Algo complicado [Regulus Black]

XXII

El tiempo pasaba y ya era el día, el día que se acercaban un poco más a ese final trágico del que hablaban en el viaje del tiempo, pero ahora mismo no pensaban que en dos años posiblemente James Potter y Lily iban a morir, ahora mismo estaban corriendo al hospital pues T/n, estaba dando a luz a sus dos pequeños angelitos que ahora mismo para ella eran unos demonios asquerosos. Y la gente de fuera podía confirmarlo por los gritos de la chica.

- BLACK EN TÚ VIDA VUELVO A PASAR POR ESTO ME ESCUCHAS MALDITO ASQUEROSO. — los que estaban fuera no sabían si reír por lo que la chica gritaba o si estar preocupados por que a veces gritaba como si la estuvieran matando.
Pero cuando se escuchó un primer lloro de bebé todos sonrieron algo aliviado hasta la chica soltó un suspiro. Al menos hasta que le dijeron que quedaba otro y volvió a maldecir a Regulus.
James caminaba de un lado a otro realmente nervioso, Dios como se iban a ocupar de los niños aún les quedaba un año en Hogwarts. Él pensaba solo en eso hasta que vio a Regulus con sus dos sobrinos venir, sonrió sin dudarlo y cogió a su pequeña Sandy con cuidado.

- Hola pequeña, aún me acuerdo de ti —le dio un beso en la frente haciendo que la pequeña sonriera un poco.

Lily veía esa escena fascinada, ahora sabía bien claro por que se había casado con ese hombre y tenido a aquel bebé, juraba que había fotografiado aquel momento en su mente para toda su vida y solo sustituirá ese recuerdo cuando el bebé que sostuviera fuera el de ellos.

Los padre de los Potter estaban sonriendo eran abuelos y estaban más que felices y ya ni hablar de Sirius y Remus, cuando por fin James había soltado al bebé para dárselo a sus padre habían empezado a moverlo de un lado a otro mientras Regulus, bueno el solo rezaba por que sus padre parecieran por la puerta apesar de todo los habían avisado todos los presentes estaban preparados por si algo salía mal, pero este no fue el caso, por primera vez se comportaron para ir a ver a sus dos nietos aunque Sirius y ellos no intercambiaron ni una sola palabra.

Se felicitaron y se quedaron allí en familia tan bien que no se acordaban de que la chica llevaba un rato en la habitación sola esperando a que le dieran a sus bebés. Hasta que su hermano se acordó y salió casi corriendo hacia la habitación siendo reñido por la gente que trabajaba allí.

- Hola —dijo su hermano entrando por fin a la habitación con una sonrisa.
- Hola —dijo la chica de la misma forma abriendo sus brazos para que fuera a abrazarle y así fue, la abrazó como si fuera algo frágil por miedo a hacerle daño en la vía o en cualquier otro sitio.
- No sabes lo felices que estamos todos —se separó para darle una caricia en el pelo y un beso en la frente, se separaron escuchando un ruido en la puerta era Sirius y detrás Remus y los padres de ambos pelinegros de ojos azules.
- No quiero volver a escuchar esos gritos de nuevo, parecía que te estaban matando. —la chica río levemente.
- Gracias por mostrarme así tu gran preocupación por mi Canuto. —sonríe levemente, y aumenta su sonrisa cuando ve entrar a Regulus.
- Hola amor —dijo aún con el niño en brazos dándole un pequeño beso en los labios haciendo que la chica sonriera aún más.
- Hola —dijo en un susurro lo mirandolo como si fuera lo más perfecto del mundo, una sonrisa de oreja a oreja, los ojos brillándole mientras el solo jugaba con la mano de su pequeño hijo.
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[...]
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Era el día de que empezaba el verano, había pasado casi un mes donde en el cual la chica solo fue a los exámenes finales pues le había comentado a Dumbledore la situación y había accedido a que lo tomaran como una falta justificada.

Era el primer verano donde los dos hermanos Black vivirían con los Potter, quien lo diría. 4 adolescentes dos bebes y una pareja de adultos en una misma casa, sin ningún problema y sin ninguna riña, bueno solo las de cuando James y Sirius hacían alguna gamberrada o cuando no dejaban dormir a los mellizos por tanto ruido que hacían escuchando esa dichosa música muggle.

- Mama!—dijo la pelinegra corriendo por las escaleras, siendo perseguida por James.
- Vuelve aquí! —corrió pero su madre ni siquiera se molestó en conquistar simplemente utilizó un hechizo para teletransportarse a otro sitio causándole gracia a Regulus pues estaba ayudándola a ordenar la cocina pues acababan de desayunar.
- Regulus, y mi madre? —dijo dando vueltas al rededor de la cocina.
- No lo se, acaba de desaparecer en cuanto gritaste -le dio un beso en la mejilla mientras llevaba mas platos al lavavajillas.
- Papaaaaa! —la chica corrió a su padre que Justo acababa de pasar por la puerta de la cocina y se abrazó a él.
- Que paso princesa? —dijo el padre dándole un beso en la frente.
- James me quiere lanzar un hechizo, por que le puse tinte en el champú —su padre frunció el ceño mirándola— él me hizo lo mismo y yo tuve el pelo rojo más de un mes entero.

Ahora dirigió la mirada a su hijo que tenía el pelo rubio pollo, parecía de la familia de los Malfoy, al padre le hizo mucha gracia no pudo evitar reírse. Regulus aún en la cocina asomó su cabeza viendo el pelo de James haciendo que se riera.

- No os riais! No es gracioso! — dijo James cruzándose de brazos.
- así lo es por que hoy viene Lily y te va a ver rubio. —los presentes se rieron más y las risas aumentaron cuando por la puerta entró un Sirius con la compra y pudo ver a su mejor amigo de esa forma, se acercó a la chica que aun tenía el brazo de su padre por los hombros y chacaton las manos.
- ¿que? —dijo James gritando— No! No puede venir hoy! Mírame! —dijo moviendo su pelo rubio— mamaaaaaa! —grito para subir las escaleras en busca de su madre, la cual se había teletraportado a la habitación de los mellizos.