17. revealed secrets

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5 de septiembre de 1971.

Chicago, IL.

El corazón de Olivia latía con fuerza mientras miraba alrededor de la habitación, como si estuviera buscando una manera de escapar.

Si hacía cuatro meses alguien le hubiera dicho que se encontraría en esa posición le habría llamado loco. Sin embargo, ahí estaba ella. Sentía una presión en el pecho que le dificulta hablar, necesitaba escapar, ir a un lugar donde las cosas no fueran complicadas pero sus pies parecían estar pegados al suelo.

—¿De verdad quieres hablar? —Temía la conversación que se avecinaba. —Parece que los demás se están divirtiendo, ¿Por qué no vamos con ellos?

—Lana.

—Bien. —No tuvo más remedio que aceptar, pero con un tono de molestia en la voz. —Pero créeme, es mejor que no hablemos.

—¿Qué puede ser tan malo que no me lo quieres decir? —Olivia sintió que el corazón le latía con fuerza en el pecho mientras que Jimmy esperaba una respuesta.

La mujer permaneció inmóvil durante lo que pareció una eternidad, mientras sus dedos jugueteaban nerviosos con el borde del paquete de cigarrillos que había comprado en el aeropuerto. Sacó uno y se lo llevó a los labios antes de encenderlo con las cerillas que estaban en la mesa de noche.

—¿Sabías que en Estados Unidos las mujeres no fumaban antes de 1928? —Jimmy la miró con incredulidad, pero no quiso detenerla. —Se consideraba moralmente incorrecto y sólo las prostitutas lo hacían. Pero entonces Edward Bernays, que casualmente era sobrino de Sigmund Freud, entró en escena. La tabacalera estadounidense le contrató cuando observó el surgimiento del movimiento feminista y vio en él una oportunidad de obtener beneficios. Bernays consultó a otro psicoanalista, AA Brill, quien sugirió que los cigarrillos podrían simbolizar las "antorchas de la libertad" para las feministas, como forma de expresar su inconformismo y su liberación de la dominación masculina. —Soltó una risa amarga mientras exhalaba el humo. —Así que contrató a un grupo de mujeres para que participaran en el desfile de Pascua de 1929 en Nueva York, lo que causó un gran revuelo, pero hizo que todas las mujeres tuvieran más ganas de fumar y se sintieran atraídas por los anuncios de tabaco. En 1929, las ventas de cigarrillos comprados por mujeres habían pasado del cinco por ciento al doce por ciento, en 1935 habían subido al dieciocho por ciento, y alcanzaron su punto álgido en 1965 con un treinta y tres por ciento, manteniéndose en este nivel hasta ahora. —Aplastó su cigarrillo y lo tiró al suelo. —¿Por qué sigo cayendo en estos trucos? ¿Por qué sigo comprándolos?

Jimmy la miró incrédulo, incapaz de comprender cómo algo tan simple como los cigarrillos podía estar relacionado con el movimiento feminista o como estaba relacionado con la historia que se suponía iba a contarle.

—¿De eso ibas a hablar? ¿De cigarrillos y feminismo? —Dijo con la voz cargada de sarcasmo.

—¿Querías saber por qué tengo el apellido de mi ex novio? —Jimmy enarcó las cejas. —Bueno, por desgracia mucho está relacionado con los cigarrillos.

—No entiendo que estás tratando de decir.

—No se que estoy diciendo, sigo un poco ebria. —Admitió con la mente nublada por los tragos, aún mirándolo fijamente. —Cuando entré a la universidad, no fumaba con frecuencia porque una vez llegué a casa oliendo a tabaco y mi madre se volvió loca y me hizo comer una cajeti... cómo sea. Empecé a fumar de nuevo cuando llegué a la universidad. Pensé que me haría ver atractiva o interesante, todos los chicos que me gustaban fumaban, yo nunca había tenido un novio y creí que esa era mi oportunidad para conseguir uno ¿Quién no quiere a una chica que pueda seguirles el ritmo a los chicos? —Jimmy la miró confundido, intentando encontrarle sentido a su caótica historia. —Por supuesto, me equivoqué. Fumar no me consiguió un novio porque no era "femenino", y dije "a la mierda, no quiero un novio, vine aquí a estudiar", así que seguí haciendo mis cosas, pero no dejé de fumar.

Encubierta |Led Zeppelin| | ₊₁₈|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora