Un día nuevo es, como dicta la ahora costumbre, Juan se dispuso a visitar al que es un extraño oso. Apenas llegar a la llamativa pollería, entró con una gran sonrisa en el rostro y un hambre voraz, verdaderamente voraz, es en serio.
— ¡BUENOS DÍAS, MARIANA! — Lo saludó como solía hacerlo cada mañana que se encontraba al empleado. Mariana atinó a sonreír cortésmente.
— Hola, Juan.
— ¿Está el boludo? — Preguntó Juan. Mariana inclinó ligeramente su cabeza a la izquierda en confusión. — Tu jefe, hablo de tu jefe.
— Ah, sí. Espérame y le hablo. — El hechicero asintió mirando cómo el único empleado del lugar caminó apenas cinco pasos para acercarse a la puerta sin clave, y gritar: — PATROOOOOOOOÓN.
Unos pasos se escucharon venir desde el segundo piso.
— VOY, VOY, VOY. — La puerta se abrió revelando al dueño del local quien inmediatamente se dirigió hacia Mariana, su empleado. — ¿Qué pasa, Mariana? ¿Algún problema con los clientes?
— No, patrón. — Negó con la cabeza. — Es que lo busca su esposo.
Spreen hizo una mueca que ninguno de los otros dos pudo ver.
Bendita máscara.
— Ah... — El oso se giró a ver finalmente a Juan quien lo miraba desde la barra, recargado, apoyando sus mejillas en las palmas de sus manos, con una sonrisa ladina dibujada en su rostro.
— Hola, bebé. — Saludó meloso. — Soy yo, tu esposo, tu amorcito, tu bebito fiu fiu, me presento, mi nombre es Juan.
— ¿Juan? ¿Cómo el caballo?
Juan soltó un bufido, cansado del pinche chiste.
Spreen se acercó donde el castaño, siendo seguido por Mariana quien se puso a su lado, manteniendo un poco la distancia. El oso estaba enfrente de Juan, del otro lado de la barra, mirándolo fijamente.
— Ja. Ja. Ja. — Se rió Juan con sarcasmo, cruzándose de brazos. — Muy chistoso y todo pero a lo que vine. Dame comida, ahora.
Mariana alzó una ceja sorprendido por el tono hostil que usaba el hechicero para referirse a Spreen, ¡A SPREEN! AL MALDITO OSO QUE TODA LA JODIDA ISLA NARANJA TEMÍA. Pero Spreen ni se inmutó.
— Tenés plata, ¿no?— Preguntó el oso imitando el gesto de su esposo. — Si no, no hay comida.
— ¿Es en serio que me vas a cobrar? — Se quejó Juan con una mueca incrédula. — ¿A mí? ¿Tu esposo?
— Sí. Así que si querés comida, debés pagar.
— Jódete, Spreen.
El insulto sí que tensó a Mariana, ¿el hechicero éste acaba de insultar a Spreen en su propia cara? El tipo quería morir, definitivamente, ¡Va a morir y él tendría que esconder el cadáver!
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Hasta que el profeta nos separe | Spruan [CANCELADO]
FanfictionDonde Juan y Spreen se casan por la calentura del momento, y es gracias al profeta que no pueden divorciarse. 𝑨𝒖! 𝑻𝒐𝒓𝒕𝒊𝒍𝒍𝒂𝒍𝒂𝒏𝒅 ➋ ⌦ ੈ❆ ⇈𝙎𝙥𝙧𝙚𝙚𝙣 ! 𝑻𝒐𝒑 ⌦ ੈ❆ ⇊ 𝙅𝙪𝙖𝙣! 𝑩𝒐𝒕𝒕𝒐𝒎 ⌦ ੈ❆ 𝑷𝒂𝒓𝒆𝒋𝒂 𝒑𝒓𝒊𝒏𝒄𝒊𝒑𝒂𝒍: 𝙎𝙥𝙧𝙪...