MADELEINE
Estuvimos 1 hora haciendo la tarea de ciencias. Aunque eran 5 ejercicios tardamos un montón porque Robin se entretenía y se ponía a dibujar en su cuaderno.-Será mejor que me vaya ya a casa, es muy tarde -dijo Finn guardando sus cosas.
-Está todo muy oscuro Finn -dijo Robin levantándose.
-Robin tiene razón ¿Por qué no te quedas a pasar la noche? -dije cerrando el libro.
-Gracias pero no, mi padre me mataría.
-Bueno deja que te acompañemos.
-Está bien.
Salimos de casa y caminamos hasta la casa de Finn.
-Mañana tengo partido de béisbol después de clase, os lo digo por si queréis venir a verme -fue Finney quien rompió el silencio.
-Si ahí estaremos -dije y volvió a formarse silencio.
-Gracias por acompañarme. Nos vemos mañana -nos despedimos y Finn se metió en casa.
Estuvimos caminando, vi a una chica más mayor que yo paseando en bicicleta y no pude evitar acordarme de el repartidor. No sé porque pensaba tanto en él.
-¿A dónde vas Maddy? -escuché una voz a lo lejos, la de Robin. Me había quedado quieta mirando a la chica en bici.
-Voy... -alcancé a Robin, que empezó a caminar más rápido- Robin ¿puedes andar como una persona normal?
-Está todo oscuro y no hay gente en la calle. A la próxima quedar un poquito más temprano.
-¿Vale? -no entendía porque se ponía así- ¿Qué te pasa?
-Nada, entra -abrió la puerta y pasé a casa.
-Hola mamá.
-Madeleine, Robin. ¿Dónde estabais? Me teníais preocupada.
-Acompañamos a Finney a casa. ¿Por qué?
-Nada Maddy, no salgáis más a esta hora ¿vale? Sentaos que os he traído algo de comida rápida.
-Que hambre -Robin se sentó y empezó a comer. Yo hice lo mismo.
-Oye mamá ¿a qué hora dejan el periódico?
-Una hora antes de que te levantes, sobre las seis y algo de la mañana, rara vez por las tardes ¿por qué?
-Porque le gusta el repartidor -dijo Robin riéndose.
-¿Qué dices? Ni se quién es. Mejor voy a dormir, buenas noches.
-Si Maddy que mañana tienes que levantarte temprano.
-Idiota! -chillé saliendo de la cocina.
-Mentirosa!
Me puse mi pijama y cambié el despertador a las 6. Me quedé un buen rato mirando el techo sin pensar en nada y pensando en todo hasta que me quedé dormida.
Apenas cerré los ojos y empezó a sonar el despertador. Sentía que no había dormido nada. Lo apagué lo más rápido que pude para no despertar a Robin porque si se entera, se meterá conmigo hasta que me muera. Me cambié rápidamente y mientras bajaba las escaleras me peiné. Fui a la cocina a por la comida de perros y de Luke.
-Buenos días Madeleine -dijo mi madre entrando en la cocina con una taza de café en la mano.
-Que susto mamá.
-¿Qué haces?
-Oh ¿yo? Pues coger la comida de Luke. Tendrá que comer...
-Ah, ya... Bueno pues ve a darle de comer a Luke con el paquete de comida de perro también.
-Es por si veo a algún perro mamá.
-Ya.
-Es verdad!
-No he dicho nada!
-Ahora vuelvo -salí de casa y busqué a Luke que, como no, estaba durmiendo.
Puse comida en su comedero y abrí el paquete de comida de perro, saqué unas cuantas croquetas y las puse en el suelo. Me senté en el césped cuando mi gato se puso encima mía y volvió a dormirse mientras yo lo acariciaba.
Tenía sueño pero también tenía ganas de ver al repartidor, puedo dormir más tarde pero a él solo le veré por las mañanas. Es increíble que prefiera ver a un chico que dormir, con lo que a mi me gusta.Escuché unos pasos detrás mía y cuando me giré vi a mi madre salir de casa.
-Maddy cariño me voy al trabajo cuídate. Por cierto se te han caído croquetas...
-Ah... Es verdad, ahora las recojo.
-Adios cuídate.
-Adios... -se subió al coche y se fue.
De repente Luke se levantó y se fue con su comedero que seguía lleno, verlo comer me abrió el apetito y entré a casa y cogí una ensaimada que había encima de la encimera y corriendo salí de vuelta al jardín delantero. Esto tenía que ser una broma. Vi un periódico tirado en el césped, lo que significaba que el repartidor ya había venido.
Corrí hacia la carretera y vi a un chico en bici acompañado de un perro alejarse. Era obvio que era el repartidor... Me había levantado para nada. Indignada, recogí las croquetas, las volví a meter en la bolsa y entré a casa a guardar los paquetes de comida.-Hola Maddy -dijo mi hermano entrando a la cocina todavía dormido y en pijama- ¿Cómo es que ya estás vestida?
-Eh no sé... -mordí mi desayuno y me eché zumo de naranja que había sacado Robin de la nevera en un vaso.
Cuando Robin se alistó y yo me lavé la cara y los dientes nos fuimos caminando a la escuela como cada mañana. Una vez allí nos cruzamos con Gwen y Finney juntos caminamos a clase.
-Ahora entro, voy a coger mi agenda que me la ayer me la dejé -dije deteniéndome. Ellos entraron a clase y yo busqué la agenda.
Me puse de los nervios porque no la encontraba y sin querer tiré algunos cuadernos al suelo. Me agaché a recogerlos. Hoy no era mi día. Levanté la mirada porque alguien me ofreció unos de los cuadernos que se me habían caído. Me levanté del suelo y guardé todos los cuadernos.-Gracias -me giré y le agradecí al chico que me había ayudado, y cuando le miré me di cuenta de que ya le conocía.
Que vergüenza, era el repartidor. El corazón empezó a latirme más de lo que me gustaría y sentí que me sudaban las manos. ¿Por qué me ponía así?-De nada -me miró un poco, muy poco, dio media vuelta y se fue, sin más.
Cerré mi taquilla con llave y me metí a clase.
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𝐒𝐀𝐂𝐑𝐈𝐅𝐈𝐂𝐄; 𝗯𝗶𝗹𝗹𝘆 𝘀𝗵𝗼𝘄𝗮𝗹𝘁𝗲𝗿
FanfictionMadeleine Arellano es una chica a la que le encantan los animales. Un día como cualquier otro mientras le daba de comer a su mascota, se le acercó un pequeño perro seguido de un chico en bicicleta cargado de periódicos llamándolo desesperadamente. ...