|Narciso|

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— Debo seguir viniendo a clases a pesar de bueno tú ya sabes — Preguntó haciendo una mueca.

Taehyung rió, las dos personalidades de Jimin juntas eran exquisitas, la que tenía siendo humano, seria, sarcástica y amable junto con la de hace 500 años, tierno, juguetón, coqueto y maduro, era como tener dos Jimin, pero viviendo en un sólo cuerpo.

— Imagínate, llevarlo por más de 100 años — Bromeó causando una expresión de terror en el rubio — Bueno 400 años me libré de llevarlos, pero ya sabes, vivir en esta sociedad implica tener ciertos estudios y cumplir normas.

— Cuantas carreras estudiaste?

— Unas 10? Entre carreras universitarias y estudios en institutos — Park abrió la boca incrédulo — Derecho, enfermería, Ingeniería, Idiomas, Turismo, Medicina, Historia, fui piloto, policía y estuve en el ejército.

Nombró enumerando un total de 10 carreras en esos 100 años, Jimin rió por ello y Kim sólo rodó los ojos.

— Bueno señor "hice 10 carreras" deberíamos ir ya o Hyejin va a estar furiosa — Codeó al castaño quien hizo una mueca y asintió.

Jimin aún planeaba seguir trabajando como todo el tiempo lo había estado haciendo, su vida no iba a cambiar de un día para otro, esta era más normal en cierto modo y le gustaba esa normalidad que tenía.

Caminaban juntos sin decir una sola palabra, llegando casi a la casa de ambos Jimin detuvo su caminar haciendo que el castaño también se detuviera.

— Sucede algo Tae?

— No Mimi nada — Mintió una vez más.

Asintió sin decir nada, la casa de Taehyung quedaba unas tres antes que la suya, así que primero pararon en esta.

— Sabes Tae? Ahora puedo entender por qué siempre sentía ese aire de incomodidad cuando estaba en el mismo espacio que Hyejin, ella debe de odiarme por lo qué pasó contigo.

Taehyung quiso hablar, pero el rubio no le dejó.

— Y la entiendo — Lo miró a los ojos— Yo también me odiaría si mi hijo viviera por alguien más y creyera que le debe algo o que es su deber protegerlo, soy grande Taehyung, 505 años más que tú, viví 5 años más que tú, sufrí, reí, comí, conocí 5 años más que tú — Kim tenía los ojos abiertos en demasía — No necesito tu protección, menos que sientas que me debes algo por no haber podido protegerme, porque Tae, ese nunca fue tu deber, tú eras mi mejor amigo y primo, tal vez renací sólo como tú mejor amigo y ya no familia — Se acercó abrazándolo — Pero siempre serás para mi la familia a la que vi crecer y estuvo a mi lado en mis peores y buenos momentos, deseo que vivas tu vida, que te deshagas de esos pensamientos, sé feliz por favor, más que por mi, o por los demás, sé feliz por ti.

— Jimin yo...

— Eso también incluye hablar con Seokjin, sé que él es tu felicidad y tú la suya — Sonrió con ternura — No esperes hasta lo último para darte cuenta que tu vida es sólo tuya — Se alejó caminando hacia su hogar estando ya en la puerta habló sin gritar demasiado sabiendo que el castaño lo escucharía — Alma gemela, si tú eres feliz entonces puedo serlo también, no cometas errores de los que te puedas arrepentir luego.

Taehyung suspiró y asintió con una sonrisa ingresando a su hogar, sin poder escuchar lo que el rubio dijo al final.

No cometas los mismos errores que yo.

Jimin ingresó a su hogar, había faltado casi toda la semana de su cumpleaños a la escuela y se había quedado en el castillo, temía la reacción de sus padres, ellos ya deben de haber vuelto del viaje, esperaba buenas noticias acerca de Jihyun, realmente lo esperaba.

— Mamá, papá estoy en casa — Ingresó viendo la espalda de una mujer que conocía perfectamente en la cocina — Mamá, dónde está papá?

La señora no volteó ni le respondió, Jimin comenzó a acercarse más hasta posar su mano sobre el hombro de la mujer, quien volteó con la mirada perdida, Park ahogó un quejido tapando sus labios, quería llorar, estaba furioso, pero debía controlarse.

Dos pares de pasos se escucharon por las escaleras y observó a su padre y hermano descender, ellos lucían bien, pero no podían ver a su madre así, hizo lo posible, lo posible en el estado que sus poderes se encontraban logrando traer de vuelta a la castaña.

— Jimin estás en casa — La voz salió dulce y una sonrisa estaba dibujada en el rostro de la mayor — Amor, Ji, Jimin ya está aquí.

— Eso veo — Dijo su padre acercándose y abrazándolo.

Era extraño, Jimin aún recordaba el trato que había recibido por parte de ellos, entonces todo cobró sentido, después de ver así a Yuna pudo dar razón a sus sospechas y la rabia crecía en su interior como un huracán.

— Te voy a asesinar, es una promesa — Soltó en latín para que nadie escuchara, pero había alguien escuchando.

— Ah Jimin, mi querido Jimin — Sonrió pasando su lengua por sus colmillos — Qué lástima que haya dudado de tus muestras de cariño desde el principio.

Salió del hogar siendo observado por una sombra que se había encargado de vigilar cada paso de cada variante en su plan.

— Necesito que me consigas la forma de contactar con Namjoon — Soltó aquella sombra y la voz al otro lado del teléfono aceptó.

Junghyun te prometo que pagarás por cada lágrima que soltó Jimin y todo el daño que hiciste.

El pelinegro subió al vehículo que le había conseguido quién lo estaba ayudando y arrancó directo a aquel lugar donde sabría recibiría ayuda.

El lugar lucía exactamente como lo recordaba, excepto por la parte externa, aquella casa se veía igual, la campanilla sonó al momento de abrir la puerta y una mujer de unos 70 años apareció, ella sonrió y se acercó proporcionándole un abrazo cálido, el primero que recibía desde hace años.

— Abuela Gunhee sabe quién soy? — La mujer asintió jalándolo hacia los asientos que tenía en su sala.

— Mi cachorrito, por supuesto que sé quién eres — Acarició la mejilla del alto sintiendo las lágrimas resbalar por esta — No llores mi niño, ya verás que todo va a salir bien.

— Abuela lo perdí todo — La mujer apretó las manos del pelinegro — Estuve encerrado por 500 años y él... yo no pude protegerlo.

— Jimin nunca necesitó protección Jungkook, sabes mejor que nadie que mi nieto es la persona más fuerte que puede haber existido y existir, él está bien.

El chico asintió a las palabras de la mujer, limpiando sus lagrimas, esta se levantó con cuidado utilizando su bastón, había perdido la visión durante la pelea contra los templarios y ahora hacía uso de un bastón y sus otros sentidos, la anciana sacó una pequeña caja y se acercó entregándosela a Jungkook.

— Qué es esto?

— Ábrelo

Jungkook hizo caso abriendo la caja que tenía detalles en dorado y encontrando dentro una pulsera roja con un dije dorado, el dije era de una flor blanca con el centro verde, un narciso precioso.

— Esto...

Ella asintió y Jungkook sólo pudo sonreír, sabía que sólo debía continuar con el plan, todo parecía marchar bien, ahora necesitaba que las cosas se alinearan.

La tarde entera se pasó intentando hacer la pócima y a su vez el hechizo que debía emplear, el jardín de la anciana realmente le había servido.

— Jungkook, tengan mucho cuidado — Ella rogó con sus ojos — Es lo único que les pido.

— Lo tendremos abuela, estaremos bien.

Porque iban a estarlo, aquella ayuda inesperada que estaba recibiendo realmente iba a hacer posible que su plan no fallara, sabía que era posible que regresara, porque en el fondo no era una mala persona.

Mine • kookmin • Donde viven las historias. Descúbrelo ahora