Danger

15 | Un lugar oculto

Los pasos de Edel advirtieron a la persona la cual no dudo en salir corriendo para no ser descubierto, Isabella fue la primera en salir detrás de aquella persona. Solo podía ver que llevaba una gabardina sucia, y que era un hombre bastante grande.

Cuando pensaron que lo iban acorralar, la persona se escabulló por un hoyo grande que estaba en la pared el cual estaba oculto por una cortina sucia y polvorienta, ellos se miraron entre sí y cruzaron llevándose con la sorpresa que  aquel hoyo misterioso llevaba hacia un sitio desconocido de Danger, la ciudad era grande y solo Dmitry conocía cada lugar. Habían árboles y arbustos cubriendo aquella salida y por aquella razón no sabían sobre el lugar 

—El que lo atrape gana —bromeo Edel.

Isabella paso por alto el hecho de que el líder de los sádicos haya bromeado.

—Hecho —sonrió.

Isabella pasó por un lado de Edel dejándolo atrás, la persona se percató de que la pelinegra estaba apunto de alcanzarlo así que tuvo que correr más rápido tratando de conseguir no ser atrapado, sin embargo, no pudo llegar muy lejos cuando la pelinegra se lanzó y sostuvo el pie de aquella persona haciendo que cayera.

—Veremos quién es la rata —murmuro la pelinegra.

Esta recibió una patada justo en la cara que hizo que soltara el pie de la persona y este salió corriendo escapando de aquella mujer.

—¿Qué mierda? —miro al culpable y este esbozo una sonrisa.

—¡Ups! Me equivoqué.

El que la había golpeado había sido Edel.

—Esta escapando —gruño.

Edel salió corriendo detrás de la persona e Isabella no tardó en correr para alcanzar a Edel y darle una patada en las bolas por lo que le había hecho, en su mente solo estaba aquel objetivo, sin embargo, ella respiro porque aquello no era lo importante en ese momento sino descubrir la identidad de la persona.

La persona miro por encima de su hombro y ya no había nadie persiguiéndola, miro el lugar y se encontraba en un cementerio el cual tenía un olor desagradable, habían cadáveres afuera de las tumbas, la neblina no dejaba ver a detalle las tumbas y aquella persona se terminó tropezando con una, en la lápida decía: Aquí descansa el cadáver de Enzo ¿...? No había apellido, también se encontraba una frase

“No existen por mucho tiempo las personas buenas en este mundo de porquería, tarde o temprano todos terminamos convirtiéndonos en los villanos”.

La persona miro hacia los lados sintiendo que alguien lo observaba, sin embargo, era imposible ver con tanta neblina. Saco su arma y apunto a todos lados, si alguien llegaba atacarlo no dudaría en disparar. Se sacó la capucha y se quitó el pasamontañas dejando ver el rostro de un hombre de aproximadamente 30 años, en la parte izquierda de la mejilla tenía una cicatriz grande. Su gabardina poseía un símbolo extraño, un triángulo rojo y dentro de el un ojo completamente negro, y a los lados unas calaveras.

El hombre quitó el seguro en cuestión de segundos y disparo hacía donde había escuchado un ruido.

—¿Tanto miedo tienes? —pregunto una voz masculina que hizo eco por todo el cementerio — Soy un ser inofensivo.