XXII

50 13 2
                                    

FUTURO EN EL PASADO

XXII

Aquel grito alcanzó a llegar a oídos de Miroku y el resto, pero a diferencia de sus gemelas, él sí que había escuchado aquel grito antes, recordaba claramente el momento en que habían nacido sus preciosas hijas. No obstante, sabía que aquel grito no era más que el principio de un arduo camino que, lastimosamente, Sango tenía que recorrer sola. 

Miroku observaba como Kohaku intentaba distraer a sus sobrinas, no tenía caso que se preocuparan por esas cosas, en un par de horas seguramente conocerían al fin a su nueva hermanita, como decían ellas que sería, aunque a decir de la anciana Kaede se trataba seguramente de un niño. Cualquiera de las dos opciones era igual para ellos, lo único que deseaban era que naciera sano y que Sango pudiese salir rápidamente de aquella situación.

Dentro de la casa la historia no era tan tranquila como afuera, las cosas si bien habían iniciado de una forma no tan alentadora, parecía que no habría complicaciones mayores que el simple descuido en las cuentas de los días, no obstante a medida que pasaban las horas, Kagome comenzó a notar que algo andaba mal, Sango parecía muy cansada, demasiado cansada, era natural el cansancio hasta cierto punto, pero comenzaba a notar que incluso le costaba trabajo mantener los ojos abiertos, la alarma llegó cuando de la nada Sango comenzó a tiritar, como si de pronto hiciera mucho frío.

—Sango —Kagome llamó a su amiga al notar su tiritar, ya faltaba poco para que terminara todo aquello, pero no parecía que Sango tuviera las fuerzas necesarias para terminarlo. Sango no respondía, era como si su mente se hubiera ido a otro lado, como si comenzara a quedarse inconsciente, aquello no podía ser nada bueno— Kaede —llamó Kagome a la anciana al ver que algo le ocurría a Sango, levantó la vista esperando respuesta de la anciana, pero lo que vio la dejó aún más preocupada. 

—No te alteres —dijo la anciana intentando mantener la compostura, sin duda algo estaba yendo mal, algo ocurría, pero no comprendía todavía qué. Con la mirada llamó a Rin para que tomara su lugar—, no hagas nada, sólo dime si ocurre algo —le dijo levantándose de donde estaba para acercarse a Kagome.

—Creo que se desmayó —dijo Kagome haciéndose a un lado para que la anciana revisara a su amiga.

—Eso parece —dijo la anciana al revisar los ojos de Sango ¿qué podía estar pasando?—, es muy extraño, no tuvo ningún problema la vez anterior ¿no es así? —dijo viendo a Rin quien asintió en respuesta. 

—Eh... —mientras la anciana Kaede y Kagome intentaban pensar en la razón del porque Sango se encontraba en aquel estado, Rin comenzó a ver algo que no debía estar pasando—, anciana Kaede, Sango, Sango está sangrando —dijo llamando inmediatamente la atención de las dos mujeres. 

—¿Qué estás diciendo? —preguntó la anciana Kaede acercándose apresuradamente a donde estaba Rin— no puede ser —dijo mientras su rostro palidecía un poco más al darse cuenta de lo que estaba ocurriendo.

—¿Anciana Kaede? —le llamó Kagome al ver la palidez en su rostro, algo le decía que la anciana finalmente había caído en cuenta de qué era lo que le ocurría a Sango.

—Previa... 

—¿Cómo?

—...placenta previa —dijo la anciana con voz ahogada, no se la había pasado por la cabeza que algo así pudiese ocurrirle a Sango, aquello lastimosamente, era una sentencia de muerte para cualquier mujer.

Las tres quedaron en silencio, sabían bien lo que significaba aquello, no había manera de detener el sangrado, vamos que ni siquiera en la época de Kagome era fácil en un quirófano, ni qué decir en la situación en la que se encontraban.

—Tenemos que... necesitamos sacar al bebé —dijo la anciana haciendo a un lado a Rin, no podía quedarse esperando a que dos vidas se le escaparan entre los dedos. Al menos una, al menos a uno podía salvarlo.

—Sango, Sango despierta —decía Kagome con la voz quebrada, no quería darse por vencida con su amiga, no podía creer que algo así estuviese ocurriendo, no.

—Kagome, tienes que ayudarme —dijo la anciana Kaede lo más tranquila que pudo.

Kagome sentía que aquella voz era tan lejana, no podía estar pasando aquello, pero asintió y se acercó a la anciana, era como si estuviera flotando, alcanzó a escuchar algo de que le apretara el vientre, ¿cómo había podido ir todo tan mal?

Futuro en el PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora