XXXIII

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FUTURO EN EL PASADO

XXXIII.

Si bien Sesshomaru se negaba definitivamente a ser la niñera de nadie, sabía también que últimamente no importaba mucho lo que él quisiera, igual su cuerpo hacía una cosa y su mente hacía otra, en cualquier caso, necesitaba encontrar a Rin y, quizá sería más fácil si aquella humana lo ayudaba, aunque ni siquiera sabía en dónde se encontraba el inútil de Inuyasha, la duda de si Rin había sido llevada al mismo lugar que Inuyasha cruzó su mente, pero quizá sería demasiado fácil aquello. Sesshomaru se preguntaba recientemente en qué momento su vida había comenzado a girar entorno a los humanos, sino fuese porque era él, se aborrecería enormemente.

Kagome por otro lado, no dejaba de dar vueltas al mismo asunto, ¿cómo podría sanar su hombro de forma rápida y eficaz? No podía pelear en ese estado y ella lo sabía, el detener a Sesshomaru había sido pura suerte; empezaba a delirar imaginando que ponía un fragmento de la Perla de Shikon en su brazo, lo cual era una locura principalmente porque ya no existía la perla, pero a su mente parecía no importarle, por lo cual continuó divagando rumbo a la salida de la casa, pero antes de salir Sesshomaru la detuvo una vez más, parecía que se le hacía costumbre tomarla del brazo.

—Espera, necesitas vendarte ese brazo —dijo Sesshomaru soltándola al instante, aquellos pequeños movimientos involuntarios comenzaban a exasperarlo.

—Sí, supongo que tienes razón —dijo con una media sonrisa, aunque Kagome se preguntaba con qué y cómo se vendaría, era claro que no podía contar con Miroku para hacerlo y mucho menos con Kohaku quien estaba a cargo de la guardería del grupo, al parecer; a menos que Sesshomaru se hiciera cargo de los bebés y Kohaku la ayudara, no, definivamente aquello no funcionaría, ya podía verlo aventando al bebé por los aires al primer llanto.

Kagome se había quedado viendo a Sesshomaru durante su divagación y éste se preguntaba qué cosas estaría pensando, pues había hecho una mueca de disgusto seguida de una sonrisa, no quería saberlo tampoco, no le interesaba. Pero en vista de que ella no parecía hacer nada al respecto, tendría él que hacer algo...

Sin decir nada levantó el brazo y destapó el hombro de la mujer, bueno, aquello no era suficiente, tendría que bajar toda la parte de arriba, al menos la del brazo herido ¿por qué se había detenido? Aquel hormigueo en su mano lo había tomado por sorpresa, pero al ver que la mujer no se oponía, continuó, deslizó su manga tan gentilmente como pudo para evitar mayor movimiento innecesario.

Ahí estaban, uno frente al otro, Kagome no pudo evitar desviar la mirada al notar que Sesshomaru le había desnudado de la parte superior de su ropa, daba gracias a Kami porque le gustaba vendar sus pechos, algo que no pasó desapercibido por el youkai quien al ver los vendajes no pudo más que levantar una ceja en señal de intriga, no había visto que las mujeres se vendaran los pechos, aunque quizá tendría sentido siendo que utilizaba el arco, bueno en todo caso, detuvo sus pensamientos en aquel punto, no pretendía alargar aquel momento en demasía.

—Es más cómodo de esta forma —dijo Kagome en voz baja al notar el escrutinio de su cuñado; cuñado, se repitió mentalmente.

—Hmmm.... —fue la escueta respuesta por parte de él, quien se detuvo un momento antes de tocar su hombro. ¿con qué la vendaría? Claro, era más que obvio que tenía vendas, pero, estaban ocupadas en otra cosa, se puso a pensar si sería demasiado tomarlas para vendar su hombro, sí, claro que era demasiado, ¿acaso se estaba volviendo loco? Pero entonces, qué usaría.

Suspiró con algo de fastidio, tendría que utilizar un pedazo de tela, de dónde tendría que sacarlo, la miró a ella, no había mucho de donde tomar, pensó entonces en tomar la parte interior de su ropa, una manga sería suficiente, pensó en desnudarse la parte de arriba, pero pasar la mano por su brazo sería suficiente, no tenía por qué haber tantas personas sin ropa en aquel lugar.

