|Caliz|

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— Alteza debe huir ahora, los templarios están a punto de ingresar a la ciudad — Negó poniéndose de pie.

— Protegeré a nuestro reino hasta el final.

El castaño trató de detenerlo, pero el rubio no iba a dar su brazo a torcer, los templarios asesinarían toda la ciudad sólo para llegar a él, si podía impedir la masacre de su clan y de los vampiros en Seúl podía dar hasta su vida.

— Llévame con él — Pidió tomando su espada en su mano derecha.

— Jimin por favor...

— Hazlo Taehyung.

El castaño asintió con lágrimas en los ojos y obedeció la orden guiando el camino hasta donde los tenplarios estaban ubicados, eran 20 hileras de los soldados más fuertes de Valternis, 300 soldados dispuestos a asesinar al rey.

Y en la cabeza una armadura negra brillante, con el casco dejando a la vista sólo los ojos y boca, una sonrisa torcida brillaba en el rostro  del portador, el soldado negro.

— Majestad — Se inclinó en burla — Lamento importunar su descanso, pero vengo a cumplir con mi misión — Sonrió con malicia — Vaya, parece que el duque Kim también está aquí.

— Cómo conoce...

El soldado movió sus manos quitando el casco y dejando al descubierto su rostro, la mirada de Kim era de horror puro e incredulidad, por el contrario, la de Park era la más triste que alguna vez pudo haber existido.

— Por qué?

— Por qué? Jimin, Jimin, Jimin, ay mi querido príncipe, como pudiste ser tan tonto? Caíste en mis redes, confiaste en mis palabras y mis acciones actuadas, nunca dudaste de mi, ni siquiera cuando él más te necesitaba, pobre, cuando te pidió de rodillas que le creyeras y te suplicó por su vida, el pobre co...

Jimin gritó con rabia y corrió con su espada directo a la garganta del alto, este esquivó el ataque sacando su espada, estaba furioso, sus ojos rojos destilaban ira, venganza y algo más que nadie podía saber.

— Tú me traicionaste — Estaban cara a cara sólo separados por el choque de sus espadas de metal — En quien más confié, hiciste que yo... — Sus ojos se empañaron en lágrimas y empujó con más fuerza haciéndolo retroceder — Y vas a pagar por su muerte, con TU VIDA.

Levantó la espada llevándola a la garganta del pelinegro, pero la espada negra ya se había incrustado en su estómago, una risa desquiciada brotó de los labios del alto mientras acercaba sus labios al oído del rubio y clavaba la espada más profundo.

— Sólo para que veas que no soy tan malo — Lamió sus colmillos — Lo dejé vivir, lo tengo encerrado en un lugar seguro, no te preocupes no le haré daño, pero fue un buen chivo expiatorio y carnada.

Jimin cayó de rodillas con los ojos soltando lágrimas, su cuerpo ardía y sentía que se estaba destruyendo por dentro.

Taehyung quiso correr a él, pero el soldado se lo llevó siendo seguido por los templarios, el cuerpo casi inerte del príncipe yacía en el suelo frío, la luna brillaba en su máximo esplendor, una sonrisa apareció en sus labios y cerró los ojos.

Desperté agitado, el sueño se sintió real, muy real, tenía lágrimas en las mejillas y mi corazón retumbaba en mi pecho agitado, la puerta se abrió e ingresó quien menos esperaba, se veía diferente, bien, muy bien.

— Despertaste — Se sentó a mi lado, retrocedí por instinto.

— Profesor Jeon?

Por qué el profesor Jeon entraba a mi casa? No espera esta no es mi casa, dónde estaba? Recuerdo haber salido del café, el mareo, esos gritos y frases y luego...

— Hola cariño — Su comisura derecha se elevó.

Levanté la cabeza sorprendido por el apodo, cariño? Desde cuando teníamos la confianza para llamarnos de ese modo? No, por qué me llamaba de ese modo?

— Sé que debes tener muchas preguntas — Acercó su mano hacia mi cabeza y me hice para atrás, él sólo se tensó — Pero es una larga historia, muy larga.

— Dónde estoy? — Por fin pude abrir la boca y preguntar algo.

— En casa.

— Qué? De qué rayos habla?

— Te explicaré todo, pero primero — Se volteó en dirección a la puerta — Jin trae el cáliz.

Un pelinegro ingresó sorprendiéndome por quinta vez en el día, venía acompañado de una chica que me resultaba familiar y a la vez no, de hecho todo parecía familiar, incluso el profesor Jeon con su ropa de halloween.

— Seokjin?

Él me dio una mueca que supongo quiso ser más una media sonrisa.

— Hola Jimin.

— Dame el cáliz — Ordenó. — Bebé esto, te hará bien.

Regresé la mirada a Jeon, estaba sereno, lo que sea que le causó la tensión se había ido, sus ojos no dejaban de mirarme hiciera lo que hiciera, ante el más mínimo movimiento, como si estuviera sincronizado a mi, sin embargo eso era algo que ya había notado.

— Qué es?

No salía de los monosílabos o preguntas simples, me sentía extraño, rodeado de un sentimiento familiar y nostálgico, recordándome a esos sueños.

— Es una bebida que ayudará a tu cuerpo a entrar en calor, a su vez relajará tu mente.

Miré el contenido, era rojo, a primera vista parecía vino, pero el olor era diferente, y el sabor mucho más, metálico, pero dulce, muy dulce.

Jeon sonrió por un segundo, tan imperceptible que nadie lo notó, le devolvió el cáliz a Seokjin y pidió los dejen solos, ambos inclinaron la cabeza y se retiraron.

Jimin miraba impaciente al pelinegro, se sentía extraño, además seguía teniendo esos sueños raros y el creciente palpitar de su corazón cuando tenía a Jeon cerca.

— Tranquilo — Su voz sonaba como melodía, que parecía resbalar por los oídos del más bajo — No lo reprimas, no te resistas a él, déjalo que tome el control y todo saldrá bien — Comenzó a acercarse a Jimin quien sentía su cuerpo en un estado de relajación absoluta.

Jungkook cambió sus ojos a unos rojos y sus colmillos brillaron, la arteria de Jimin palpitaba con fuerza en sus oídos, su olor era exquisito, el pelinegro reclinó al rubio sobre la cama quién cayó como pluma, sus ojos se movían de un lado a otro de forma suave, Jeon dejó un pulcro beso sobre su cuello.

Rozó su nariz por el cuello del más bajo y volvió a dejar un suave y delicado beso ahí, acarició su rostro viendo la tersa piel, maravilloso, cuando vio que un destello rojo cruzó los ojos almendrados del rubio se reclinó atravesando su cuello justo en la arteria carótida, sus colmillos probaron su sangre después de 500 años.

5 segundos bastaron para que el rubio cayera en un sueño profundo nuevamente y Jeon retirara sus colmillos del cuello de este, lamió sus labios que tenían un hilo de sangre cayendo de ellos, acarició el cabello de Jimin con una suave sonrisa.

No dejaré que nada te pase, volverás a ser mío como siempre estuvo destinado, esta vez me aseguraré de ello.

Mine • kookmin • Donde viven las historias. Descúbrelo ahora