El príncipe de blanco [+18] ©

11. Ambos

SOPHIE POV

"La mayor parte de la energía contenida en los alimentos es almacenada en forma de 3 moléculas: el ATP, el FADH2 y el NADH. Por esto, las reacciones bioquímicas, las cuales utilizan estas moléculas como dadores de energía, están asociadas a saltos finitos o cuantos de energía. La transformación de la energía contenida en los alimentos es transformada de forma muy eficiente en estas moléculas, por ejemplo, el ciclo de Krebs aprovecha el 62% de la energía de la glucosa. "

En mi mano sostengo la lapicera y suspiro, mientras voy tomando apuntes de lo que leo en mi libro de ciencias. El siguiente examen trata de explicar la energía de nuestro cuerpo en diferentes aspectos. No es mi tema favorito, hay otros que me han llamado más la atención, y seguro habrá otros mucho más interesantes, pero aún así como una estudiante de la carrera todo sirve y me interesa.

Cuando estudié arquitectura las cosas eran bastante más difíciles que ahora. Arquitectura no solo incluía libros y material digital, también muchos elementos que necesitábamos para maquetas y que eran muy caros.

Tengo que apresurarme si quiero terminar antes de que toque la siguiente clase.

—Te estuve buscando por todas partes —me dice una voz bastante conocida y luego el príncipe de Dinamarca se sienta en la silla de enfrente.

¿Y ahora qué quiere?

—No... no quiero verte, Percy —digo, sin apartar la mirada de mi libro de ciencias.

—Lo sé, pero sentí la necesidad de hablar sobre lo que pasó.

—No hay nada que hablar. Estamos igual y peor que antes, hicimos todo lo contrario a lo que habíamos... —me corta.

—Habías —me corrige—. Yo nunca dije que estuviera de acuerdo.

Mi vista se levanta y conecta con sus ojos. Mi corazón en seguida comienza a salirse de control y los niveles de ansiedad crecen. Siento ese nudo en la garganta que tanto odio y las náuseas que a veces no me dejan ni hablar.

—Bueno, hicimos todo lo contrario a lo que teníamos que hacer —repito.

—¿Y qué quieres que haga, Sophie? Sucedió, ya está —dice sin más.

—Ya no hay vuelta atrás... y para que esto no siga avanzando hay que detenerlo ahora.

—¿Y qué quieres hacer? —pregunta y se cruza de brazos.

—No quiero verte y no quiero que hablemos. No quiero tener ninguna conexión contigo y tú deberías estar de acuerdo.

—¿Eso es lo que realmente quiere?

—Sí —respondo sin dudarlo un segundo.

Siendo sincera, me hubiera encantado que la primera advertencia la hubiésemos tomado de manera consciente para no llegar a dónde estamos ahora, pero no fue así. Llevamos las cosas por el camino equivocado y lo que pudo haber sido una gran amistad ahora termina siendo un «apenas te conozco y no quiero cambiar eso».