Danger

24| ¿Adivina quien es el verdadero asesino?

El hombre rodó en el suelo peleando con el lobo mientras Edel y Isabella tenían una discusión, los papeles habían cambiado y ahora la pelinegra era la que estaba furiosa, incluso tenia el rostro rojo y estaba pensando seriamente en golpearle la cara para borrarle esa estúpida sonrisa. Edel estaba sonriente algo raro en el ya que pocas veces lo hacía, sin embargo, esta ocasión lo ameritaba ya que su enemiga, la persona que se supone que lo odiaba le había salvado la vida.

El alemán dio un paso quedando a centímetros de la pelinegra quien bufaba de la furia que emanaba. Su mano repiqueteaba cerca del bolsillo de su pantalón, debatiéndose en si sacar un arma filosa para encajársela en la cara.

—¿Tanto me amas como para salvarme la vida? —esbozo una ligera sonrisa coqueta.

—Tu solo abres la maldita boca para decir estupideces —se le enfrento.

El alemán fue rápido y colocó una de sus manos en el mentón de ella tratando de ver esos ojos azules que poco se podían apreciar por la falta de luz.

—Dices que me odias, sin embargo, me has salvado la vida —se acercó a su oído — Del odio al amor hay tan solo un paso maldita loca.

Isabella reacciono y le dio un empujón haciendo que se alejara por completo de ella. Su cercanía le molestaba y solo le causaba ganas de darle un puñetazo.

—Idiota.

Por otra parte el hombre pidió que le quitaran el animal salvaje de encima, sin embargo, la pelinegra ignoro por completo ya que estaba muy ocupada insultando al alemán el cual tenia una sonrisa ladeada y estaba cruzado de brazos molestando a la pelinegra con que le había salvado la vida.

—Quítenme a este animal —suplico el hombre cuando sintió una mordida en su mano.

—El único animal aquí es Edel —contesto la pelinegra burlándose.

El alemán gruño en respuesta. 

—Ya ves hasta gruñe.

Antes de que Edel respondiera ante su comentario ella chasqueo con los dedos haciendo que el lobo se detuviera en cuanto escucho a la pelinegra chasquear, el animal se acercó lentamente a la mujer e inclino la cabeza en señal de respeto. Ella se colocó de cuclillas y acaricio el pelaje del lobo, se acercó a una de las orejas y le susurro:

—Es hora de que vayas.

El lobo sin más se marchó mostrándose obediente y calmado como si minutos atrás no hubiera atacado a una persona. Nick el hombre que había tratado de asesinar a Edel trató de levantarse, sin embargo, la pelinegra fue más rápida y colocó una de sus botas en el pecho de él haciendo que se quedara tirado en el suelo. El hombre castaño esbozo una sonrisa retorcida mirando hacia arriba a la mujer la cual había hecho que un lobo lo atacará.

—Ahora defiendes a tu hombre —se le burlo.

—Es el líder —recalco la palabra líder para dejarle en claro porque lo había hecho — Yo no tengo nada que ver con ese tipo.

—Recuerda que enamorarse de Edel es tener pase directo al mismísimo infierno.

—No me gusta ni mucho estoy enamorada de ese.

—Por si no recuerdan yo estoy aquí y escucho todo lo que dicen —se metió en la conversación el alemán — y dejen a un lado sus tonterías ridículas aquí la pregunta es, ¿Por qué me querías asesinar?

—Porque te odio, ¿Acaso habría otra mejor razón para hacerlo?

—Tiene razón —Murmuro Isabella — Lo entiendo.