XVIII

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FUTURO EN EL PASADO

XVIII

Mientras el viento se llevaba los últimos resquicios del portal, el grupo iba sintiendo un poco de paz, sentían que se encontraban en un lugar seguro, aunque sin llegar a olvidarse de lo que habían perdido y del firme propósito de buscar revancha y esta vez, ganar a toda costa.

—Kagome, ven acércate —dijo la anciana Kaede al ver la molestia que le causaba su hombro—, deja que te revise tu hombro —la mujer ya mayor esperaba que sólo se tratara de algo menor, seguramente así era sino el dolor sería insoportable. Además del bienestar de la muchacha estaba sabedora de que sin Kagome pocas serían sus posibilidades de ganar, después de todo el enemigo había podido incluso usar de títere al mismo Sesshomaru.

Kagome se acercó a donde la anciana había caminado, un poco lejos del grupo se ocultaron detrás de una de las bardas de la casa principal, con eso bastaba para tener la suficiente privacidad para que la anciana Kaede pudiera revisarla bien. 

—Quizá te duela un poco, pero necesito revisar bien —dijo la anciana mientras revisaba el hombro de Kagome, movía su brazo de un lado para el otro intentando sentir si algo se había roto o si era una simple torcedura. 

—Ahhhww —decía Kagome quedamente, estirar el brazo y ni que decir de hacer fuerza le dolía mucho, a juzgar por el rostro de Kaede podía darse cuenta de que no era tan simple después de todo.

—Parece que es un esguince, no es tan grave, pero no podrás hacer fuerza por un tiempo, ni —hablar de utilizar el arco —dijo Kaede mientras la ayudaba a acomodarse la manga nuevamente—. No te preocupes —añadió al ver el congojo de la sacerdotisa—, en un par de semanas estarás como nueva, claro, siempre y cuando no lo fuerces —dijo tranquilamente.

—Pero necesitamos hacer tantas cosas, no puedo quedarme sin hacer nada —comenzaba a quejarse Kagome ante la idea de estar con el brazo inutilizable durante un buen tiempo—. Tengo que encontrar a Inuyasha 

—No te preocupes por eso, ya encontraremos la forma de lograr todo eso, ahora vamos a ver qué es lo siguiente que se hará.

Kagome avanzó detrás de la anciana, se recargó con cuidado en uno de los árboles que se encontraban cerca, mientras iban llegando escuchó a Miroku cuestionar a Sesshomaru. 

—¿Conoces a la persona que te puso bajo ese hechizo? —preguntaba Miroku mientras era aparentemente ignorado por Sesshomaru.

—No tengo idea de quién sea —dijo claramente renuente a hablar del tema—, pero ella parecía conocerme —de pronto recordó algo al ver a Kagome de reojo—; parece ser que tuvo algo que ver con que Inuyasha no esté aquí —vio como de inmediato la sacerdotisa ponía más atención.

—¿Sabes dónde está Inuyasha? —preguntó de inmediato Kagome, él sabía bien lo que ella quería saber, pero no podía complacerla con la respuesta que esperaba.

—No, tan sólo sé que logró escapar de alguna forma pero que donde está no puede hacer nada —vaya que había sonado misterioso, aunque no era su intensión, era simplemente lo único que sabía al respecto.

—¿A qué te refieres...? —Kagome quería averiguar todo lo que pudiera respecto al paradero de Inuyasha, pero era claro que Sesshomaru no sabía nada más que lo que había dicho ya.

—¿Cómo era la mujer? —preguntó de pronto Miroku al ver que en cualquier momento Kagome perdería la calma.

—Ordinaria —fue la respuesta del demonio—, cabello largo y negro, con piel extremadamente pálida —añadió mientras pensaba que sería lo último que diría y definitivamente no les diría que aquel ser asqueroso lo había besado.

—Ya veo —contestó Miroku intentando imaginar a la mujer que había sido capaz de controlar a Sesshomaru de esa forma.

Kagome se había quedado en silencio, intentando pensar en dónde podría encontrarse Inuyasha para que no pudiera regresar, no estaba muerto a decir de lo que había escuchado Sesshomaru, ¿estaba escondido quizá? lo dudaba mucho, pero entonces ¿dónde estaba? seguía siendo la cuestión.



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