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[Estación Soma. Las puertas se cerrarán automáticamente] 

Al sonido de "Soma", Naito abrió los ojos que habían permanecido cerrados durante mucho tiempo. Perdió la estación en la que tenía que bajar. Naito agarró su bolso y se apresuró a descender del metro solamente para encontrar una vista bastante diferente a la que encontraba en la capital. Un lugar famoso por los juegos de azar, las drogas y la prostitución, se extendía por miles de kilómetros frente a él. Para la policía, era básico portar armas, incluso lo era para los ciudadanos comunes. Naito, mirando a la gente a su alrededor, colgó su bolso hacia adelante para evitar a los carteristas porque lo había visto en un documental en la televisión. También decía que no fuera solo por los callejones traseros y que era arriesgado andar de noche. Era, como si la ciudad abandonada rápidamente se hubiera convertido en una ciudad de entretenimiento. Construyeron carreteras y luego hicieron grandes edificios al pie de ellas. Entonces llegaron los extranjeros y con eso subieron los robos. Estaba planeando ganar dinero, no aquí, sino en otra ciudad. Pensaba en ir al puerto y comprarse una nueva identidad, pero, desde que comenzó a andar solo por la vida, parecía alguien que más bien estaba increíblemente perdido.

Habían pasado ya 3 semanas desde que huyó y ahora apenas y le quedaba suficiente dinero para gastar una semana en alojamiento y en comida. Intentó ahorrar tanto como le fuera posible, pero tenía miedo de que le atraparan si era muy predecible por lo que cambió rápidamente de destino y ahora, estaba en la batalla de encontrar un lugar lo más barato posible. 

Naito caminó hacia el gran mapa preparado cerca de la estación. Alojamiento, burdel, drogas, todoestaba marcado en un mapa, indicando a los visitantes adónde ir y adónde no. Mirando de cerca elmapa, encontró un motel accesible no lejos de la estación, pero que, lamentablemente, tenía unburdel justo al otro lado. Estaba asustado, pero pensó que en esta ciudad era una mejor opción ir aun motel cerca del burdel que quedarse sin refugio. El problema verdadero ocurrió cuando entró ala calle del motel. Había prostitutas caminando por las calles, con los ojos borrosos ydesenfocados. Irónicamente, Naito, que creció con un proxeneta, parecía sorprendido de todo esto atal extremo que incluso agarró su mochila con un poco más de fuerza y caminó más rápido que al inicio.

"Oh, querido. ¿Estás solo hoy?"

 Una mujer, andando casi desnuda, tocó la mejilla de Naito con un par de dedos afilados. Estabafría y sudorosa así que la primera reacción de Naito fue empujarle la mano y comenzar a irse haciaotro lado. Pero además de la mujer, las prostitutas se acercaron y gimieron cosas increíblementeobscenas junto a su oído. El olor a perfume y los gestos extraños volvieron loco a Naito porque sinimportar hacia donde volteara la cabeza, la gente y las mujeres se arremolinaban como si quisierantirarse sobre él.

"Por favor, ¡Detente!"

 Pero justo antes de gritarle, alguien tomó la mano de Naito con fuerza. Un toque que se parecíabastante al de su padre... Sin embargo, cuando Naito se sacudió esta idea, la persona lo jaló haciaadelante otra vez y lo sacó de la multitud con un fuerte impulso.

"Oye, tú ¿Cuántos años tienes?"

 El hombre no era tan alto como su padre, pero si era musculoso. La parte superior de su brazo eradel tamaño del muslo de una mujer adulta y tenía partes que incluso parecían considerablementehinchadas. Naito frunció el ceño y torció su mano para adelante y para atrás un montón de veces y, sin embargo, el agarré no se aflojó nunca y le hizo sentir como si sus muñecas estuvieranfuertemente atadas con esposas en lugar de por un par de dedos. Naito estaba avergonzado, peroigual miró al hombre. El sujeto agarró a Naito con más fuerza de lo necesario y lo empujó hacia lapared hasta hacer que incluso su cabeza se golpeara. Soltó una palabrota. El hombre, que loescuchó, entrecerró los ojos y gritó:

"¿¡Olvidaron la regla de no tratar con pequeños!? ¿Todos quieren ir a la cárcel y pudrirseallí o qué?"

