Su padre llevó a Naito, que tenía una pierna adolorida, al dormitorio y lo acostó allí. Comosiempre, parecía que iba a atacarlo, pero, inesperadamente, padre tomó tranquilamente la medicinadel buró y la puso en su palma.
"Toma esto y duerme."
Naito miró a su padre sin responder y se enterró en la manta. Él acarició su cabeza lentamente ydescubrió que después de todo, no importaba cuánto lo pensara o lo mucho que quisiera fingir queno, sus manos eran realmente dulces y suaves. Cerró los ojos y acomodó la cabeza un poco mejordel lado de la almohada hasta parecer un niño frágil.
Antes de salir de la habitación, su padre llamó a Contor. Él ya lo conocía, ¿Por qué estaba tannervioso? Papá besó a Naito brevemente en la frente e incluso le dijo palabras bastante tiernas dedespedida. Y cuando él finalmente salió de la pieza, la casa comenzó a parecer increíblementeenorme. En el silencio que pareció reprimir todo su cuerpo, abrió los ojos. Pensó quedefinitivamente haría cualquier cosa para mostrar su resistencia una vez que le diera la oportunidad, pero, ahora, su cabeza estaba pesada y más mareada de lo que podía manejar. No se movió, ycomenzó a pensar que estaría bien evaporarse justo así. Pero luego, casi al instante, escuchó que seabría la puerta... Oír el sonido del chirrido de la madera hizo que se le pusiera la piel de gallina.Tenía miedo, así que miró hacia arriba en un instante. Afortunadamente, la persona que entró fueun hombre conocido. Naito, pálido, observó a Contor. El lo saludó casualmente.
"Sal ahora."
"El presidente me ha ordenado que lo cuide"
"Entonces hazlo desde afuera. No estés dentro".
Como si estuviera pensando detenidamente en lo que había dicho, Contor, que parpadeó variasveces, miró hacia arriba y se encorvó.
"Está bien."
Naito observó de cerca la manera en la que Contor iba a la salida de nuevo. Sin embargo, mientraslo hacía, Naito preguntó en voz baja:
"¿Qué pasó con Alto?"
Contor se detuvo. Miró incómodo el rostro preocupado de Naito y luego se rio.
"Está bien. Es solo que ahora está en otro lugar".
"... Muy bien."
Fue un idiota con él la mayor parte del tiempo, pero todavía se preocupaba porque era su hermanitomenor. No sabía que hubiera llegado a ocurrir con su mente si lo hubiese matado y aunque nodeseaba verlo feliz, si quería que al menos pudiera estar lejos de todo esto.
Naito, acostado en posición fetal sobre la manta, abrió los ojos hasta la mitad. ¿Ahora qué haría?¿Cómo debería moverse? Cuando pensaba en ello, dolía como si su corazón estuviera tapizado deconcreto. Todo resultaba confuso y aterrador. Ya había llegado a la conclusión de que no podíaamarlo porque era su padre, pero cada vez que le besaba, su mente se volvía toda blanca y susmanos se encontraban aferrándose a su camisa. Pensaba que sería mejor con escaparse, pero, inclusodespués de que lo lograra, solo se encontraba pensando en él. Se sentía un poco como deambularpor un laberinto sin salida.
Naito estaba mareado. Agarró su cabeza, se puso de pie y miró al alrededor de la habitaciónluminosa. Este debía de ser el dormitorio para los recién casados así que no podía creer que ahorafuera una habitación para padre e hijo. Naito recogió la manta con sus manos secas y blancas.Tambaleándose, la acomodó sobre él y caminó hasta una pared con un montón de cemento en ella.Originalmente, debió haber una ventana justo aquí, pero no era una exageración decir querealmente su padre estaba preocupado de que huyera de nuevo. Naito, que lo miró todo con caradescuidada, se rio. Elsie había estado frente a él, pidiendo confianza con los ojos cubiertos delágrimas y ese rostro adolorido, pero que igualmente era muy hermoso. Le punzaba el corazóncuando pensaba en eso e incluso el dolor de cabeza empeoró significativamente. Naito se acostóincluso sin molestarse en cubrirse. Estaba terriblemente cansado así que cerró los ojos. Einmediatamente después cayó al agua profunda y tuvo un sueño: Estaba convencido de que era unsueño porque su padre tenía un rostro todavía muy joven. Estaban papá y él en una habitacióndestartalada y maloliente.
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Una noche solo para dos
General FictionElsie Benjamin Jedan: 38 años. Apuesto, encantador, carismático, tiene labia para conseguir lo que quiere. Pero detrás de esa fachada de hombre de mundo se esconde un monstruo; calculador, violador, sin moral alguna, obsesivo y peligroso. Cuando sus...