11. the magic cigarette ₊₁₈

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31 de agosto de 1971. 

Orlando, FL.

Despertó a las siete de la mañana ese día. No quería perder más el tiempo.

La noche anterior se había quedado completamente sola en su habitación. No supo nada más ni de Petunia, ni de Jimmy, ni de Robert.

Aceptó que Bonham le enseñara a conducir la motocicleta por los pasillos del hotel. Por más que quisiera terminar ese asunto de "divertirse" no podía negarse, si dejaba de pasar el tiempo con ellos sería increíblemente sospechoso.

Ideó un plan:

Tenía hasta el 3 de septiembre para estar con ellos. No era el tiempo planeando, pero quizás sería suficiente con lo visto durante sus primeros días.

Iba a dejarles cuando llegaran a Nueva York.

También tenía que descubrir el misterio que era Petunia, ¿Realmente tenía dieciocho años? ¿Petunia era su verdadero nombre? ¿Dónde demonios estaban sus padres?

No podía escribirlo, eso sería estúpido. Su mente era un remolino de ideas, tenía que plasmarlas todas antes de que las olvidara. Estaba increíblemente inspirada pero no quería ser idiota —Bueno, más idiota de lo que ya era—.

Solo podía hablarlo, hacerlo en inglés no era inteligente. Nunca aprendió italiano de la manera correcta, pero, aprendió yiddish que era mucho más útil en la situación en la que se encontraba. Tomó su maleta y buscó la pequeña grabadora que había tenido miedo de usar y que estaba oculta en lo más profundo de esta.

Suspiró tres veces antes de sentarse en la cama, encender la grabadora y comenzar a hablar.

—31 de agosto de 1971. —Rebuscó en su mesa de noche, tomó un cigarrillo y lo encendió.

Después de lo que se sintieron horas, terminó de narrar lo que había vivido, colocó sobrenombres a todos los involucrados y a casi todos los lugares donde habían estado.

Le dolía la cabeza, no porque tuviera resaca, si no porque toda esa maldita situación estaba resultando increíblemente abrumadora y se había soltado a llorar algunas veces, cuando la culpa la hacía sentirse peor que de costumbre.

A pesar de las cosas desagradables que pudo llegar a ver, no podía negar que siempre habían sido amables. No estaba segura si lo eran solamente porque eso hacían los hombres mientras quisieran algo de ti –Sexo en su caso–, o porque en verdad eran así y trataban de hacer sentir cómodos a los demás.

Debía dejar de pensar, tenía que enfocarse en terminar su maldito trabajo lo antes posible.

Se dio una larga ducha y bajó a desayunar. No esperaba encontrarse con Peter y Richard ahí, aunque considerando las cosas, no había bajado a desayunar desde que había llegado, tampoco se había despertado antes del mediodía.

Su reloj biológico iba a tardar semanas en recuperarse.

Estaba tomando unos panqueques de la barra de desayunos cuando notó una presencia detrás de ella.

—Buenos días para ti, Richard. —Le dijo seca. —¿Quieres un panqueque?

—Buenos días, Lana. —Saludó, tomando algo de una bandeja a su lado. —Es raro verte de pie tan temprano ¿Te has caído de la cama?

—Estoy regresando a mi rutina normal. —Lo miró a los ojos. —Dejaré la gira en Nueva York.

—Oh, ya lo sabes. —Frunció ligeramente el ceño.

Encubierta |Led Zeppelin| | ₊₁₈|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora