26 | El juego no termina hasta que la reina caiga

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Edel sostuvo la perilla listo para abrir la puerta y descubrir de quien se trataba el asesino, sin embargo, alguien tocó su brazo y miró por encima de su hombro a Stefano quien parecía estar serio mirando a su amigo, estaba enojado porque ahora se dedicaba a escuchar conversaciones ajenas. El alemán cerró los ojos por un momento para controlarse y no soltarle un golpe al italiano por haberlo interrumpido, se dio media vuelta ignorándolo y abriendo la puerta sin pensarlo dos veces, sin embargo, la habitación se encontraba vacía, ya no estaba Amelia y Edel maldijo en voz baja por no atrapar a esa mujer traicionera.

—¿Qué te pasa?

—Ella sabe quien mato al amigo de Nick —le explico con molestia. 

En la habitación pequeña solo se encontraba una estantería de madera vieja y polvosas, en ella habían algunas fotografías de personas desconocidas que posiblemente habían vivido ahí antes y en la pared un espejo el cual no se lograba ver el reflejo de quien se colocará en frente, solo se veía una sombra borrosa y confusa…

—¿Quién? —pregunto con confusión. 

—Amelia.

—¿De qué hablas? No inventes cosas de ella.

—La escuche hablando con otra persona, le estaba diciendo que ella sabía que él o ella lo había matado —le explico. 

El alemán se inclino hacia abajo y miró unas pequeñas letras que estaban pintadas con rojo “¿Quién es el verdadero asesino?” él golpeó el espejo causando que se rompiera de una parte, el italiano se quedó pensativo buscando alguna manera para creerse así mismo que Amelia no tenía nada que ver con el asesinato de un integrante de los crueles, sin en cambio, no había ni una sola razón para no creer que ella estuviera involucrada. Suspiro pesadamente sabiendo que Edel no sería nada gentil con ella después de todo esto, sabía que lo que le esperaba era una tortura si no decía nada de lo que había sucedido.

Ambos salieron de la pequeña habitación en busca de la rubia la cual no se veía por ningún sitio. Edel salió de la cabaña y Stefano siguió buscándola dentro esperando encontrarla él y no el alemán ya que seria capaz de acabar con la vida de la rubia. Isabella fue la primera en darse cuenta que algo había sucedido y se acercó al italiano para que le dijera lo que estaba ocurriendo. 

—¿A quien buscan? — Pregunto dándose cuenta de la desesperación del italiano.

—Amelia —se acercó a ella para susurrarle al oído lo siguiente sin que nadie más escuchará — ella sabe quien asesino esta noche.

—¡Les dije! —dijo con enojo — Buscaré a esa traidora.

—Primero tiene que decir lo que realmente pasó, no puedes decir aun que es una traidora.

—Lo es —dijo con seguridad.

La pelinegra salió de la cabaña ocultándose para que nadie se percatara de su salida, era momento de buscar a Amelia y enfrentarla. Se detuvo en un gran árbol y se apoyo en el sintiendo un piquete doloroso en su abdomen, levantó su blusa notando qué la venda qué llevaba puesta ya se había manchado de sangre, se ocultó entre la oscuridad y se deshizo de la venda notando la herida que llevaba, con las yemas de sus dedos apretó levemente y más sangre salió de la herida provocando que le doliera.

—Mierda —gruño.

Saco de su bolsillo una nueva venda y comenzó a colocársela en su herida, ignorando el dolor que le estaba provocando. El dolor que estaba sintiendo en ese momento no se comparaba con cualquier otro que haya sentido antes, así que se cubrió con la playera y siguió su camino en busca de la rubia. Ya había llegado la hora de que ellas dos tuvieran su enfrentamiento como debía ser, sin fingir.

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⏰ Última actualización: Sep 07 ⏰

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