—Amo bonitooo —canturreó Jacken en la entrada de la casa.

—Oh... —dijo Kagome al darse cuenta de que estaba medio desnuda frente a Sesshomaru y Jacken entraría en cualquier momento.

—Jacken... no te atrevas a ver —aquel tono siniestro que utilizaba para hablarle a Jacken era sin duda muy efectivo, pues pudo ver a lo lejos al demonio verde caminando con los brazos extendidos y los ojos cerrados, golpeándose varias veces en el camino.

—Amo bonito —dijo ya detrás del youkai.

—¿Qué es lo que quieres?

—¿Es verdad que Rin desapareció? —preguntó notablemente preocupado, aunque intentaba disimularlo.

— No hay rastro de ella —contestó Sesshomaru sin mayor explicación, mientras veía a Kagome hacer muecas de dolor por la manipulación de su hombro; seguramente bajo otras circunstancias Sesshomaru se habría dado cuenta que la piel de Kagome se sentía tan suave bajo el tacto de sus manos—. Listo —le dijo a Kagome quien sólo asintió sintiéndose realmente cohibida al lado suyo.

Sesshomaru dio media vuelta ignorando de pronto a la sacerdotisa, tenía asuntos que ver.

—Jacken —lo llamó su amo. Jacken continuaba chocando con todo a su paso intentando alcanzarlo—, ya puedes abrir los ojos —dijo molesto haciendo ver que era algo más que obvio que podía abrirlos ya.

—Ay lo siento amo bonito —decía Jacken disculpándose.

Kagome comenzó a caminar también, en aquel lugar había algo, algo siniestro, algo que no podía describir, o quizá era el hecho de que en aquel lugar su amiga hubiese perdido la vida horas atrás, o que ahora hubiese desaparecido sin motivo aparente.

—Enseguida regreso amo —dijo Jacken corriendo a subir a Ah-Uh.

—¿A dónde va? —preguntó Kagome viéndolo desaparecer entre las nubes.

—Con Bokuseno —la miró de reojo viendo que no entendía nada—, el árbol sabio.

—Oh... —Kagome no entendía qué tenía que ver aquel árbol con nada, pero seguramente por algo le decían sabio.

Kagome sentía un pequeño alivio con el vendaje en su hombro, aunque era claro que no podría pelear en esas condiciones; a duras penas había logrado detener a Sesshomaru en aquella ocasión, y no tenía el hombro dañado, seguramente sería imposible ahora si llegaba a pasar algo similar.

Pensaba preguntarle a Miroku si no existía algún método para curarse con rapidez, aunque el efecto durara poco, necesitaba intentar algo; pero Miroku parecía un poco fuera de este mundo, estaba cargando a su bebé, pero tenía la mirada perdida.

—Sacerdotisa Kagome —le llamó Kohaku mientras cargaba con las dos pequeñas en la espalda.

—Kohaku ¿qué sucede?

—Me preguntaba, no sabrá usted sobre algo que le podamos dar al bebé, en vista de que... —la voz quería quebrársele—, bueno usted sabe.

—Es verdad, no ha comido nada —lo cual era preocupante—, lo único que puede comer un recién nacido es leche, pero...

—Nodriza —dijo Sesshomaru a secas, algo que parecía obvio para él, parecía no serlo demasiado para ellos.

—Sesshomaru tiene razón —afirmó Kagome— aunque, ¿en dónde encontramos una?

—Quizá en la siguiente aldea haya alguna —habló finalmente Miroku dando unos pasos hacia adelante.

—Es verdad... pues andando entonces —Kagome comenzó a caminar buscando su arco y sus flechas, quizá no podría utilizarlas de inmediato, pero algo podría hacer con ellas en caso de necesitarlo.

Kagome no creyó que Sesshomaru los fuese a seguir, pero había emprendido el camino detrás de ellos; de pronto recordó a Inuyasha, es verdad seguía sin tener idea de a dónde se había ido, sería posible que ¿Rin, Sango y Kaede estuviesen en el mismo lugar que Inuyasha? Era una posibilidad claro, aunque presentía que la desaparición de Inuyasha no tenia que ver con la misma persona.

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