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— Muy bien, vamos de nuevo. — Matías les dice a sus bebés, a las cuales les estaba intentando enseñar algunas palabras. — Pa - pá. — dijo, separando las sílabas de aquella palabra.
Con la esperanza de que sus bebés dijeran al menos papá.
Pero como en otras ocasiones, las menores se quedaron calladas o entretenidas con sus manos.
O con cualquier cosa que estuviera a su vista o alcance.
— Vamos, bebés. — las motivó a seguir, pero las menores no dijeron nada. — Esto no funciona. — se queja, para después escuchar un par de risas.
Las cuales provenían de su madre y de su padre, quienes habían llegado de visita.
Encontrándose solo ellos en casa, porque Mauro había salido a arreglarse un poco el cabello.
Argumentando que necesitaba un nuevo cambio de cabello y que quería renovar un poco su imagen.
— ¿Cuando es que habla un bebé? — Matias les pregunta a los contrarios.
— Cada bebé es un mundo, y cada uno tiene su tiempo. — Natalia responde. Sonriendo ampliamente por cómo sus nietas empezaban a gatear lejos del morocho, en un intento de escapar de las lecciones que estaban recibiendo.
— Así que no las fuerces a decir alguna palabra, y solo deja que las cosas sean naturales. — la rubia argumentó, pero su hijo solo bufo.
— Celeste, Azul, vuelvan aquí. — Matias les demanda a sus pequeñas, quienes solo ríen divertidas para seguir con su exploración.
Alejándose del área designada para estar junto con su papá.
— Crecen muy rápido. — Darío comenta.
Sintiéndose enternecido y bendecido por la oportunidad de conocer a sus primeras nietas.
Porque antes, poseía una nula esperanza de que eso sucediera, ya que Matías no podía quedar embarazado.
Y por las preferencias sexuales de su hijo, afirmó que no vería a ningún nieto de sangre.
No cuando, supuestamente, Monzón tampoco podía dar a luz.
Siendo un hombre corriente como lo era Matías.
— Si, ya no les falta nada para llegar a su primer añito. — el morocho celebró eso.
Vigilando a sus bebés en todo momento, las cuales iban y venían con cierta rapidez de un lado a otro.
— Siento cómo si hubiera sido ayer que las trajimos a casa. — asegura, sintiendo cierta melancolía.
Melancolía que se esfuma de inmediato, ya que escucha una voz bastante familiar que había ingresado a su hogar.
— Mati, ya volví. — Monzón hace notar su presencia con un toque de felicidad, entrando a lo que era la sala. — Buenas tardes, suegros. — saludo respetuosamente a los padres de su novio.
Quienes no tardaron en devolverle el saludo.
— Buenas tardes, Mauro. — fue la simple respuesta que dió Darío, pero no sé sintió tan seca como alguien más pudiera sentirlo.
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Cᴇʟᴇsᴛᴇ ʏ Aᴢᴜʟ : ˡⁱᵗᶜᵏᵒ : FINALIZADA ✅✅
Fanfiction゚*☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆*゚ ┊ ┊ ┊ ┊ ┊ ┊ ┊ ┊ ┊ ┊ ˚✩ ⋆。˚ ✩ ┊ ┊ ┊ ✫ ┊ ┊ ☪⋆ ┊ ⊹ ✯ ⋆ ┊ . ˚ ˚✩ ≻───── ⋆✩⋆ ─────≺ Cuando el bebé apriete tu mano por primera vez, te habrá conq...