Final

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MADELEINE
Ya habían pasado dos semana desde que mi hermano se fue y cada día lo extrañaba más.
Hoy viernes me levanté a las 5:00 de la mañana porque no tenía sueño y me lavé la cara y me vestí.

Busqué a mi madre por toda la casa y no estaba, ya no me sorprendía. Mi madre siempre ha sido una madre ausente por su trabajo y desde que Robin nos dejó, apenas pasaba por casa. Ya no me sorprendía. Bajé a desayunar y abrí todos los armarios pero estaban vacíos, en uno de ellos solo quedaba una bolsa de comida de perro y una de gato, y las cogí para salir a la calle a darle de comer a Luke y a los perros que pasaban por mi calle que sorprendentemente habían bastantes.

La bolsa se acabó enseguida y entré a casa para tirarla en la basura cuando escuché a mi gato maullar y a un perro ladrar a los lejos. Salí sin ganas y justo al lado mía cayó un periódico que hizo que se me parase el corazón por un segundo.

-¡Imbécil! ¡A ver si puedes tirar los periódicos bien que le has dado a mi bebé! -gritó Kyle, mi vecina de enfrente, era divorciada con 3 hijos y pues estaba amargada, le gritaba a todo lo que se movía.

Un chico que había en bicicleta acompañando de un perro perdió el equilibrio y cayó al suelo. Supuse que sería el sustituto de Billy pero igualmente me acerqué para ayudarle.

-¿Está bien? -pregunté, ayudándolo a levantarse- No le haga caso a Kyle, siempre es así.

-Estoy bien -dijo una voz que reconocí al instante. Se levantó.

-¿Billy...? ¿Ya has vuelto a trabajar?

-Sí -levantó la bicicleta del suelo.

-¿Quieres entrar? -le invité.

-No, da igual, tengo que trabajar.

-Tienes mala cara. Pasa -insistí.

Al final terminó aceptando y nos acercamos a la acera antes de que un coche pudiera atropellarnos. Harper le ladraba a mi gato mientras caminábamos hacia la puerta y mi gato maullaba. Al entrar, Harper se tumbó en la alfombra que había enfrente de la puerta y Billy yo fuimos a la cocina. Se sentó.

-No tengo nada para comer, pero si quieres puedo darte... -abrí la nevera y vi un brick pequeño de zumo- Zumo.

-No importa, no tengo hambre.

-¿Qué te pasa?

-No entiendo porque siempre me tienen que gritar por hacer mi trabajo.

-No les tengas en cuenta...

-¿Irás hoy a clase?

-Llevo casi un mes sin ir, así que, supongo que sí
-resoplé.

-Te entiendo, yo tampoco tengo ganas de ir.

-¿Qué?

-A mí también se me van a quedar mirando y van a pensar que soy un bicho raro, si antes ya lo era, imagínate ahora.

-Billy, no te puede afectar lo que digan los demás de ti.

Él se encogió de hombros, todavía sin mirarme.

-Yo voy a estar contigo, no vas a estar solo -dije y me miró como si le hubiera leído la mente- Cuando termines de repartir los periódicos te veo en la puerta del colegio y te voy a presentar a mis mejores amigos.

Y sin rechistar, me hizo caso, salió de casa con Harper y yo me fui a la tienda más cercana a comprar algo para comer, me moría de hambre.

Entré a una tienda que desconocía y compré un paquete de galletas, el más barato que había. No tenía mucho dinero.

𝐒𝐀𝐂𝐑𝐈𝐅𝐈𝐂𝐄; 𝗯𝗶𝗹𝗹𝘆 𝘀𝗵𝗼𝘄𝗮𝗹𝘁𝗲𝗿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora