|Insano|

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Jimin no aparecía hace horas, tenía llamadas perdidas de él y según las cámaras había venido a casa, comencé a preocuparme, las palabras de Jeon rondaban mi cabeza, las miles de cosas que pudieron haberle pasado taladraban mi mente, Jimin seguía siendo humano.

— Iré a verlo a su trabajo — Su madre lo detuvo sosteniéndolo del brazo — Tranquila, estaré bien.

— Jeon te amenazó hijo — La mujer estaba seria, odiaba todo lo relacionado a ese conde y al príncipe — Además, debiste hacerme caso 500 años atrás cuando-

Taehyung apretó los dientes con fuerza, no iba a permitir que su madre le recordara aquello, no otra vez, interrumpiéndola.

— Hace 500 años, debí ser más fuerte y entrenar mi mente el triple para no dejarme hechizar — Se soltó del agarre mirando con furia a la mujer — Debí proteger al príncipe como se suponía era mi trabajo, pero fallé y eso me ha estado atormentando todo este tiempo — Avanzó tres pasos, su cuerpo superaba al de la mujer quien lo miraba con los ojos muy abiertos — Así que haré hasta lo imposible para que esta vez todo sea diferente.

— Taehyung.

Una voz imponente le habló desde atrás, se separó de la figura femenina que se había quedado paralizada frente a él, desvió su mirada al hombre tras suyo.

— Padre.

— No trates así a tu madre — El hombre estaba serio y lo miraba con dureza.

— Perdona madre, no quise asustarte.

Salió dando un portazo, la mujer fue sostenida por su esposo, una gruesa lágrima resbaló por su mejilla.

— Amor...

— Estará bien Hyejin, va a estarlo.

— Pero amor él...

La interrumpió dejando un suave beso sobre su cabeza, mirando por donde había salido su hijo segundos atrás.

— Está vez va a estarlo.

La brisa se sentía fresca, pero un aire de melancolía recorría las mejillas del castaño, sentía ira y los recuerdos abrumaban su mente, se sentía incapaz de detener el cúmulo de sentimientos que arremolinaban en su interior, aún recordaba con claridad lo que había sucedido aquel día y la horrible verdad de la que se enteró fue partícipe, sin poderlo haber notado.

Podía escuchar los gritos e incesantes órdenes en su mente, como trató de detenerlo y falló en el intento y por último, el cuerpo del príncipe cayendo delante de sus ojos, dolía, el recuerdo aún dolía.

— Hola Bin — Había llegado al bar, el chico saludó con un movimiento de mano al castaño — Jimin está en su descanso?

Moonbin lo miró extrañado, terminó de atender al tipo que se veía extremadamente borracho como para seguir bebiendo.

— Creí que estaría contigo — Taehyung arrugó la frente — Hoy tuvo el día libre, vino hace 4 horas y lo despedí diciéndole que Jin le había dado el día.

Taehyung agradeció y salió marcando en el proceso al único chico que realmente le dolía contactar, pero a su vez adoraba con tanto cariño.

— Jin? — Su voz sonó preocupada — De casualidad sabes dónde está Jimin?

Seokjin se quedó en silencio y Taehyung bramó un improperio sabiendo qué significa el silencio al otro lado de la línea.

— Está en el palacio — Colgó al instante.

Taehyung tomó un taxi directo al palacio, no le gustaba lo que la situación le decía y su cabeza gritaba que se alejara de aquel lugar, pero no quiso hacerle caso, apartó sus presentimientos y se concentró en llegar donde su mejor amigo y quién alguna vez fue su primo, necesitaba saber que estaba a salvo.

Aún podía ver las lágrimas resbalando por las mejillas del rubio cuando vio al que lo había traicionado, los gritos de dolor y el encierro que tuvo por 5 días en los que nadie logró sacarlo de ahí, ni siquiera él.

El castillo Sunhee, tan magnifico y gigante, una construcción arquitectónica espléndida, nadie nunca había construido antes un castillo como ese, de tal belleza y magnitud y que se había convertido en tal escalofriante lugar, aunque aún conservara toda su belleza.

