Los dos miraron con sorpresa a Edel. Amelia fue la primera en desviar la mirada, mostrando esa mujer frágil que no rompía ni un solo plato. Ahora estaba allí seduciendo a Stefano y lo peor era que había caído bajo el hechizo de la rubia. El alemán se apoyó en la pared y se cruzó de brazos observando solamente a su amigo, lo que estaba haciendo lo esperaba de Carlos pero de su amigo el italiano jamás. Eso era un gran problema y él lo sabía, aún así no le había importado en lo mas mínimo.
—No te ciegues, Stefano —le advirtió — Ella en algún momento tendrá que morir.
Miro a la rubia la cual parecía que le temblaban los labios. El alemán bufo viendo como fingía, sabía que había algo raro en ella pero debía disimular que la veía como una presa indefensa. Sabía que no era del todo una mujer inocente y menos cuando ahora ya había seducido a uno de los asesinos, algo tramaba.
—Ella no morirá.
Él negó con la cabeza sabiendo que aquello era un problema. Sería capaz de enfrentarse a todos por esa insignificante mujer.
—Lárgate —le dijo con voz severa a Amelia.
Ella bajo la mirada y obedeció saliendo de la habitación. Edel respiro profundo para contenerse de decir algo que podría causar una pelea entre ellos.
—¿Te gusta? Pensé que te gustaban las mujeres como la loca de Isabella.
—Fue un impulso —murmuro — Solo fue un momento de debilidad.
—Recuerda que ser débiles no trae nada bueno.
—Lo se —mascullo — Es imposible que yo llegue a querer a Amelia.
Se notó la desilusión en su voz. Edel se quedó mirándolo con curiosidad buscando alguna forma de saber en lo que pensaba con solo mirarlo a los ojos.
—Dejare pasar esta falta —dijo con seriedad —para la próxima vez le haré saber a nuestro líder lo que estás haciendo con la presa.
—No volverá a pasar —le dejo en claro.
—Eso espero porque sabes que el líder terminará matándola y tú cargaras con el cargo de conciencia. No te gustaría para nada que una mujer muera por tu culpa.
Edel se dio media vuelta dándole la espalda dando por terminada la conversación, sin embargo, el italiano aclaro su garganta para decir algo más.
—¿A dónde vas?
Él lo miro por encima del hombro, sus ojos azules se oscurecieron un poco y formo una línea en sus labios como si aquella pregunta le causara desagrado.
—El líder me a encargado la tarea de checar las armas que se usarán.
—No pareces muy contento con esa tarea.
—La tarea no me molesta, lo que me molesta es que me ha dicho que Isabella me ayudara.
Stefano esbozo una sonrisa, sin embargo, se le borro en cuanto Edel lo miro enojado, le molestaba que sonriera como si supiera que había algo entre él y esa loca.
—Ambos podrían llegar hacer amigos —murmuro.
—Imposible. Es la mujer más insoportable, cada que la veo solo pienso en cortarle el maldito cuello.
—Te aseguro que ella piensa lo mismo.
Edel abrió la boca para responder pero la cerró en cuanto escucho los gritos de la pelinegra. Como odiaba su voz.
—¡¿Dónde está el insoportable de Edel?! —pregunto desde la sala — Que mueva su maldito trasero que tenemos cosas que hacer.
El alemán respiro hondo y salió de la habitación encontrándose con la pelinegra la cual estaba cruzada de piernas comiéndose una manzana. Él se quedó mirando el cabello el cual llevaba suelto y le llegaba hasta la cintura, su cabello era tan negro como la noche. Parecía estar tan tranquila, a simple vista parecía una mujer hermosa y que no mataba ni una sola mosca.
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Danger
Mistério / SuspenseEn Danger habían muchos misterios ocultos, tanto del gobierno como el de los asesinos. Tantos secretos que existen y que nadie se imagina, ahora dime: ¿Eres capaz de descubrir lo que ocurre? Vamos, acércate a Danger y observa lo que se oculta pero t...