Mine • kookmin •

|Ortum Regis o Surgimiento real|

El fin de semana había pasado más rápido de lo que había esperado y ya era lunes cuando la noticia me cayó como balde de agua fría, no sabía si sentí alivio o algo más, lo único es que no quise tomarle tanta importancia.

Taehyung faltó a la escuela ese día, dijo que había surgido un tema importante en su familia y que no podía ir a clases, las horas transcurrieron más lento de lo esperado, supongo que Taehyung hacía todo más interesante, o al menos, lo hacía más llevadero.

— Jimin — Un chico se acercó al rubio, era alto, de tez blanca y cabello pelinegro — Yo quería preguntarte si quieres ir mañana a tomar un batido.

Jimin observó al alto, seguía sentado en su escritorio sin interés de moverse, no tenía ganas de ir al comedor, quería dormir, no, necesitaba dormir.

— Lo siento Eunwoo, no puedo — Era verdad, no podía.

— Sólo serán unas horas — Insistió.

— Trabajo Eunwoo, salgo a las 10 pm, no me da ganas a esa hora de ir a tomar batidos sino de ir a dormir.

Trató de sonar amable, pero su cabeza dolía, el dolor era incesante y desde que había iniciado la semana sentía como si estuviera olvidando algo muy importante, pero que por más que intentara pensar o recordar, nada venía a su mente.

— Oh, entiendo — Comenzó a marcharse y no supe por qué me sentí culpable.

— Pero si tengo tiempo te aviso — Sus pasos se detuvieron y pude ver un brillo peculiar en su mirada.

Raro

Las clases siguieron normal exceptuando que el profesor Jeon faltó, como nunca antes, faltó a una clase, era extraño porque desde hace 1 año que trabajaba en el colegio, nunca había faltado, nunca se había enfermado, y tampoco le surgían asuntos familiares.

Taehyung no llamó lo cual comenzaba a preocuparme, eran ya las 2 de la tarde, el sol estaba en su punto más alto, no lo disfrutaba, prefería muchísimo el invierno, caminaba dispuesto a pasar por su casa y preguntar si había sucedido algo fuerte, pero cuando llegué nadie atendió la puerta, era extraño porque sus padres siempre estaban ahí, al menos uno de ellos, ya sea su mamá o su papá, pero siempre había uno.

No podía seguir ahí porque mi trabajo empezaba ya en media hora y el bar quedaba a unos 15 minutos de la casa de Tae, caminé mientras comía un pan que había comprado en el super y una leche de fresa, al llegar caí con la sorpresa de que Seokjin no estaba y había dejado encargado decirle a Moonbin que podía tomarme el día y que igual contaría como pagado, lo cual era extraño.

— Gracias Bin, dile a Seokjin cuando vuelva que me llame, necesito hacerle una consulta.

— Por supuesto Min, ve con cuidado! — Bin agitó la mano y salí del bar, ahora no tenía nada que hacer.

Pensé en volver a casa, pero viendo la hora, decidí que no era lo mejor, demasiado temprano, así que pensé en cierto pelinegro, y un pensamiento surcó mi cabeza, no era mala idea.

— Hola Eunwoo — Su voz resonó por el teléfono — Quería avisarte que tengo la tarde libre, si aún deseas ir a tomar ese batido será mejor hacerlo hoy.

Colgué después de recibir una afirmación y petición de encontrarnos en el café Tenebris, al parecer era un nuevo café que había abierto en el centro de la ciudad, cerca de los bares y discotecas, estaba a unos 5 minutos del bar por lo que no me fue difícil llegar.

El lugar era agradable, tenía dos pisos y al ser algo cerrado, era un poco más oscuro, tenía una sola ventana que daba a la vista del café, el resto era un cuadrado cerrado, cualquiera se sentiría asfixiado dentro, pero una vez que pasabas la puerta principal notabas que todo era muy amplio y abierto, el ambiente se sentía romántico al tener luces tenues y parecía un restaurante de lujo, los sillones se veían como los de la época victoriana, con mesas redondas al centro y cuadradas en los costados, tenía un candelabro gigante en el centro y velas antiguas como centros de mesa, las paredes eran de un color negro con pequeñas rayas y manchas rojas, todas deformes, pero que parecían encajar a la perfección, todo estaba ambientado en la época victoriana, incluso los meseros vestían camisas blancas con el cuello levantado, rodeado por un pañuelo con lazada combinándolo con pantalones negros sueltos y unos bellísimos botines del mismo color del pantalón.