El rey Park Minho, padre de Jimin le construyó a su esposa la reina Sunhee ese castillo como un regalo por su aniversario de bodas y nacimiento de su heredero, construido con mármol portoro, el mármol negro más caro de todo el mundo, con piedras preciosas como el rubí, el zafiro y diamantes adornando cada parte de este, rodeado de un inmenso bosque y un jardín repleto de rosas rojas y tulipanes blancos.

El castillo media 80 metros de alto y tenía una longitud de 170000 metros cuadrados, con 400 habitaciones, era un castillo digno de la realeza, excepto que lo habitaba alguien impuro a ella, dañando así su reputación y a la vez la belleza inédita de aquella muestra de amor puro que un hombre alguna vez pudo haberle dado a su ser amado.

Las puertas se abrieron y Taehyung ingresó en el vehículo, cruzándose con uno que iba de salida, creyó ver a alguien, pero supuso que tal vez se había equivocado, no podía ser él, no tenía sentido, se suponía había muerto aquel día.

El taxi se fue apenas el castaño bajó, visualizó en la entrada al chico pelinegro, la ira se podía apreciar en sus redondos ojos, el otro tenía la mirada baja, pero se atrevió a levantarla chocando sus orbes con las del castaño, tenía un sentimiento de tristeza y remordimiento en ellos y algo más que Taehyung no supo interpretar.

Siempre eran los mismos ojos, el mismo sentimiento, pero Taehyung no lo iba a perdonar, mierda, se suponía que Seokjin nunca haría eso, pero descubrieron que estuvo mas involucrado de lo que le hubiera gustado.

— Seokjin — Su voz fría sólo hizo que el alto tragara grueso — Dónde está?

— Descansando — Comenzó a guiar hacia el interior, pero Taehyung conocía demasiado bien ese castillo como para necesitar ser guiado — Taehyung espera.

Seokjin había tomado el antebrazo del chico haciendo detener sus pasos y que volteara sorprendido, su toque se seguía sintiendo tan electrizante y cálido...

NO!

— Qué necesitas? Habla rápido que quiero ir con mi amigo — Jin apretó sus dientes con fuerza, pero asintió sin soltar aquel brazo, disfrutando de ese pequeño toque que le estaba siendo permitido tener.

— Jimin se desmayó después de salir de Tenebris, tuvo un ataque de recuerdos entremezclados, su mente y cuerpo no lo soportó — Escuchaba atento — Jeon estaba dirigiéndose a Tenebris y se lo cruzó en un callejón a punto de desmayarse, así que lo trajo aquí para poder tratarlo — Asintió sin apartar su mirada de aquellos ojos.

— Si eso es todo, debo agradecerte por haberlo tratado — Se soltó ligeramente — Pero quiero verlo ya.

Comenzó a avanzar, siendo detenido de nuevo por el pelinegro, hastiado Taehyung viró los ojos soltándose del agarre, pero sin irse.

— Podemos hablar?

— Seokjin no tengo tiempo para..

— Sólo te pido unos minutos Taehyung — Se sentía frustrado, necesitaba explicarle al castaño — Por favor.

— Lo siento Jin, pero Jimin es más importante que..

Se vio interrumpido por el golpe en su mejilla, había resonado en el pasillo, Seokjin tenía los ojos empañados, pero no soltaba ninguna lágrima, el dolor se reflejaba en ellos y Kim se sentía desfallecer cada vez que veía eso, necesitaba abrazarlo, pero la terquedad y el odio insano del que se había alimentado durante 500 años eran más fuertes que aquel sentimiento que alguna vez profesó por el hermoso chico frente suyo.

No habló, no se acercó, sólo respiró con fuerza y sus pies comenzaron a realizar el camino por aquel pasillo, antes de voltear y perderse, aquella voz resonó en sus oídos, haciéndolo parar en seco.

— Hay mucho de lo que no eres consciente Taehyung, y cuando te des cuenta que hay más de lo que tu odio y resentimiento te deja ver, tal vez sea demasiado tarde.

No volteó y continuó girando a la izquierda, dejando al pelinegro en sumo dolor, tal vez era cierto lo que le decía, pero no tenía tiempo para pensar en ello ni intentar escuchar las excusas o explicaciones que tenga para darle, lo único que importaba era Jimin y su protección.

Mine • kookmin • Donde viven las historias. Descúbrelo ahora