II

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FUTURO EN EL PASADO

II.

El tiempo transcurría con total normalidad, aquel pequeño y extraño grupo continuaba su viaje ante la sorpresa de todos. Era claro que Jacken se había encariñado con Rin, por mucho que lo negara. Incluso Sesshomaru le tenía cariño o algo parecido, pese a nunca demostrarlo abiertamente. 

El día que tanto esperaba Sesshomaru y el mundo, llegó, por fin acabarían con Naraku de una vez por todas. Quizá fue en ese momento en que Sesshomaru se dio cuenta de algo, algo que había estado bajo sus narices todo ese tiempo y sin embargo, hasta ahora se percataba de lo obvio.

Sesshomaru había salvado en más de una ocasión a aquellos ojos chocolate, ahora recordaba haberlos visto desde la primera pelea que tuvo con Inuyasha. Aquella mirada siempre le había causado algo, aunque no podría decir qué, nunca vio en aquella mirada temor, a pesar de que en alguna ocasión ya había intentado matarla. Pero ahora, viéndola realmente por primera vez, se daba cuenta que era ella, aquella niña que había visto en sus sueños, en su alucinación o en lo que sea que hubiese sido, aunque no entendía, él no la había conocido cuando era una niña, ¿cómo es que aquella imagen vino a su mente? y más aún ¿por qué?

En aquel momento podía sentir el peso de la mujer sobre su estola, iban volando, intentando llegar a algún lugar, que en el momento no recordaba; el aroma de aquella mujer eliminaba el resto, olía a sudor y polvo, claro, pero la esencia de su aroma era... le causaba una sensación parecida a aquella sonrisa. Sin embargo, no era el momento para pensar en esas cosas, tenía otras prioridades, como acabar con Naraku y encontrar a Rin... y si era posible a Jacken.

Cuando finalmente parecía que la pelea había llegado a su fin, aquella mujer, Kagome, porque sí, sabía su nombre, fue absorbida por la Perla de Shikon, en aquel momento, quizá por ella o quizá por ver lo que sucedería, entregó a Tenseiga a Inuyasha... otra mala broma de su padre. Al verla regresar, aquella escena donde el viento mecía su cabello y le sonreía, volvía a tomar fuerza, aunque ahora ya no era una niña y no le sonreía a él, le sonreía a Inuyasha; la dicha les duró poco de cualquier forma, pues el pozo se había sellado y Kagome había quedado en su época... podía ver la desdicha en el rostro de aquel híbrido.

¿Acaso la única razón para "encontrarla" era verla partir?

Sesshomaru vio como pasaba el tiempo, irremediablemente. Había dejado a Rin en la aldea y Jacken se encargaba de visitarla con frecuencia llevándole algunas telas de parte suya, pero, a diferencia de lo que muchos pensaban, él no tenía intenciones de cortejarla, era absurdo ¿cómo podría? aquella era apenas una niña.

Un buen día percibió el aroma de Kagome, se acercó tanto como pudo para que no lo detectaran, la vio salir del pozo con ayuda de Inuyasha,  al parecer había elegido vivir con Inuyasha en aquel lugar. 

Era más que risible el pensar que el gran Sesshomaru se había vuelto un infeliz empedernido, no entendía lo qué sucedía y la razón era que seguía sin recordar en qué momento había conocido realmente a Kagome, aquella duda era lo que lo condenaba a continuar pensando en ella.

Cuando Kagome regresó a la aldea, la presencia de Sesshomaru aumentó en consecuencia, quería respuestas, aunque no estaba seguro si ella se las podría dar. En cada visita que hacía a la aldea podía escuchar las murmuraciones de los aldeanos, decían que seguramente en cualquier momento se llevaría a Rin para tener descendencia, que ridículos, para él Rin no era más que aquella niña que protegía, quizá existía, no, sabía que existía un lazo inexplicable entre ellos, pero nada tenía que ver con atracción carnal.

Desde que Kagome había llegado a la aldea veía muy seguido a Sesshomaru, aunque nunca le preguntó a Inuyasha si aquello era normal, supuso que sí, después de todo ahí se encontraba Rin y muy seguido Jacken. Así que al poco tiempo comenzó a saludarlo, como si fuese lo más normal entre ellos. Solía decirle cuñado, aunque los saludos no eran muy bien recibidos por él y a Inuyasha tampoco le hacía gracia que le dijera así. Pensó que se debía entonces a que no les gustaba que les recordaran que estaban emparentados, optó entonces por saludarlo simplemente por su nombre; la primera vez que lo hizo pudo ver cómo Inuyasha se quedaba incrédulo ante su atrevimiento, pero no dijo nada, se limitó a ver de reojo a Sesshomaru, quien aumentó su sorpresa al ver que éste no hacía nada, no parecía molestarle la aparente insolencia de Kagome con su persona.

Inuyasha solía sorprenderse mucho con la paciencia que tenía Sesshomaru con Kagome, ni siquiera él la había tenido cuando la conoció; pero ya que él no era un hombre especialmente atento a esa clase de cosas, no le dio mayor importancia y le achacó aquel comportamiento a la convivencia que tenía con Rin, cosa que tampoco lograba entender del todo.

En aquellos días en que se hacía más y más notoria la presencia de Sesshomaru en la aldea, los rumores aumentaban y muchos ya lo daban como cierto, tanto así fue como incluso la misma Rin empezó a tener dudas respecto a lo que estaba sucediendo, se quedaba pensando siempre que recibía algún obsequio de su parte, "¿acaso el Señor Sesshomaru se tomaba la molestia de escoger él mismo las telas que le enviaba? ¿pensaba mucho en ella? ¿imaginaba que la besaba mientras usaba aquellas telas? El rostro de Rin se coloreó completamente de rojo, desde aquella ocasión en que había visto sin querer al monje Miroku en el bosque, haciendo... bueno, entrando y saliendo de aquella mujer, algo en ella había despertado, había noches que no podía dormir; y ahora con todas las cosas que decían las personas de lo que planeaba el Señor Sesshomaru, no podía evitar pensar en ella siendo abierta de piernas por él. Negó con la cabeza, pero no podía dejar de pensar que quizá lo que sea que quisiese decirle, se lo decía con aquellos obsequios."

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