Eran las ocho de la mañana y la música se escuchaba por toda la casa del grupo sádico, sin importar si alguien estuviera durmiendo. Stefano preparaba el desayuno mientras que Isabella se encargaba de ayudarle en lo que podía. El italiano se sentía bien conversando con la pelinegra como si fuera su amiga de hace años, sentía como si su vida fuera normal como la de los humanos allá afuera, aunque algo en él lo sabía, nunca tendría una vida normal, sin embargo, trataba de no pensar en aquello.
Isabella ya se encontraba mejor. Stefano y Carlos fueron lo más preocupados ante lo que le había ocurrido, sin embargo, ella solo había tenido un desmayo por el trabajo realizado o al menos eso dijo ella.
Edel quien bajaba los escalones con lentitud se detuvo cuando escucho la voz de la pelinegra, se recargo en la pared y se cruzó de brazos con una postura relajada mientras trataba de escuchar lo que decía.
—¿Si estuvieras allá afuera que quisieras ser? —le pregunto.
—Doctor —dijo un sonriente Stefano—. Yo sé que parece raro porque soy un asesino y he matado a muchas personas, pero tú sabes… nuestra vida no fue normal… ellos…
—Yo comprendo, se de lo que son capaces de hacer.
—¿Y a ti que te hubiera gustado ser?
—Escritora —los ojos de ella brillaron con fascinación.
—Tu pudiste cumplirlo, estuviste allá afuera y todavía no entiendo porque arriesgarse hacer todo esto, a venir aquí.
Sus ojos azules volvieron a perder el brillo que tenían.
—Pronto lo entenderás.
—Te gusta hacerte la misteriosa —sonrió juguetón.
—Admito que sí.
—Y dime, ¿Qué tal Danger?
—Me gusta, aunque hay personas desagradables.
Stefano negó con la cabeza sabiendo que se refería a Edel. Incluso él que estaba escuchando la conversación lo supo, el sentimiento que ella tenía por él también lo sentía, la odiaba, el solo verla le arruinaba el día.
—¿Por qué no te agrada?
La pelinegra mordió su labio pensando en todo lo que le molestaba del alemán.
—Supongo que es igual que yo, es insoportablemente egocéntrico y siempre quiere ser el mejor.
—¿Has escuchado que los polos opuestos se atraen?
—Si, ¿Y qué tiene que ver?
—Pues los polos iguales con más razón se atraen.
Edel que escuchaba detrás de la pared e Isabella quien se cruzó de brazos crearon una mueca de asco.
—Somos personas, no imanes —respondió ella.
Edel por primera le dio la razón. Era ridículo lo que decía su amigo, la pelinegra no era de su agrado y jamás podría estar con ella ni unos minutos sin estarse peleando. La conversación cambio porque el italiano sabía que no podía seguir dándole vueltas al asunto, sabía que no podía ganarle a la pelinegra. El alemán decidió salir cuando escucho que ya no hablaban de él, unos ojos azules intensos se posaron en cuanto salió de su escondite.
Edel la miro de arriba abajo, detallando cómo los pantalones negros desgastados se amoldaban a esas piernas largas, traía puesto una camiseta blanca que dejaba ver un poco el sostén que llevaba puesto. Mientras que Edel solo llevaba puestos unos pantalones dejando ver su abdomen, iba descalzo y caminando como si fuera el dueño del mundo entero.
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Danger
Mystery / ThrillerEn Danger habían muchos misterios ocultos, tanto del gobierno como el de los asesinos. Tantos secretos que existen y que nadie se imagina, ahora dime: ¿Eres capaz de descubrir lo que ocurre? Vamos, acércate a Danger y observa lo que se oculta pero t...