¿Es porque se tiñó el cabello de castaño y se puso unas gafas que el hombre llamó a Naito menor?Fue un error. Naito vio una placa colgando de su pecho: Él era un alguacil con licencia de lafamilia real. En lugar de legalizar la prostitución y las drogas, era una persona que andaba de formairregular y tomaba medidas para minimizarlo. Naito, que fue atrapado, estaba asustado por eso. Sicreía que era un menor entonces lo llevaría a la estación y llamaría para que su padre o su personalvinieran a buscarlo. Los ominosos presentimientos de Naito se habían hecho realidad muy rápido.

Naito tomo fuerzas, agarró sus lentes sin micas y se los bajó. Quería mostrar que era un adulto,pero tenía una cara bonita con líneas jóvenes.

 "Ya veo que incluso los menores como tú engañan sobre su edad y se prostituyen ¿Escuchastelo que dije sobre pudrirse en prisión? Son diez años en correccional por esto."

"Soy un adulto"

Naito respondió con una voz suave, sosteniendo su bolso con fuerza. Pero el hombre solamente serio.

 "¿Crees que no he visto niños como tú? ¿Cuántos años tienes?"

"¡Tengo 20 años!"

 Naito miró al hombre fijamente y el sheriff, que le regresaba la mirada, entonces lo agarró delhombro y tiró de él otra vez. Volvió a tener dolor.

"Primero, vayamos a la comisaría e investiguemos. Si tienes razón, entonces... ¡Ay!"

 Si lo arrastraban a la comisaría, todo se acabaría ¡Absolutamente todo! Tan pronto como terminóde pensarlo, Naito agarró la bolsa que tenía y la estrelló en la cara del sheriff. Era una bolsa llenade equipaje pesado así que el sheriff, golpeado justo sobre la nariz, se hizo para atrás y tropezó conalgunas de las cosas que les pertenecían a las prostitutas. Y mientras el alguacil caía, Naito,sosteniendo su bolso en sus brazos, corrió calle abajo. Las prostitutas y los turistas que habíanllegado a buscar prostitución, corrieron junto con él por las calles boscosas. Fue difícil, pero lagente se convirtió en obstáculos y el sheriff quedó muy atrás. Naito, que no conocía bien elcamino, volvió por donde vino y se aventó en el asiento de atrás de un taxi.

Al principio, el taxista vio al sheriff como un jabalí hambriento acercándose. Trató de decirle quese fuera, pero Naito, tembloroso, le cerró la boca en un segundo con un enorme paquete de dineroarrugado. Después de tomarlo, pisó fuerte el acelerador.

 "¿A dónde vas?"

"Gojan... Por favor, vaya a Gojan".

Naito ni siquiera podía respirar correctamente y respondió con dificultad a su pregunta. Por correr,le dolían los pulmones y la garganta y el pecho le iba arriba y abajo, como un balancín. Su corazónhabía ido hasta el límite así que, jadeando y mirando en el espejo lateral, gradualmente viodesaparecer al sheriff hasta que se evaporó. Naito se sintió aliviado y se apoyó en el asiento paracerrar finalmente los ojos. Todo su cuerpo estaba cubierto de sudor frío y además, temblaba depura ansiedad. No debía ser atrapado. Ser atrapado por un padre, sin saber si sería un hijo o unamante... No quería pasar por eso otra vez. Pero su padre lo quería. Era un hombre queconvencería a quien fuera con el método que le gustara porque de esa manera era que había llegadoa la cima de la pirámide. Escalaba y escalaba tan rápido que parecía que no había nada que nopudiera hacer.

 "Si eso sucede, yo, yo..."

Naito envolvió su rostro con sus manos cansadas. No salieron lágrimas, solo un triste y pesadomurmullo sin forma.


Una noche solo para dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora