lastimarte."

Papá hizo que Naito se pusiera correctamente de pie mientras él se arrodillaba en el suelo.  ¿Qué estaba tratando de hacer? Estaba confundido, así que solamente podía mirarlo como si estuvieran en espacios diferentes de la habitación, pero, cuando el hombre comenzó a agarrarle el pene y luego abrió la boca, Naito gritó igual a si eso fuera demasiado para él...                                ¡Papá había metido su miembro hasta la mitad de su boca!                                                                               Naito se sonrojó y agarró con fuerza el cabello de papá, diciendo:

Una noche solo para dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora