↷✦; Cᴏʟɪᴄᴏs ❞

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Después de que Mauro amamantara a sus hijas, aquel se sentía bastante satisfecho y complacido.

Todo por haber cumplido con una necesidad vital de sus hijas y suplido aquel sentimiento que surgió en él.

De la cual se sentía bastante agradecido de haber sentido.

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— ¿Te ayudo a sacarles el aire? — Spallatti pregunta, sintiéndose muy complicado por lo que Monzón había hecho.

— No gracias, creo que puedo hacerlo solo. — Mauro responde.

Tomando a una de sus bebés para darle suaves golpecitos en la espalda. Y que así sacarán todo el aire que les había quedado, cuando estaban mamando.

— Bueno, como quieras. — Matias dice, no protestando en nada.

Dejando que el otro se ocupe de sus hijas, mientras que el los ve con atención y con una pequeña sonrisa en sus labios.

— Tan linda mis niñas. — Mauro comenta, tomando a su otra hija para hacer el mismo proceso que con la primera. — Las amo mucho. — confiesa, dándole leves toquecitos a Celeste. Que se encontraba muy agusto en los brazos de su papá, mientras que su hermana estaba recostada en la cama.

— Y ellas también te aman. — Matias asegura, sonriendo más que antes por lo que sucedía. — Y yo también te amo. — agregó.

— Y yo los amo mucho a los tres, aunque haya momentos en los cuales los deteste. — el ojiverde confesó. — O los haga sentir mal con mis acciones, en especial a vos. — dice, mirando fijamente a su novio, que solo niega por sus palabras.

— No te disculpes por nada, que se que no estás pasando por un momento fácil. — el contrario responde, entendiendo de pies a cabeza la situación.

— Es que entiendo que así sea, pero siento que eso no me da el derecho de ser un imbécil con vos y con nuestras niñas. — Mauro replicó, dejando a Celeste junto con su hermana, la cual se movía mucho.

Más de lo normal.

— Y quisiera cambiar eso, creeme que lo deseo más que nada en el mundo. — el menor agrega, recibiendo mimos y besos por parte de Spallatti.

— Se que quieres cambiar todos esos sentimientos confusos que tienes, pero todo posee un fin y que la depresión posparto que tienes, acabará cuando menos lo esperes. — el morocho respondió, dejando un casto beso sobre los labios del otro, que se estremecía con esa acción.

Pero ese sentimiento de excitación termina bastante rápido, como si hubiera algo en el que mandara a la basura ese tipo de sensaciones.

— Tengo miedo de que dejes de excitarme o de gustarme. — Mauro confiesa con pena y de manera sorpresiva.

— ¿Cómo por qué dices eso? — Spallatti pregunta confundido.

— Ya no siento nada cuando me besas, o cuando te veo desnudo. Y antes, con un solo beso tuyo se me paraba la pija o empezá a tener fantasías. — responde, por muy exagerado que sonarán sus palabras.

Cᴇʟᴇsᴛᴇ ʏ Aᴢᴜʟ : ˡⁱᵗᶜᵏᵒ : FINALIZADA ✅✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora