¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
゚*☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆*゚
┊ ┊ ┊ ┊ ┊ ┊
┊ ┊ ┊ ┊ ˚✩ ⋆。˚ ✩
┊ ┊ ┊ ✫
┊ ┊ ☪⋆
┊ ⊹
✯ ⋆ ┊ . ˚
˚✩
Aquel suceso en el centro comercial, solo había sido una advertencia de lo que se venía.
Porque las patadas de las bebés, no serían lo único que iban a atormentar a Monzón. Ya que con la llegada de su tercer trimestre, su vientre iba a crecer mucho más de lo que había terminado con su segundo, tristemente.
Y todo porque sus niñas necesitaban más espacio para irse desarrollando.
Y si bien con una sola, la barriga de Mauro sería grande, ya con dos nenas, la situación se había vuelto increíblemente gigante.
Tanto, que se le estaba dificultando el salir de casa, como solía hacerlo antes. Ni hablar que sus noches se habían vuelto un tanto incómodas, ya que dormir con un peso doble, era bastante difícil.
≻───── ⋆✩⋆ ─────≺
Matias sintió en repetidas ocasiones como Mauro se quejaba y se movía un poco entre las sábanas. Y no tardó mucho en abrir los ojos, para ver lo que sucedía con su novio.
Y si todo estaba bien con este y con sus hijas.
— Mau, ¿qué pasa? — Spallatti preguntó, encendiendo una lamparita que estaba sobre la mesita de noche. — ¿Qué tienes, amor?, ¿te sientes bien?, ¿necesitas algo?
— Lo que necesito es dormir, pero no puedo hacerlo. — Monzón responde de inmediato, escuchándose algo incómodo y enojado. — Las niñas no dejan de moverse y me siento incómodo por mi barriga. — agregó, soltando un pesado suspiro. — Y en la mañana tenemos cita con la ginecóloga. — agrega, pareciendo que iba a llorar de la frustración en cualquier momento.
— ¿Querés que te traiga un poco de leche tibia y que te haga un masaje? — Matias cuestiona, a lo que Monzón niega apenado. — Vamos, bebé, que sabes que no me molesta en nada ayudarte. — comento, para darle un beso al otro en los labios, y salir de la cama para buscar el vaso de leche tibia.